Conforme las temperaturas suben por causa del cambio climático, los bosques tropicales y de montaña de Talamanca estarían cada vez más amenazados.

Así lo muestra un reciente estudio del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), según el cual los bosques de esta región serían “altamente vulnerables” al cambio climático.

“Hemos determinado que los bosques de tierras bajas, como el Parque Nacional Barbilla (Talamanca), son especialmente vulnerables debido a la alta exposición y la sensibilidad del ecosistema (al aumento de la temperatura)” señaló uno de los autores del estudio, Bryan Finnegan.

“Igualmente son vulnerables los bosques de montaña, los bosques de roble”, agregó el investigador del Catie.

De acuerdo con Finnegan, esta zona sería particularmente vulnerable a los cambios en el clima porque la mayoría de las especies son únicas (o endémicas, como le llaman los biólogos). Es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar.

Estos bosques serían de gran importancia para el país, ya que capturan agua y alimentan al río Reventazón. Este río alberga tres de las cinco hidroeléctricas que más electricidad generan para el país y, entre todos sus proyectos hidroeléctricos, lleva electricidad a poco más de 1 millón de hogares.

“Podría afectar a las comunidades que están cerca así como a las más distantes, que disfrutamos de la energía hidroeléctrica y el agua potable que proveen estos bosques”, explicó Finnegan.

Por su parte, el jefe de investigación del Área de Conservación La Amistad-Caribe del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), Jorge González, aseguró que incluso ya están viendo comportamientos anormales en algunas especies de cerdos.

“Esto podría ser un indicador de que no está habiendo suficiente alimento en el bosque”, explicó González.

Un estudio del 2016 del Centro de Predicción del Tiempo y Estudios Climáticos de Brasil señaló que una buena parte de los bosques de Centroamérica podrían convertirse en pastizales y hasta desierto por causa del cambio climático.

Medir la vulnerabilidad

Definir la vulnerabilidad de un bosque al cambio climático no es simple. Para lograr determinarla, los investigadores del Catie tuvieron que analizar varias cosas.

En primer lugar, según explicó Finnegan, su equipo necesitaba saber qué tan expuestos estaban los bosques a aumentos en la temperatura. Esto porque, si bien el promedio mundial de la temperatura va para arriba, en la práctica algunos sitios suben más que otros.

Una vez que encontraron que, efectivamente, la temperatura aumentaría hasta un 30% para el 2065, el equipo investigador también tuvo que identificar qué tan sensibles eran las especies del bosque a este aumento.

Según encontraron, características de este bosque como tener especies de grandes tamaños, de pocas semillas y de crecimiento lento, convierten al bosque de Talamanca en un blanco perfecto para el aumento de la temperatura.

Ahora, más bien, Finnegan ve este estudio como una “alerta temprana”, ya que todavía se puede instaurar prácticas para disminuir el impacto del cambio climático en el bosque.

“(El hallazgo) ayuda a los actores a concentrarse en los posibles efectos del cambio climático en estos ecosistemas. Ese es el primer paso”, explicó el investigador del Catie.

Falta de monitoreo

Si bien la alerta del Catie es útil, lo cierto es que el Sinac sabe poco de los impactos del cambio climático en las zonas protegidas de Costa Rica, según aseguró González.

“Si usted le pregunta a cualquier área de conservación: ¿cómo se encuentra esa área en términos de conservación? ¿Dónde están los indicadores que me dicen que esta área está bien? Esa pregunta es muy difícil que algún área la tenga porque la información no existe”, explicó el jefe de investigación del Área de Conservación La Amistad.

Según el biólogo del Sinac, lo ideal sería mantener monitoreos constantes de la biodiversidad en las áreas de conservación del país. De esa forma, se podrían notar los impactos del cambio climático y se podrían identificar zonas particularmente vulnerables.

No obstante, según asegura, las limitaciones presupuestarias y de recurso humano en la institución no permiten llevar a cabo monitoreos científicos en las áreas de conservación del país.

“Las intenciones son muy buenas y ojalá se pudiera llevar a cabo un monitoreo tanto de la parte marina como terrestre. Pero para eso se ocupa recurso humano y recursos financieros. Es una interrogante si el sistema cuenta con eso”, aseguró.

A pesar de esto, el jefe de investigación resaltó la importancia de saber qué está pasando con los bosques del país, ya que todos sentirían, de una forma u otra, los efectos del cambio climático.

“El cambio en el clima está siendo brusco porque no es un proceso normal de la Tierra”, culminó González


El roedor australiano Melomys rubicola sería el primer mamífero en ser declarado extinto por causas mayoritariamente ligadas al cambio climático.

(Créditos: (Crédito:Gobierno de Australia).)

El cambio climático extinguió por primera vez a un mamífero

 El gobierno de Australia reportó en febrero de este año la primera extinción de un mamífero por causa del cambio climático.

El roedor Melomys rubicola, solamente encontrado en la pequeña isla australiana de Bramble Cay, fue oficialmente declarado extinto debido a que el aumento del nivel del mar y las tormentas devastaron sus fuentes de alimento.

Esta es la primera vez que un mamífero es declarado extinto por causas ligadas al cambio climático.

Los anfibios y los insectos son los grupos más amenazados por el aumento de la temperatura según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.


Paridad de género favorece protección de los bosques

Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change reveló que tener políticas de paridad de género en la protección de los bosques salvaría a más árboles.

Investigadores de la Universidad de Colorado analizaron varios grupos dedicados a la protección del bosque en Perú, Indonesia y Tanzania.

Entre los grupos participantes, a la mitad se les asignó cuotas de género, por lo que la mitad de los participantes debían ser mujeres.

Los grupos paritarios conservaron más árboles y distribuyeron más equitativamente los pagos por servicios ambientales, otorgados por el gobierno para la conservación del bosque.


El Acuerdo de París le daría un respiro a los océanos

Un estudio publicado en la revista Science Advances reveló la importancia que tendría la implementación del Acuerdo de París para la vida marina.

De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Columbia Británica, protegería “miles de millones de dólares al año en ingresos por pesca, ingresos por comida marina y gastos por comida marina en los hogares”.

Según el estudio, 75% de los países con salida al mar se beneficiarían económicamente por lograr las metas establecidas en el Acuerdo de París.


 

 

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