Varios proyectos energéticos en América Latina y el Caribe se encuentran en coyunturas críticas, con implicaciones importantes para la matriz energética de la región. Global Energy Monitor (GEM), una organización internacional que rastrea la infraestructura energética en todo el mundo, ha identificado algunas tendencias regionales y proyectos clave para observar durante este año.
Por Gregor Clark, GEM / Portal Energético para América Latina
Varios países de la región, incluidos Argentina, México y Brasil, continúan presionando por una expansión de la infraestructura de combustibles fósiles, a pesar de que dichos proyectos ponen en peligro los objetivos nacionales de emisiones y no están en consonancia con la Hoja de ruta de cero emisiones netas de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
Además de sus implicaciones climáticas, los proyectos de combustibles fósiles son mucho más susceptibles al riesgo de convertirse en activos varados debido a los altos costos iniciales y la demanda global fluctuante, y están cada vez más sujetos a la oposición de la sociedad civil debido a sus impactos negativos en la salud, los derechos humanos y el medio ambiente.
América Latina ya tiene una de las redes eléctricas menos intensivas en carbono del mundo, con países como Uruguay, Paraguay y Costa Rica que ya producen casi el 100% de su electricidad a partir de fuentes renovables.
Sin embargo, la investigación de GEM muestra que la región está preparada para avanzar aún más en la adopción de energía eólica y solar a gran escala. Como se describe en el reciente informe, América Latina: Una carrera hacia la cima, la transición a la energía eólica y solar a gran escala ya está en marcha en países como Brasil y Chile, y se prevé que se expanda rápidamente en Colombia, Perú y otros países. En toda la región, las políticas gubernamentales progresistas y la participación ciudadana pueden ayudar a acelerar el movimiento para reemplazar la electricidad a base de combustibles fósiles con energías renovables.
Aquí presentamos un breve vistazo a algunas de las tendencias y proyectos más importantes para observar en 2023. Todos los proyectos enumerados aquí también se rastrean en el sitio web trilingüe de GEM, el Portal Energético para América Latina.
Argentina
Una amplia coalición de grupos de la sociedad civil ha pasado la última década resistiendo el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, debido a sus implicaciones para el cambio climático y sus impactos perjudiciales en la salud, el sustento económico y el medio ambiente de la comunidad circundante.
Sin embargo, avanzan los planes para varios nuevos ductos diseñados para capitalizar las vastas reservas de petróleo y gas de Vaca Muerta. El Oleoducto Sierras Blancas-Allen, que fue inaugurado en febrero de 2023, es la primera de varias mejoras de infraestructura que aumentarán la capacidad de transporte de hidrocarburos desde Vaca Muerta. Otros dos ductos – el recién renovado Oleoducto Trasandino, que debería volver a exportar petróleo a Chile – y el Oleoducto Vaca Muerta Norte -- están programados para comenzar a operar durante 2023. Al mismo tiempo, la estatal YPF ha comenzado a buscar co-inversores para un proyecto de mayor envergadura, el Oleoducto Vaca Muerta Sur de 700 kilómetros, que se conectaría a un nuevo puerto de exportación en Punta Colorada (provincia de Río Negro).
El proyecto más ambicioso y inminente de todos es el Gasoducto Néstor Kirchner. La primera fase del gasoducto, que se extiende 558 kilómetros de Tratayén a Salliqueló, está programada tentativamente para junio de 2023, mientras que la segunda etapa de 467 kilómetros, de Salliqueló a San Jerónimo, podría estar lista para 2024. El proyecto se detuvo temporalmente en 2020 antes de reactivarse en 2021.
En su fase inicial, el gasoducto está diseñado para aliviar los cuellos de botella en el transporte de gas de Vaca Muerta a los mercados nacionales, reduciendo así la dependencia de Argentina del gas natural licuado (GNL) importado. Pero sus implicaciones a largo plazo pueden eventualmente extenderse más allá de las fronteras de Argentina, pues el gobierno argentino ya contempla futuras exportaciones de gas a Brasil, Chile y Bolivia.
En enero de 2023, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su voluntad de ayudar a financiar el gasoducto y también mostró interés en importar gas argentino a Brasil para complementar las importaciones de Bolivia y abastecer a la industria desde São Paulo hasta Rio Grande do Sul.
La idea de un gasoducto binacional que una a Argentina y Brasil ha estado en el tablero de diseño durante más de dos décadas, pero sus posibilidades de ganar terreno parecen mayores que en cualquier otro momento en la memoria reciente. Hay que señalar que llevar gas argentino a los mercados del sur de Brasil requeriría completar una sección faltante de 594 kilómetros del Gasoducto Uruguaiana-Porto Alegre en el estado de Rio Grande do Sul.
