La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) impactará los mercados mundiales, los planes de pensiones de millones de trabajadores, las relaciones diplomáticas de medio planeta y, un punto clave, las acciones globales contra el cambio climático.
¿Por qué? Porque como parte de la Unión Europea, el Reino Unido negociaba en bloque en las cumbres climáticas, selló compromisos en el marco del Acuerdo de París, tenía metas colectivas de reducción de emisiones y limpieza de su matriz energética e incluso formaba parte del mercado de carbono europeo. Todo eso está ahora por verse.
Dentro de Europa, los británicos han sido líderes en políticas climáticas ambiciosas. En 2008 fueron el primer país en fijar por ley una meta a largo plazo que cortaría emisiones por 80% para el 2050 y crearon un mercado voluntario de emisiones antes de que existiera el europeo.
Con la salida de la Unión, los británicos dejan un vacío que los políticos europeos deberán buscarle solución. Lo mismo pasará con docenas de temas. Como dijo el editor de medio ambiente del diario inglés The Guardian, Adam Vaughan, las implicaciones ambientales del #Brexit marean.
Environmental implications of #Brexit are dizzying. Could make renewables target null & void, affect Paris deal, illegal air pollution issue
— Adam Vaughan (@adamvaughan_uk) June 24, 2016
Hagamos un repaso de qué implicaciones puede tener la salida del Reino Unido en el Acuerdo de París, las acciones climáticas alrededor del planeta y el calentamiento global.
La geopolítica de la acción climática deberá ser trazada de nuevo.
En esencia, la acción climática internacional es un enorme pulso de poder: (casi) todos los países están conscientes de que es necesario tomar acciones para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases causantes del efecto invernadero, pero ninguno quiere “salir perdiendo” al hacerlo.
Por esto, la acción climática es un tira y encoge entre países. La Unión Europea ha sido un actor determinante en este proceso, al definir (y cumplir) metas ambiciosas y promoviendo que otros países y grupos de negociación den pasos hacia una mejor acción climática.
“La UE negocia de manera colectiva temas de cambio climático a nivel internacional y así consigue mayor peso político que el que tendría cualquier estado miembro por su cuenta”, señala un análisis del think tank Chatham House sobre las implicaciones del #Brexit en energía y clima.
¿Qué podría pasar con la salida del Reino Unido? Este es el principal problema, pues el bloque europeo pierde una voz fuerte que durante años ha solicitado un mayor porcentaje de renovables y mayor cortes de emisiones, dijo a Climate Home el director del Comité de Cambio Climático del Reino Unido, Lord Deben.
Si se sale de la Unión, “ya no se tiene poder para mover a la Unión Europea porque estás afuera… es quitarle a la UE lo que ha sido una voz progresista en el pasado”, explicó Deben.
Las emisiones de la Unión Europea representan cerca del 12% mundial y las británicas alrededor de 1.5%.
Si la Unión Europa se debilita por la salida de los británicos, otros actores globales puede presionar por tomar otro camino en términos de reducción de emisiones, advirtió el estudio de Chatman House. Dentro de la propia UE, países como Polonia que dependen del carbón puede incrementar su presión contra la transición hacia las energías renovables.
“Brexit es una amenaza a París”, dijo Deben, en referencia al Acuerdo de París, firmado el pasado diciembre por 195 con el compromiso de limitar el calentamiento global a bastante menos de 2 grados centígrados y aspirando a 1.5 grados.
¿Qué tan inminente es ese impacto? No demasiado, explica Ed King, director de Climate Home y una de las voces más autorizadas sobre cambio climático en los medios de comunicación. El Acuerdo lo pactaron 195 países y esto no detendrá la transformación hacia una economía resiliente y baja en carbono.
Algunas “recalibraciones” serán necesarias
“Desde el punto de vista del Acuerdo de París, el Reino Unido es parte de la Unión Europea y ha presentado sus esfuerzos como parte de la UE, entonces cualquier cosa que cambie esto requerirá una recalibración”, dijo la costarricense Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Climática, en un evento a inicios de semana.
Por ejemplo, es probable que el Reino Unido deba presentar una contribución climática propia (esta contribución, llamada NDC en jerga de la ONU, es el plan de qué hará cada país para asumir su parte en la lucha climática e incluye reducción de emisiones y medidas para reducir el impacto del calentamiento global).
