La Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa cerró este 30 de abril su año menos productivo de la última década.

Un análisis de Ojo al Clima, realizado a partir de datos de la Asamblea Legislativa, concluyó que la presidencia de Erwen Masís, del Partido Unidad Socialcristiana (PUSC), fue la de menor productividad de los últimos diez años en la Comisión de Ambiente.

Este análisis se hizo tomando en cuenta el tiempo sesionado, los dictámenes de proyectos de ley y la aprobación de mociones, informes y actualización de textos.

El período 2018-2019 tuvo la menor cantidad de horas sesionada por año, la menor cantidad de expedientes dictaminados en Comisión y menor cantidad de mociones votadas en los últimos diez años.

“No fueron tantas las horas que invertimos en sesiones para poder generar aportes significativos en cuanto a iniciativas de ley en materia de ambiente”, admitió la diputada del Partido Liberación Nacional y miembro de la Comisión de Ambiente, Paola Valladares.

Según la diputada, muchas veces no se sesionó por falta de quórum y eso pudo terminar afectando la actividad legislativa en temas ambientales.

La presidencia de Masís cerró su periodo al frente de la Comisión de Ambiente con 25.8 horas sesionadas, casi diez horas por debajo del tiempo promedio que ha sesionado la Comisión en la última década (36 horas).

Además de esto, la comisión sólo aprobó dos proyectos en todo el año: uno para fijar la fecha de eliminación de los combustibles fósiles y otro sobre residuos de poliestireno.

De acuerdo con Masís, sin embargo, cada comisión tiene un propósito diferente y, durante su presidencia, la Comisión de Ambiente priorizó la realización de audiencias y control político.

“Ustedes me dicen ‘¿pudieron haber aprobado más leyes?’, quizás sí, si la vocación era esa. Pero no todas las comisiones tienen la misma vocación. Nosotros hicimos controles políticos”, aseguró Masís.

El diputado socialcristiano incluso aseguró que, gracias a varias audiencias sobre contaminación del agua en comunidades de la Zona Norte, “se pudo haber salvado la vida” de muchas personas.

Según la diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC) y miembro de la Comisión de Ambiente, Paola Vega, la presidencia de Masís ha sido “la más poco productiva” que ha visto desde que empezó como asesora en 2007.

“Es muy decepcionante que en un momento donde el tema ambiental debería ser prioridad mundial y donde hay tantísimos proyectos en palestra legislativa para aprobar, don Erwen haya asumido de una manera tan desinteresada”, aseguró  Vega.

Por su parte, Valladares dijo que faltó balance entre proyectos de ley y control político, lo cual dejó muy rezagada la actividad legislativa en temas ambientales.

“Debe haber un balance. En toda comisión debería existir ese balance entre el control político –si es que estamos haciendo alguno muy puntual– e ir sacando la agenda. Eso me parece que fue lo que no se coordinó en buenos términos”, aseguró la diputada liberacionista.

El ritmo que le imprimió Masís a la Comisión impidió que proyectos claves se movieran, como la Ley de Aguas, dijo Irene Murillo, directora del Centro de Derecho Ambiental y Recursos Naturales (Cedarena).

Con la presión que traerá el cambio climático a Costa Rica, las sequías se harán cada vez más frecuentes en ciertas partes del país, como el Pacífico Norte, por lo que la aprobación de proyectos como este se vuelve crítica.

Menos proyectos

La actual Comisión de Ambiente, bajo la presidencia de Masís, está empatada con el segundo periodo de Abelino Esquivel (2016-2017) como las comisiones de ambiente que menos proyectos de ley han votado de los últimos diez años.

Según Murillo esta comisión sería sumamente importante para tomar liderazgo en temas de conservación ambiental. Sin embargo, según asegura, esta comisión no ha tratado temas de peso.

“No hay discusiones de fondo y de más impacto potencial. La cantidad de proyectos es un indicador pero también la calidad. En este caso no ha habido ni cantidad ni profundidad ni impacto”, señaló.

