Pese a ser clave para cumplir las metas de mitigación y adaptación, el financiamiento quedó relegado en las negociaciones de la COP30.

Por Daniela Reyes

Luego de los resultados mixtos que dejó la trigésima Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP30) en Brasil, las expectativas están en la implementación de las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático. 

De hecho, la decisión “Mutirão” pone en marcha un “Acelerador de la implementación global” y la “Misión de Belém a 1,5 °C”, cuyo objetivo es acelerar la implementación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y los planes nacionales de adaptación. 

Recordemos que los países firmantes del Acuerdo de París debían entregar sus NDC antes de la COP30 que se realizó del 10 al 21 de noviembre en Brasil. 

Como señaló el Informe de síntesis de las NDC, publicado a fines de octubre, la implementación de los nuevos compromisos climáticos requiere una cooperación internacional sólida y continua, así como enfoques nuevos e innovadores para desbloquear la financiación y el apoyo a las Partes que son países en desarrollo.

Sin embargo, la financiación para ayudar a los países en desarrollo a enfrentar el cambio climático no fue una de las prioridades de la COP30, aunque siguió influyendo y generando divisiones entre los países.

“Las finanzas son quizás el factor habilitador o facilitador de la acción climática más importante porque muchas de las cosas que se tienen que hacer para combatir el cambio climático implica cambios tecnológicos, infraestructura, implica muchas inversiones. Es necesario que se cierre la brecha entre las rutas de mitigación de los países y conseguir los recursos para poder implementarlas”, señaló Adrián Fernández, director ejecutivo de Iniciativa Climática de México (ICM).

Rueda de prensa de CANLA durante la COP30. (Foto: Daniela Reyes).

El financiamiento en la COP30

Aunque la responsabilidad financiera de los países desarrollados no figuraba entre los puntos propuestos para la agenda oficial, la presidencia decidió enviarla a consultas informales junto con otros temas. 

En la COP29 se acordó un nuevo objetivo de financiamiento climático (NCQG), que establece que los países desarrollados deben “liderar” la entrega de 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035 para las naciones en desarrollo.

Con la cifra muy por debajo de lo necesario, se definió que Brasil y Azerbaiyán liderarían una iniciativa llamada “Hoja de ruta Bakú-Belém”, una propuesta que señalara caminos para alcanzar al menos 1,3 billones de dólares en financiamiento (el NCQG “invita” a todos los actores a escalar el financiamiento hasta ese valor). Pero ni la mención en la decisión ni el documento de la hoja de ruta son vinculantes, y la propuesta no fue suficiente para movilizar a los países a aumentar su compromiso con el financiamiento.

Sin un espacio claro para debatirlo, el tema se diluyó y el Mutirão, el documento político que reúne los acuerdos de la COP30, y solo incluyó la creación de un programa de trabajo de dos años sobre financiamiento.

“Al final ese fue el único punto para hablar de este tema… y claramente no es suficiente; no responde a la conversación que se necesita”, señaló Karla Mass, asesora de incidencia en Climate Action Network América Latina (CANLA). 

Explicó que el programa abarca todo el Artículo 9 del Acuerdo de París y no se concentra en su apartado 9.1, que establece la obligación legal de que los países desarrollados proporcionen financiamiento para que las naciones en desarrollo puedan mitigar y adaptarse al cambio climático.

Según CANLA, esta inclusión mínima “diluye la obligación jurídica” de los países desarrollados y deja un programa de trabajo “sin modalidades, sin cronograma y sin productos claros”, lo que contribuye a posponer una conversación sustantiva.

La organización subrayó que la discusión sobre cómo los países desarrollados cumplirán sus compromisos es un asunto de justicia climática que no se reflejó en los resultados de la COP30.

“La provisión de financiamiento público y de calidad de los países del norte global no es un capricho, está establecida en el… Acuerdo de París y es una señal de responsabilidad y solidaridad con territorios que, esos países continúan explotando. El resultado de la COP30 es mezquino, carente de visión y un desconocimiento de que esta conversación llegó para quedarse porque la deuda del norte sigue, y se incrementa”, señaló Mass.

Para CANLA, el financiamiento adecuado condiciona la posibilidad real de avanzar en adaptación, reparaciones, transición justa e implementación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) de los países.

Por ello, exige que los recursos sean públicos, previsibles, concesionales, sin deuda, basados en subvenciones y con acceso directo para pueblos indígenas, comunidades locales, afrodescendientes, mujeres, juventudes y personas con discapacidad.

Este reportaje fue producido en el marco del programa de cobertura de la COP30 de Climate Tracker América Latina, con apoyo de Oxfam.

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