La mayoría de Londres votó por permanecer en la Unión Europea.
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Hasta ahora, estaba cubierta por el NDC presentado por la Unión Europea, pero esto cambiará.
Además, la Unión Europea todavía tiene que ratificar como un bloque el Acuerdo de París, que fue acordado en diciembre pasado, firmado en una ceremonia en Nueva York en abril de este año y que ahora está a la espera de la ratificación por parte de los 196 miembros de la Convención (Francia fue hace poco el primer país desarrollado en ratificarlo).
Para que el Acuerdo entre a trabajar, se necesita que al menos 55 países lo firmen y que juntos representen al menos un 55% de las emisiones mundiales. Dado que los 28 países de la Unión Europea representan 12% de las emisiones globales, es urgente tenerlos a bordo.
Este proceso ya era complicado, como muestra este artículo (en inglés) de Climate Brief, pero con la salida del Reino Unido se complica más.
Para el 2030, la Unión Europea se comprometió a reducir 40% de las emisiones que tenía en 1990. Es decir, si en ese año emitía 100 toneladas de gases de efecto invernadero, el plan es reducirlo a 60 para el 2030. Para hacerlo, cada país del bloque debe asumir su parte.
La división de esta carga ya era difícil y se complica con la salida del Reino Unido, cuyas políticas ambiociosas en energía renovable le permitían “cargar” un poco más de esta responsabilidad de reducir el 40% de las emisiones.
Además, los británicos seguirán formando parte del bloque por un par de años hasta que se normalicen la salida, lo que creará situaciones incómodas en el proceso interno de ratificación.
Entre tanto, el mercado de carbono europeo reportó los primeros síntomas del impacto, según reportan periodistas de Carbon Pulse. El precio por cada unidad de carbon transada en estos mercados bajó un 17%.
BREAKING: #EU#carbon prices plummet following #Brexit vote, down 95 cents or 17% at €4.70. Within sight of Feb’s 2-yr low of €4.62#EUETS
— Mike Szabo (@MikeSzaboCP) June 24, 2016
Ojo con las políticas climáticas británicas
Es complicado saber qué pasará con las políticas públicas del Reino Unidos en materia de energía y cambio climático tras el #Brexit, pero se pueden perfilar algunos elementos de un grupo de un centenar de parlamentarios que apoyaron la salida.
En su manifesto energético, apoyan el gas de esquisto (una fuente contaminante) y la energía nuclear, asegurando que así lograrán alcanzar la meta climática del país.
Un estudio publicado el 16 de junio reveló que las personas partidarias de reitrarse de la Unión Europea eran en mayor porcentaje incrédulas de que el cambio climático fuera causado por el ser humano.
La campaña se extendió oficialmente por los últimos cuatro meses.
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Según la encuesta, que entrevistó a 1.618 personas, 18% de los que apoyan el Brexit estaban en desacuerdo con que “los seres humanos causan el cambio climático”. En los que votarían por quedarse la cifra era 10%.
Existe amplia evidencia y un consenso de 97% de los cientíicos que trabajan el tema de que el cambio climático es real y causado por seres humanos.
El sitio DeSmog incluso publicó una extensa investigación que reveló una profunda conexión entre británicos prominentes que negaban el cambio climático y la campaña para salir de la Unión Europea.
“Si cree que el clima y el ambiente estará a salvo con ellos… es como entregarle un bebé al rey Salomón. Hay que escuchar lo que han estado diciendo”, dijo a Climate Home Chris Huhne, director de Clima y Energía del Reino Unido entre 2010 y 2012.
El think tank E3G (uno de los más respetados en políticas públicas de desarrollo sostenible en el Reino Unido) explicó en un comunicado de prensa que la salida de la UE no cambiará demasiado el compromiso del pueblo británico porque “el corazón de la ambición climática del Reino Unido está regido por su propia legislación y políicas”.
Eso sí, alertó que podría tener un impacto negativo en la inversión en infraestructura, especialmente en energía renovable.
Un punto clave será que, según preveen algunos expertos, la posible recesión que ocurrirá en el Reino Unido reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero en el corto plazo (Huhne es uno de quienes creen esto), pues el crecimiento económico está ligado a las emisiones.
Por ahora, es probable que las complicaciones climáticas se vayan desenredando conforme los días pasen y se estabilice la situación en las islas británicas. Algo es seguro: mucho cambiará.