La Municipalidad de Escazú se encuentra realizando pruebas para reemplazar los herbicidas y plaguicidas por ácido acético con sal y por bombas de agua caliente atomizada. Esto debido a que, desde el 2017, este cantón se declaró territorio libre de agroquímicos en espacios públicos, por lo que utilizan productos solamente con sellos verdes. Estas acciones enmarcan el quehacer del cantón escazuceño como amigo de las abejas. 

La iniciativa Cantones Amigos de las Abejas es dirigida por la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura de Costa Rica y busca motivar a los gobiernos locales a asumir un compromiso para generar acciones relacionadas con la protección de los polinizadores bajo las necesidades de cada cantón.

Actualmente, 46 cantones -de los 83 que hay en el país- forman parte de esta iniciativa. Es decir, un 55% de los cantones son amigos de las abejas.

Juan Bautista, presidente de la Cámara, describió la plataforma de Cantones Amigos de las Abejas como un “acuerdo político, con una trascendencia fundamental porque está cambiando la visión del trabajo con las abejas y está poniendo en valor a las abejas en general”.

Bautista comentó que se realizaron distintos acercamientos para trabajar con el Poder Ejecutivo. Sin embargo, al no recibir apoyo alguno, se procedió a trabajar con los gobiernos locales.

“Los gobiernos locales, por ser el ente más cercano a las comunidades, son los que más conocen las necesidades y realidad de cada comunidad”, comentó Bautista.

De mantenerse la tasa de muertes por intoxicación registrada durante los últimos 12 meses, las abejas habrían desaparecido en nuestro país para el año 2035. (Foto: Miriet Ábrego).(Créditos: Miriet Ábrego)

El amigo escazuceño

Antes de formar parte de la iniciativa, el cantón de Escazú ya implementaba distintas acciones que favorecen la protección de las abejas. Por esta razón, cuando se incorporó al acuerdo, el cantón ya había dado pasos, los cuales se podían complementar y acompañar con más retos.

Uno de esos pasos fue la prohibición de herbicidas y plaguicidas en espacios públicos y verdes que gestiona la municipalidad. El cantón sustituyó los agroquímicos comunes por productos de etiqueta verde; sin embargo, se está buscando otras opciones para eliminarlos.

“Queremos eliminar o erradicar, en la medida de lo posible, cualquier tipo de herbicida o plaguicida de las bodegas municipales”, comentó Jerson Calderón, jefe del área de gestión ambiental de la Municipalidad de Escazú.

Entre los agroquímicos que se prohibieron, se encuentra el glifosato. Según explicó Fernando Ramírez, investigador y docente del Instituto Regional de Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (UNA), en un conversatorio sobre los efectos de los agroquímicos en las abejas, el glifosato es el herbicida más utilizado en el país, está presente desde la preparación de los terrenos hasta en el ciclo productivo de los cultivos.

Este herbicida, según Ramírez, causa una toxicidad crónica en las abejas y, además, altera la microbiota intestinal de las mismas. El glifosato se transporta por toda la planta desde las raíces hasta las flores. Además, no es degradable o metabolizable por la planta, por lo que se da una intoxicación acumulativa. Por ejemplo: cuando se aplica esta sustancia en las malezas de café, el herbicida se va a transportar por toda la planta y estará en las flores que la planta produce, flores que son muy atractivas para las abejas.

Además de los cultivos agrícolas, el glifosato se aplica en las orillas de las calles y casas, en parques y hasta en vías férreas, lo que causa la pérdida de una gran diversidad de plantas.

Ramírez agregó que el uso de herbicidas está generando costos que no han sido medibles: “¿cuál es el costo de desaparición de polinizadores, cuál es el costo de la pérdida de diversidad en el suelo?”, dijo.

Con el fin de sustituir los herbicidas, la Municipalidad de Escazú se encuentra realizando pruebas para considerar otras opciones. “Estamos haciendo pruebas con el  ácido acético y la sal a diferentes concentraciones para evaluar la efectividad, igualmente estamos por iniciar pruebas con bombas de agua caliente atomizada, esta agua se tira sobre el césped y queremos probar la efectividad”, comentó Calderón.

El uso de fipronil fue prohibido en la Unión Europea a finales del 2013, por considerarse un riesgo debido a las afectaciones graves y crónicas en las abejas. Sin embargo, en Costa Rica se sigue utilizando. (Foto: Miriet Ábrego).(Créditos: Miriet Ábrego)

Agroquímicos letales

“Un 10% de plaguicidas del total que se importan en el país, por año, son sustancias altamente tóxicas para las abejas”, comentó Ramírez.

En efecto, en abril, la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR) publicó un comunicado donde advierte del riesgo de los agrotóxicos en las poblaciones de abejas. 

En este se establece que en el país existen alrededor de más de 650 especies nativas de abejas, sociales y solitarias, las cuales polinizan cultivos y las plantas silvestres que forman los ecosistemas terrestres.  Además, las abejas -junto con otros animales- polinizan las plantas silvestres que se encuentran en los sistemas naturales y áreas protegidas, contribuyendo a la conservación de los bosques, junto a la alta producción de los cultivos.

“Estudios científicos realizados en nuestro país han demostrado la presencia de partículas de agrotóxicos en el aire en zonas boscosas protegidas cercanas a plantaciones agrícolas en Sarapiquí y San Vito, inclusive en el interior de bosques completamente alejados de plantaciones agrícolas. Estudios en los suelos, agua y aire del bosque del volcán Poás, volcán Barva y volcán Turrialba (todos en parques nacionales) muestran pesticidas; los agroquímicos usados en las tierras bajas son llevados por los vientos a las tierras altas”, se indicó en el comunicado.