Durante la última década, la comisión ha dictaminado en promedio 14 proyectos de ley cada año. Bajo la presidencia de Masís, sin embargo, solo logró dictaminar seis; osea, menos de la mitad.

De esos seis proyectos votados, la comisión sólo votó afirmativamente dos proyectos de ley: uno para la eliminación de los combustibles y otro sobre residuos de poliestireno. En el de combustibles, el único voto en contra fue el de Masís.

“Sí, se aprobaron esos proyectos de ley, se realizaron controles políticos, se avanzó en otros proyectos. Tampoco podemos aligerar las cosas”, indicó el diputado socialcristiano.

Claro, no todos los años legislativos son iguales. El primer año –de los cuatro años del periodo– tiene una dinámica muy diferente al tercero, por ejemplo. Si se comparan sólo las presidencias que sesionaron durante el primer año, la diferencia en productividad es aún más dramática.

En los últimos dos primeros años, las Comisiones de Ambiente lideradas por Edgardo Araya (2014-2015) –del Frente Amplio– y Alfonso Pérez (2010-2011) –de Liberación Nacional– tuvieron más de 25 votaciones entre mociones, dictámenes, informes y actualización de textos. La presidencia de Masís fue cinco veces menos productiva en esas actividades.

Según Pérez, una de las razones para el alto desempeño fue que tanto él como los otros miembros de la comisión fueron “muy proactivos”.

“Estábamos pensando más en lo que le convenía al país que en la procedencia (política) de cada uno. Fue un grupo de trabajo muy serio y con una fuerte convicción por ayudarle a Costa Rica”, aseguró el exdiputado de Liberación (2010-2014).

Ante esta situación, algunos proyectos de ambiente se han colado en otras comisiones, explicó la diputada Vega. Este es el caso del proyecto para la eliminación de la contaminación por plástico planteado por ella, que se encuentra en la Comisión de Asuntos Económicos.

“La Comisión de Económicos es todo lo contrario. Es una comisión sumamente productiva en donde hemos venido trabajando de una manera muy ágil. Ante la ineficiencia de Erwen Masís, los temas ambientales han tenido que buscar otros canales”, señaló la diputada del PAC.

Menos sesiones

La baja productividad de la comisión no fue solamente por la poca cantidad de proyectos votados, sino también por el poco tiempo invertido en sesiones.

De acuerdo con los datos suministrados por la Asamblea Legislativa, la presidencia de Masís fue la que menos horas sesionó en los últimos 10 años, con 25 horas. Esto es un 25% menos que el tiempo promedio (36 horas) que se sesiona cada año.

Nuevamente, si se compara sólo con las presidencias de la Comisión de Ambiente que fungieron durante el primer año del periodo legislativo, la diferencia es aún más importante, ya que las comisiones 2010-2011 y 2014-2015 superaron las 40 horas.

De acuerdo con Pérez, expresidente de la comisión, se podría estar desperdiciando un momento histórico para avanzar en la protección ambiental, ya que el tema está mucho más posicionado a nivel nacional.

“La agenda del Congreso en las últimas décadas ha estado dominada por la agenda de los temas fiscales, presupuesto, tratados de libre comercio y seguridad. El ambiente no era prioridad. Hoy es un poco más pero tiene que llegar un día en que la agenda ambiental sea la agenda (principal)”, señaló el exdiputado de Liberación.

Según Masís, por su parte, la importancia del control político e investigaciones realizadas en el último año es muy grande y, en muchos casos, hasta más importante que avanzar con proyectos de ley.

“Imagínese poner en contrapeso proteger la vida humana y la aprobación de leyes. No tiene referencia comparativa”, aseguró el socialcristiano, quien también indicó que le gustaría seguir siendo parte de la comisión luego de la elección del nuevo directorio de la Asamblea Legislativa este primero de mayo.

El período de Masís vence el 30 de abril. Luego de la elección del Directorio Legislativo el 1 de mayo, la persona que ocupe la Presidencia del Congreso eligirá la conformación de cada comisión y los congresistas que conformen la Comisión de Ambiente eligirán presidente para el período 2019-2020.

Ojo al Clima