En medio de una transformación de la ganadería costarricense para hacerla más sostenible y competitiva, un grupo piloto de 41 productores lecheros empezaron un proceso para proteger sus fincas de los impactos negativos del cambio climático.

Este paso hacia la adaptación climática se enmarca en la Estrategia Nacional de Ganadería Baja en Carbono (ENGBC), un plan que busca disminuir el impacto negativo en el ambiente del sector durante la próxima década

Aunque su aplicación para limpiar la industria (mediante la reducción de emisiones) empezó en 2014, este mes inició oficialmente a trabajar para mejorar la adaptación entre los productores lecheros. Es decir, para lograr que las fincas lecheras puedan resistir mejor los efectos del calentamiento global

El primer paso es un taller de inducción el 11 y 12 de agosto, orientado a estos 41 productores lecheros que forman parte del plan piloto nacional de la NAMA Ganadería.

“El cambio climático lo vivimos en nuestras fincas y es un tema real. Como productores lo vivimos día a día: nos agobia con sequías, faltante o exceso de agua, temperaturas extremas, nuevas plagas que antes no existían y muchos retos más”, explicó la viceministra de Agricultura y Ganadería, Ivannia Quesada, en la presentación. 

La transformación busca al mismo tiempo mayor productividad y rentabilidad, menores emisiones de los gases de efecto invernadero, más secuestro de dióxido de carbono y una considerable adaptabilidad climática.

Esta primera etapa de la Estrategia Nacional de Ganadería Baja en Carbono, (ENGBC) iniciada en el 2014 es conoocida como Plan Piloto Nacional e incorpora a 93 fincas localizadas en las 5 regiones agro-ecológicas del país. Hasta ahora empieza la adaptación en el sub sector lechero.

Durante la segunda etapa (2017-2021) se intervendrán 1.800 fincas en tres regiones, para aumentar la productividad y mejorar el balance del carbono.  La tercera etapa (del año 2021 en adelante), incorporará a los restantes productores del país, que en total suman 37.500 fincas.

De acuerdo con la Estrategia, esta actividad es responsable de cerca del 23% de la emisiones brutas de gases de efecto invernadero del país (aunque también captura carbono en los bosques presentes en sus fincas).

Como parte de la Estrategia de Ganadería Baja en Carbono, el sector planea optimizar su uso del suelo durante la próxima década.

Como parte de la Estrategia de Ganadería Baja en Carbono, el sector planea optimizar su uso del suelo durante la próxima década.

(Créditos: Estrategia de Ganadería Baja en Carbono)

Este primer taller se desarrollará en la Sede Central del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), ubicado en Turrialba, y busca que las fincas puedan compartir sus experiencias con distintas fincas cercanas.

Los lecheros que participarán de este evento corresponden a las regiones del Pacífico Central, Central Occidental, Huetar Norte y Chorotega, que en los últimos años han sufrido las consecuencias negativas del cambio climático en sus labores ganaderas.

El Director General del CATIE, Muhammad Ibrahim, destacó en un comunicado de prensa el rol de “los sistemas silvopastoriles, que permiten la adaptación y mitigación al cambio climático y el balance entre lo ambiental, lo social y lo económico”.

La NAMA Ganadería –un programa que actúa como brazo ejecutor de la Estrategia– comenzó en el año 2013 como una iniciativa del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Dirección de Cambio Climático y cooperantes internacionales que rápidamente involucró a la academia, a CORFOGA y a la Cámara Nacional de Productores de Leche.

“El MAG apoya dicho piloto con acceso a condiciones crediticias más conformes con la realidad del ganadero (por medio del fidecomiso MAG-BNCR); además del seguimiento de la Dirección Nacional de Extensión por medio del soporte técnico a las fincas, gracias a las Agencias de Extensión Agropecuaria de las direcciones regionales”, explicó la viceministra Quesada, en un comunicado de prensa.

Ojo al Clima