Además, la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura denunció el uso del fipronil como responsable de la reciente alta mortalidad de abejas y, en mayo, solicitó la intervención de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para emitir una alerta nacional e internacional por inminente crisis alimentaria y agrícola en Costa Rica, debido a la reducción de las poblaciones de abejas.

“Desde el inicio de la cuarentena nacional se han registrado más de 35 eventos y al menos 115 millones de abejas muertas. Desde la entrada en vigencia de la Ley 9929 -que declaró de interés público la apicultura por su importancia económica, social y ambiental- han muerto intoxicadas unos 15 millones de abejas”, según se lee en la solicitud enviada a la FAO. 

Por su parte, a partir del comunicado de la Escuela de Biología, la Dirección de Gestión de Calidad Ambiental (DIGECA) recomendó, al Ministerio de Ambiente y Energía, la cancelación de los registros de insecticidas que contienen fipronil y la prohibición de su uso a nivel nacional.

Además, la Cámara que agrupa a los apicultores solicitó al Gobierno la prohibición de la venta, mezcla y uso de ingredientes activos y plaguicidas sintéticos formulados que contienen Fipronil. 

Ante esto, la Cámara -y precisamente mediante la iniciativa Cantones Amigos de las Abejas-  da seguimiento al uso de agroquímicos en áreas públicas de los cantones. Bautista comentó que es primordial que las municipalidades eliminen las sustancias que ponen en peligro a las abejas y al medio ambiente.

“Para nosotros resulta inconcebible que con recursos de los contribuyentes se compren sustancias que están degradando los ecosistemas y están diezmando las poblaciones de abejas”, comentó Bautista.

 El llamado que realiza la Escuela de Biología también establece que el fipronil no es el único agroquímico letal para las abejas. “El glifosato, paraquat y los insecticidas neonicotinoides tienen demostrados efectos letales o subletales en las abejas, alterando el desarrollo, comportamiento, la salud y finalmente la sobrevivencia de las abejas, tanto de las abejas mieleras como de otras especies de abejas nativas”, se estableció en el comunicado.

Según los biólogos establecen que varias de las sustancias, prohibidas en Europa y Estados Unidos, se comercian libremente en nuestro país, uno de los más biodiversos en el planeta. “La acción de las autoridades del Gobierno ha sido históricamente más que permisiva al no prohibir el uso de muchas sustancias con demostrado efecto negativo sobre la biodiversidad o no aplicar adecuadamente la legislación vigente”, se indicó en el comunicado.

El uso de agroquímicos, a la larga, también vulnera a la biodiversidad y las comunidades ante el cambio climático, ya que la salud de los ecosistemas es clave para que estos sigan brindando servicios ambientales como la fijación de carbono así como regulación de temperatura e hídrica. Un ecosistema sano está en mejores condiciones, hasta cierto punto, para lidiar con los impactos derivados del incremento de la temperatura.

El aumento de las temperaturas, favorecido por el cambio climático, afecta la alimentación de las abejas y el rendimiento de los cultivos. (Foto: Miriet Ábrego).(Créditos: Miriet Ábrego)

Conocer lo que se protege

La  Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura recomienda a los cantones, como primer paso al integrarse a la iniciativa, identificar las especies de abejas que están en su territorio. “No podemos cuidar ni proteger lo que no conocemos”, comentó Bautista. A partir de esta identificación, desde las oficinas de gestión ambiental de cada municipalidad se empiezan a gestionar acciones.

Según Calderón, en el 2019, la Municipalidad de Escazú tuvo una capacitación sobre comunidad de abejas con la bióloga Mariana Acuña. En este espacio se conversó sobre las abejas que existen en el cantón y la bióloga también les compartió una lista de especies de plantas que ofrecen recursos para estos polinizadores. De hecho, y según Calderón, estas especies se han introducido en los espacios públicos del cantón, principalmente en los parques. 

Dentro de sus metas como amigo de las abejas, el cantón escazuceño busca incorporar a la iniciativa a los comité sectoriales agropecuarios para colocar el tema de las abejas sobre la mesa. Además, se persigue formalizar las conexiones con otros actores como las instituciones académicas.

Cabe destacar que otros cantones amigos de las abejas también han realizado acciones en favor de la protección de estos polinizadores. San Carlos, por ejemplo, ha trabajado en centros de rescate. Estos centros son importantes ya que, si bien Bomberos de Costa Rica ha realizado un gran trabajo al rescatar estos insectos, posterior al rescate, no sé sabe qué hacer con ellos. “Ahí es donde entran las municipalidades para ofrecer espacios idóneos para las abejas”, dijo Bautista.

Los centros de rescate pueden ser permanentes o transitorios. En caso de que sean transitorios, se coordina con personas apicultoras de la zona para que estos puedan recibir la colmena. Para esto, la Cámara brinda a las municipalidades una lista de las personas apicultoras que hay en el cantón para que puedan gestionar este tipo de acciones.

Por su parte, el cantón de San Ramón es pionero en el desarrollo de la Ruta de la Miel, la cual tiene un enfoque de turismo rural comunitario, donde las personas turistas visitan distintas estaciones donde pueden conocer los tipos de abejas, las plantas que son visitadas por las mismas e incluso los distintos tipos de miel.

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