Argentina también tiene abundantes recursos de energía renovable, pero los subsidios del gobierno continúan favoreciendo el desarrollo de combustibles fósiles, y el país se ha quedado rezagado con respecto a otras naciones latinoamericanas en el desarrollo de energía eólica y solar a gran escala, con solo 4,7 gigavatios (GW) de capacidad operativa y 2,1 GW de capacidad prospectiva a partir de 2022, según la investigación de GEM.
Brasil
Luego de la promulgación de la nueva ley de gas de Brasil en 2021, el mercado del gas continúa expandiéndose, con cuatro nuevas terminales de importación de GNL programadas para entrar en funcionamiento en 2023. Cosan anticipa una puesta en marcha en junio de 2023 para su Terminal de Regaseificação de São Paulo (TRSP), con capacidad de 14 millones metros cúbicos (m3) por día; Oncorp planea lanzar su Terminal de Suape de 11 millones de m3 por día en diciembre de 2023; y New Fortress Energy espera poner en funcionamiento dos nuevas terminales de GNL en 2023: la Terminal Celba en el estado de Pará y la Terminal Gás Sul en el estado de Santa Catarina, cada una con una capacidad diaria de 14 millones de m3.
También se proponen docenas de nuevas centrales eléctricas a gas en Brasil, lo que provoca un mayor escrutinio y acciones legales por parte de los ambientalistas por el impacto de estas centrales en la calidad del aire, el suministro de agua y el clima. Un importante centro de actividad es la ciudad de Macaé en el estado de Río de Janeiro, cuyas centrales figuran entre los peores emisores de gases de efecto invernadero de Brasil, con 5,4 millones de toneladas de CO2e al año, según un informe de IEMA.
Las dos centrales a gas de Macaé que ya están en funcionamiento – la Norte Fluminense de 827 megavatios (MW) y la Termomacaé de 923 MW – se encuentran entre los 5 principales emisores de Brasil, y la ciudad tiene una docena de unidades de centrales eléctricas a gas propuestas en varias etapas de desarrollo. La central eléctrica Marlim Azul de 565 MW es la que está más cerca de entrar en servicio, con fecha de puesta en marcha prevista para julio de 2023.
Otro importante centro de gas en el estado de Río de Janeiro es el enorme complejo Porto do Açu, que alberga una terminal de importación de GNL de 21 millones de m3 por día y la central eléctrica GNA I de 1338 MW, la segunda planta de gas más grande de Brasil. Se han propuesto otras tres centrales eléctricas de gas para el complejo, incluida la central eléctrica GNA II de 1672 MW, cuyo inicio de operaciones está previsto para principios de 2025.
En el lado de las energías renovables, Brasil supera con creces a todos los demás países latinoamericanos en el desarrollo de proyectos eólicos y solares a gran escala. Brasil lidera la región tanto en capacidad eólica y solar existente (27 GW a partir de 2022) como en capacidad futura prospectiva (217 GW), y alberga algunos de los proyectos eólicos y solares propuestos más grandes del mundo, incluido el Complexo Eólico Marítimo Ventos do Sul de 6,5 GW y el Parque Solar Berço dos Gerais de 5,7 GW.
Chile
Este país sudamericano se ha convertido en un líder regional en la transición energética de América Latina, con la esperanza de lograr un 100 % de electricidad renovable para 2030. Como lo documenta la investigación de GEM, los parques eólicos y solares a gran escala ya representan el 37 % de la capacidad eléctrica operativa de Chile, más que cualquier otro país de la región, y Chile ocupa el segundo lugar - después de Brasil - en capacidad prospectiva de energía eólica y solar a gran escala, con 38 GW.
El desierto de Atacama se ha convertido en uno de los principales sitios del mundo para la generación solar, mientras que Chile también está planificando el parque eólico más grande de América Latina, el proyecto eólico H2 Magallanes de 10 GW, una de varias iniciativas de hidrógeno verde en la Patagonia.
Chile también continúa liderando el camino en la descarbonización de su red eléctrica existente. La oposición ciudadana fue fundamental en la cancelación del proyecto de central a gas Los Rulos en octubre de 2022, y el plan nacional de retiro y/o reconversión de todas las centrales eléctricas de carbón para 2040 ha avanzado más rápido de lo previsto, aunque todavía hay varias centrales sin fecha fija para desmantelarse. La Unidad 2 de la termoeléctrica Ventanas se encuentra próxima en la lista para salir de servicio en 2023.
