Tras casi cinco turbulentos años en el Congreso, la aprobación de la Ley de Fortalecimiento del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) y Promoción del Tren Eléctrico Interurbano de la Gran Área Metropolitana finalmente permitirá al Incofer empezar el camino hacia su modernización.

Con su entrada en vigencia, la ley abre las puertas para empezar la transformación del sector transporte de Costa Rica, definitivamente el más atrasado en sus indicadores de emisiones de carbono y uno de los puntos débiles del país en el combate al cambio climático.

¿Recuerdan la idea de ser carbono neutro? Bueno, el transporte nos tiene lejos de esa meta.

“La meta de carbono neutralidad, al no estar vinculada con el sector transporte –que es el mayor generador de emisiones–, se ha quedado en un eslogan para recaudar fondos internacionales”, apuntó la economista y exnegociadora climática Mónica Araya en 2014.

Aunque el proyecto no fue pensado únicamente para reducir emisiones y si bien su aprobación no solucionará por sí misma la agenda climática del país (necesitamos más y más adaptación), es un paso decisivo hacia un transporte eléctrico, limpio y moderno.

“En tanto sea eléctrico y con una matriz eléctrica casi 100% renovable, el tren es un actor clave para reducir emisiones y tiene mucho más capacidad que el bus”, apunta Andrea San Gil, directora del Centro para la Sostenibilidad Urbana.

De hecho, a pesar de que Costa Rica tiene una matriz eléctrica renovable (por encima del 95% viene de fuentes limpias) no ha logrado hacer lo mismo con su matriz energética como un todo (que incluye a la electricidad, entre otros). Al ver el consumo energético de este modo, las fuentes renovables son apenas una cuarta parte.

“El uso intensivo de hidrocarburos está asociado a un escaso aprovechamiento de las fuentes renovables a partir de tecnología e inversiones que permitan resolver, sobre todo, el consumo del sector transporte”, explica el Estado de la Nación 2015.

Este gráfico del Plan Nacional de Energía muestra la evolución de la cantidad de vehículos en Costa Rica.

Este gráfico del VII Plan Nacional de Energía muestra la evolución de la cantidad de vehículos en Costa Rica.

(Créditos: Plan Nacional de Energía)

El proceso definitivamente no fue sencillo. Muchas de las propuestas iniciales que traía el proyecto quedaron de camino, sepultadas bajo mociones de diputados del Movimiento Libertario y el Partido Unidad Social Cristiana, aunque también otros colaboraron.

Con casi 57 meses desde su presentación hasta la votación que lo aprobó en segundo debate, la Ley de Fortalecimiento del Incofer tardó más del doble que un proyecto promedio en su travesía legislativa (según el Programa Estado de la Nación, ha rondado los 26 meses desde hace más de dos décadas).

Sin embargo, tiene el potencial de ser una de las leyes más transformadoras del ecosistema urbano del país.

¿Qué hace esta Ley?

Con la nueva ley, se le brindará la posibilidad a la institución de endeudarse hasta en un 40% en relación con sus activos totales (estimados en unos $1.100 millones).

Además, se le permitiría desarrollar fuentes propias de ingreso, y así implementar nuevos proyectos de transporte ferroviario, entre ellos, y el más importante, el desarrollo de un tren eléctrico interurbano que conectará Alajuela, Heredia, San José y Cartago.

Esta es la propuesta del Incofer para hacer el Sistema de Transporte Rápido de Pasajeros en la GAM.

Esta es la propuesta del Incofer para hacer el Sistema de Transporte Rápido de Pasajeros en la GAM.

(Créditos: Incofer)

Otras herramientas procuran hacer al Instituto un poco más ágil. Los diputados acordaron que sus contrataciones no necesariamente deben apegarse a la Ley de Contratación Administrativa, una facultad que compartiría con el Instituto Costarricense de Electricidad.

“Queremos un tren eléctrico que funcione de madera independiente de la red vial, con pasos elevados donde la densidad urbana sea alta, pasos a nivel donde podamos garantizar flujo continuo y sin interferencia y además túneles, porque tenemos que garantizar las pendientes para tener velocidad”, dijo el presidente ejecutivo de Incofer, Guillermo Santana, cuando habló con UNIVERSIDAD a mediados del 2015.

Esta nota viene de nuestra edición impresa de junio de Ojo al Clima.

Esta nota viene de nuestra edición impresa de junio de Ojo al Clima.

(Créditos: )

Para esto, Santana espera tener el plan avanzando por etapas y listo en unos ocho años, pero con una primera etapa que estaría empezando a partir del próximo año.

“Lo bueno del Incofer es que está afuera del MOPT entonces no está tan atrapado y ahora puede endeudarse para operar proyectos. Ahora es que tenga la capacidad de ejecutarlo”, apuntó San Gil.

¿Cómo impacta?

El tren aporta dos grandes beneficios urbanos: una nueva opción confiable para el transporte de pasajeros y, si llega a impulsarse con electricidad, una reducción en las emisiones de gases contaminantes.

“Una cosa es un tren moviéndose rápido y con cero emisiones y otra es un bus que avanza a 20 kilómetros por hora y moviéndose con diésel”, apuntó San Gil.

El propio Estado de la Nación señaló en 2015 que la reacción de los usuarios hacia el tren de pasajeros en la Gran Área Metropolitana auguraba que podía colaborar a reducir las emisiones y los embotellamientos.

“Si bien se desconoce el impacto de la operación del tren sobre las emisiones contaminantes, la positiva respuesta de los usuarios permite pensar que, con su ampliación y modernización (sobre todo en lo relativo a sus fuentes de energía), este servicio podría llegar a sustituir parte del transporte privado”, señala el informe.

Ojo al Clima