Este lunes arranca una nueva etapa de negociaciones en la Cumbre de Cambio Climático o COP30, los ministros toman el control de las negociaciones y se espera que haya avances en finanzas, mitigación, transición justa y el llamado balance mundial.

Por María José Núñez

Con muchas cosas pendientes y negociaciones que parecen estar congeladas, pese a las altas temperaturas que hay en Belém do Pará, en Brasil, donde se realiza la 30° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), arranca la segunda semana de este evento que reúne a líderes de 197 países y la Unión Europea, representantes de la sociedad civil y diversidad de grupos.

La primera semana se quedó en conversaciones sin acuerdos, no parece haber ambiente para decidir si habrá más financiamiento climático o para aprobar los 100 indicadores que permitirán medir los procesos de adaptación.

Precisamente, la adaptación al cambio climático es uno de los temas más importantes para América Latina, incluyendo a Costa Rica, dado que son parte de los territorios más golpeados por el cambio climático, pese a contribuir muy poco en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Y aunque el mandato al inicio de la COP30 era completar la Meta Global de Adaptación, no todos están de acuerdo. En los pasillos de la Conferencia, los países africanos han propuesto suspender este tema y dejarlo para ser visto hasta la COP32, que se realizará en Etiopía en 2027.

Durante la Marcha Global sobre el Clima, realizada el sábado 15 de noviembre de 2025, los activistas, las comunidades y los pueblos indígenas fueron enfáticos en pedir soluciones reales y una transición justa. (Foto: María José Núñez).

De acuerdo con la abogada ambiental, Carolina Mauri Carabaguías, los tratados, convenciones, protocolos, mecanismos financieros, órganos técnicos y conferencias anuales de alto nivel tienen fuertes ambiciones, pero poca acción.

“Las expectativas en la COP30, que se perfila como una de las más determinantes desde la COP21 de París, se concentran en tres ejes: el fin de los combustibles fósiles, la consolidación del financiamiento climático y adaptación, así como justicia climática. De hecho, en adaptación una de las metas es acordar los indicadores”, señaló Mauri.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue enfático en que espera que se alcance una hoja de ruta para abandonar gradualmente los combustibles fósiles. Ya cuenta con el apoyo de Dinamarca, Reino Unido, Kenia, Francia y Alemania, diversos grupos de naciones como Under2 que está conformado por Corea del Sur, México, Reino Unido y Sudáfrica, así como la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), a la que pertenece Costa Rica. Pero aún así, no hay avances.

Mauri recordó que el régimen climático internacional no es insuficiente por la ausencia de mecanismos mandatorios de cumplimiento, ya que cuenta con las herramientas legales definidas y una ciencia inequívoca que insiste en que cada vez es más elevada la temperatura provocada por los GEI, y que lo que realmente se debate en COP30 no es conocimiento técnico, sino el grado de responsabilidad moral y política que los Estados están dispuestos a asumir.

“El tiempo de la diplomacia se agotó. Lo que se necesita ahora es transformar los compromisos en obligaciones y en acciones verificables. La estabilidad climática no es solo un imperativo ambiental, es un deber jurídico y una condición de justicia y equidad global”, añadió la experta.

Las calles de Belém, ciudad brasileña que hospeda a la COP30, se ha convertido en el espacio donde la sociedad civil y los pueblos indígenas están expresando sus preocupaciones. (Foto: María José Núñez).

Expectativas para la 2da semana

Para esta segunda semana, se espera que se tomen acuerdos reales que permitan darle un giro a la aguja del reloj y que exista un verdadero compromiso de los países participantes.

A partir de este lunes, los ministros asumen el mando de las negociaciones, que en los primeros días estuvieron en manos de los equipos técnicos. Aunque pareciera que los temas que están fuera de la agenda son el financiamiento por parte de los países desarrollados hacia las naciones en vías de desarrollo, así como nuevas metas de emisión de gases contaminantes.

Con el fin de impulsar las negociaciones, han sido designados varios ministros extranjeros (entre esos no figura Costa Rica), como facilitadores en los principales temas de discusión: finanzas, mitigación, transición justa y el llamado balance mundial, que mide los progresos en el cumplimiento del Acuerdo de París (que establece limitar el calentamiento global promedio por debajo de los 2°C y preferiblemente limitarlo a 1,5 C°).

“No obstante, el verdadero problema persiste: el derecho internacional del clima sigue siendo fuerte en ambición, pero débil en implementación. La diferencia entre los compromisos nacionales y la trayectoria necesaria para 1,5°C es todavía abismal”, argumentó Mauri.

Mientras tanto, los grupos de la sociedad civil e indígenas han reclamado que no sienten realmente representados, ni escuchados en las negociaciones de la COP30, por lo que han hecho suyas las calles de Belém y se espera que esta semana también lo hagan.

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