Colombia
Todos los ojos están puestos en Colombia para ver cómo el nuevo gobierno de Gustavo Petro navegará las promesas de campaña para reducir la dependencia del país de los combustibles fósiles. De especial interés es el enfoque del gobierno hacia el carbón, que representa un porcentaje significativo de las exportaciones colombianas y es un pilar central de la economía colombiana.
El Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, lanzado en febrero de 2023, establece que Colombia no desarrollará nuevas minas de carbón a cielo abierto a gran escala; sin embargo, el destino de dos importantes proyectos a cielo abierto con títulos mineros previamente aprobados sigue siendo incierto. En el departamento de La Guajira, BCC (Best Coal Company), una subsidiaria de la empresa turca Yildirim, busca desarrollar las nuevas minas propuestas más grandes del país en más de una década.
El enfoque principal de la compañía en 2023 es adquirir una licencia ambiental para la controvertida mina Cañaverales, que ha provocado una fuerte oposición de la sociedad civil y aún está sujeta a una consulta previa obligatoria con el Consejo Comunitario Los Negros de Cañaverales a finales de este año. Los planes futuros de BCC también contemplan el desarrollo de la enorme mina San Juan, con una capacidad de producción anual estimada entre 10 y 28 Mtpa, la mina más pequeña Papayal, una línea férrea de 150 kilómetros y un puerto de exportación en la costa caribeña.
En el departamento vecino de Cesar, decisiones igualmente importantes esperan las minas Calenturitas y La Jagua en 2023. Ambas minas fueron suspendidas en 2020 y devueltas al gobierno colombiano en 2021 por el antiguo propietario Prodeco, una subsidiaria de la multinacional suiza Glencore. Los problemas no resueltos incluyen las responsabilidades pendientes de Prodeco por los impactos ambientales y económicos residuales de sus tres décadas de operación en la región, y la cuestión de si las minas se reactivarán con un nuevo propietario.
En el frente del gas natural, el gobierno colombiano actualmente está convocando una licitación para un controvertido proyecto de importación de gas con sede en Buenaventura, en la costa del Pacífico. El proyecto, que contempla la construcción de la nueva Planta de Regasificación del Pacífico y el Gasoducto Buenaventura-Yumbo de 110 kilómetros, pretende complementar la producción nacional, pero ha provocado la oposición de ambientalistas, grupos indígenas y empresas nacionales de gas, quienes mantienen que el proyecto es innecesario, excesivamente costoso y ambientalmente riesgoso.
Las ofertas finales para el proyecto deben presentarse en julio de 2023, y el gobierno tiene previsto adjudicar un contrato en agosto de 2023.
En los próximos años, se espera que Colombia emerja como un líder regional en el desarrollo eólico y solar a gran escala. El país ha visto una oleada de nuevos proyectos eólicos y solares, y sus 37 GW de capacidad prospectiva a gran escala ocupan el tercer lugar en la región, detrás de Brasil y Chile.
Guyana
Este país tiene un gran potencial de energía renovable, pero ha experimentado una rápida transición para convertirse en un importante productor de petróleo durante la última década. En 2015, Exxon descubrió vastos campos de petróleo y gas en el bloque Stabroek en alta mar, suficientes para catapultar a Guyana más allá de Kuwait como el mayor productor de petróleo per cápita del mundo para 2027.
En 2023, Exxon planea tomar una decisión de inversión final sobre la construcción del gasoducto Liza de 225 kilómetros, diseñado para transportar gas en alta mar a la propuesta central eléctrica de Wales de 300 MW. Los políticos guyaneses han promocionado el proyecto de gas a energía como una oportunidad para que Guyana reduzca sus costos de energía, pero las organizaciones de la sociedad civil han criticado al gobierno por eximir a la nueva infraestructura de gas del proceso normal de revisión ambiental y vender los recursos del país a un precio demasiado bajo.
Los opositores señalan que el desarrollo de petróleo y gas exacerbará la alta vulnerabilidad de Guyana a los impactos del cambio climático, como sequías e inundaciones, y advierten sobre las consecuencias ambientales potencialmente nefastas, como el riesgo de derrames de petróleo en el mar que podría afectar no solo a Guyana, sino a todo el Caribe.
Mientras tanto, la Estrategia de desarrollo bajo en carbono de Guyana prevé aprovechar el importante potencial eólico, solar e hidroeléctrico del país, con energías renovables superando a los combustibles fósiles como la principal fuente de electricidad para 2030.
México
Durante el último año, se ha desarrollado una nueva ruta de exportación para enviar gas natural desde México a Asia. Las interrupciones en el suministro de combustibles fósiles rusos resultantes de la guerra entre Rusia y Ucrania han llevado a los clientes asiáticos a buscar fuentes alternativas de gas, lo que refuerza las perspectivas de cinco terminales de exportación de GNL propuestas en la costa del Pacífico de México. Según se planea, las terminales propuestas recibirán el gas natural importado desde Texas y lo enviarán a mercados asiáticos, ofreciendo una entrega más eficiente al evitar el Canal de Panamá.
En febrero de 2023, Mexico Pacific Ltd anunció que había firmado contratos a largo plazo con ExxonMobil Asia Pacific para suministrar GNL desde los trenes 1 y 2 de su propuesta Terminal de GNL Saguaro en Puerto Libertad, Sonora. La empresa ya está realizando estudios de ingeniería y buscando clientes para un tercer tren, lo que elevaría la capacidad de exportación de la nueva terminal a 14,1 toneladas métricas por año (Mtpa). Además, en diciembre de 2022, el Departamento de Energía de EE. UU. autorizó a Sempra Energy a exportar gas natural producido en Texas a través de sus terminales de exportación Costa Azul en Baja California, y Vista Pacífico en Sinaloa.
Mientras tanto, en la Península de Yucatán, el presidente Andrés Manuel López Obrador se apresura a completar el Corredor Interoceánico, un proyecto masivo diseñado para impulsar la economía del sureste de México con una nueva línea de tren, parques industriales e infraestructura energética asociada.
El proyecto, programado para comenzar a operar en 2023 o 2024, incluye la construcción del Gasoducto del Corredor Interoceánico, que eventualmente suministrará gas natural a la terminal de exportación de Salina Cruz propuesta en el estado de Oaxaca. Las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades indígenas que viven cerca de la ruta del oleoducto han reaccionado con críticas, protestas y bloqueos, afirmando que el proyecto se está ejecutando con demasiada precipitación, sin las consultas comunitarias ni los permisos ambientales requeridos.
En el verano de 2022, la CFE de México firmó un contrato con la firma canadiense TC Energy para desarrollar otro proyecto de gas natural, el Gasoducto Puerta al Sureste, que tendrá una longitud de 715 kilómetros frente a la costa del Golfo de México y se conectará al gasoducto del Corredor Interoceánico cuando inicie operaciones en 2025.
México fue uno de los primeros líderes en la adopción de energía renovable y aún ocupa el segundo lugar entre las naciones latinoamericanas con 20,3 GW de capacidad eólica y solar a gran escala en operación. Sin embargo, a pesar del surgimiento de grandes proyectos nuevos como el Central Solar de Puerto Peñasco de 1 GW, cuya primera fase entrará en servicio en abril de 2023, el ritmo de desarrollo de energías renovables del país se ha desacelerado en los últimos años bajo el gobierno de López Obrador, lo que provocó que México cayera al quinto lugar en capacidad prevista de energía eólica y solar a gran escala.
Panamá
Panamá fijó como fecha límite diciembre de 2023 para el retiro de la Termoeléctrica Cobre Panamá, la única central eléctrica a carbón del país, que eventualmente se convertirá para funcionar con energías renovables y/o gas natural. Sin embargo, los nuevos proyectos de combustibles fósiles siguen desempeñando un papel clave en la matriz energética nacional, sobre todo la central a gas de Gatún de 670 MW, cuya puesta en marcha está prevista para marzo de 2024.
Entre los países de América Central, Panamá es líder en la adopción de energías renovables. Según la investigación de GEM, Panamá tiene más proyectos prospectivos eólicos (1152 MW) y solares (1316 MW) a gran escala que cualquier otro país de la región.
Perú
En 2023, el gobierno peruano ha prometido reactivar el proyecto Gasoducto del Sur Peruano / SIT, que ha permanecido estancado durante mucho tiempo. El gasoducto está diseñado para llevar gas natural desde los campos de Camisea al sur de Perú, donde serviría a las centrales eléctricas y otros clientes, y se exportaría al extranjero a través de la propuesta terminal de exportación de GNL de Ilo. El gobierno planea realizar una licitación en el segundo semestre de 2023 para solicitar ofertas de empresas privadas interesadas en desarrollar el proyecto. No obstante, quedan varios obstáculos potenciales, incluidas las desaceleraciones anticipadas en la demanda mundial de gas y dudas sobre si la cantidad de gas disponible en el Bloque 58 de Camisea es suficiente para que el gasoducto sea viable.
En el lado de las energías renovables, Perú ocupa el cuarto lugar entre las naciones latinoamericanas con 10 GW de capacidad prevista de energía eólica y solar a gran escala.
En este escenario, cabe preguntarse si los países de la región avanzarán en sus compromisos climáticos y en una transición energética justa, para lo cual será clave lo que ocurra en 2023.
Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina