Este sábado, los países reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático o COP26 terminaron el Libro de las Reglas del Acuerdo de París, el cual posibilitará la implementación del tratado internacional.
Lejos de celebrar, muchos delegados manifestaron que, si bien el texto final no es el que buscaban cuando llegaron a la ciudad de Glasgow (Escocia), pues es algo con lo que se puede trabajar.
“Este es un documento, un paquete, que no es perfecto pero que podemos apoyar. Lo que se incluye en Artículo 6 (relacionado con mercados de carbono) no es lo óptimo, pero fue lo que logramos aprobar aquí en Glasgow y es un avance. Costa Rica está comprometida en seguir trabajando con nuestros socios sobre la base de la Coalición de los Principios de San José para asegurar la alta ambición, la transición justa e integridad respecto a los mercados de carbono”, declaró Andrea Meza, ministra de Ambiente y Energía de Costa Rica.
La COP26 finaliza con 197 países abrazando el Pacto Climático de Glasgow, el cual mantiene viva la meta de limitar el incremento de la temperatura promedio del planeta a 1,5 °C. En el documento, de hecho, se pide a todos los países que aumenten sus compromisos para que esté alineados a la meta de 1,5 ºC - 2 ºC para 2022. Asimismo, se insta a las naciones que aún no han presentado la actualización de sus metas climáticas o Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) a que lo hagan antes de 2022.
El Libro de las Reglas
Tras seis años de negociaciones, el reglamento que permitirá implementar el Acuerdo de París quedó listo. COP26 tenía el reto de reglamentar el Artículo 6 del tratado internacional, referido a los mercados de carbono. Dicha normativa permitirá a los países ampliar su cooperación, movilizar financiación adicional y abrir espacios de participación para el sector privado, garantizando que las reglas sean las mismas para todos.
Si bien se cerraron algunas de las lagunas jurídicas, lo acordado no es lo suficientemente estricto como para impedir que países y empresas encuentren portillos que propicien una doble contabilidad, por ejemplo. Sin embargo, y según destacó Meza, es el texto que se logró consensuar y ahora corresponde seguir trabajando para garantizar la integridad ambiental y social de estos mercados.
Con respecto a transparencia, se lograron acuerdos para tener información más regular y sólida sobre el estado de las emisiones de gases de efecto invernadero y los progresos realizados en la aplicación de las NDCs. En este sentido, se concluyeron las negociaciones sobre el Marco de Transparencia Mejorada, que prevé tablas y formatos acordados para contabilizar e informar sobre los objetivos y las emisiones. El texto también incluye referencias al apoyo a las partes que son países en desarrollo y mantiene el plazo para la presentación de los primeros informes bienales de transparencia para 2024.
Combustibles fósiles incursionan en el texto de la COP
Para ser coherentes con la meta de 1,5 °C, el mundo debe recortar sus emisiones en un 45% para el 2030. Esta meta conlleva un abandono a los combustibles fósiles como fuente energética y, en este sentido, COP26 acordó ejecutar una reducción progresiva de los combustibles fósiles. Esta es la primera vez que se hace referencia a los combustibles fósiles en un texto de COP.
En la segunda semana de negociaciones, China y Estados Unidos anunciaron un acuerdo en el que recordaron “su firme compromiso de trabajar juntos y con otras Partes para reforzar la aplicación del Acuerdo de París”. En este sentido, Estados Unidos se compromete a “alcanzar el 100% de electricidad libre de contaminación por carbono para 2035” y China promete “reducir gradualmente el consumo de carbón durante el 15º Plan Quinquenal”, que empieza a partir de 2026, “y hacer los mejores esfuerzos para acelerar este trabajo”.
Posterior a ese anuncio, el lenguaje con respecto a los combustibles fósiles pasó de “eliminación” a “reducción progresiva”. De hecho, ese cambio en el lenguaje fue criticado por Suiza, México y los Pequeños Estados Insulares.
Por otra parte, la organización Global Witness denunció que en la COP26 habían más delegados asociados a la industria de los combustibles fósiles que a cualquier otro país. Según su análisis, se trata de al menos 503 grupos de presión, afiliados a algunos de los mayores gigantes del petróleo y el gas.
“El lobby de los combustibles fósiles en la COP es mayor que el total combinado de las ocho delegaciones de los países más afectados por el cambio climático en las últimas dos décadas: Puerto Rico, Myanmar, Haití, Filipinas, Mozambique, Bahamas, Bangladesh y Pakistán”, se lee en el comunicado.
Asimismo, y según destaca Global Witness, un total de 27 delegaciones oficiales de países registraron a los grupos de presión de los combustibles fósiles, entre ellos, Canadá, Rusia y Brasil.
Financiamiento
En cuanto a financiamiento, el Pacto Climático de Glasgow insta a los países a cumplir plenamente con $100.000 millones –prometidos desde 2009- “urgentemente” hasta 2025. También se plasmó la voluntad por aumentar significativamente el apoyo financiero a través del Fondo de Adaptación. Para ello, se instó a los países desarrollados a duplicar su apoyo a los países en desarrollo para 2025.
“Proteger a los países del desastre climático no es caridad. Es solidaridad e interés propio ilustrado”, declaró el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
“La adaptación es la agenda temática que nos permitirá realmente enfrentar la desigualdad. No podemos solucionar la crisis climática si no enfrentamos la desigualdad, es un aspecto central. Y la adaptación es el vehículo para eso”, había dicho Meza días atrás durante su participación en el Diálogo Ministerial de Alto Nivel sobre Adaptación.
Los impactos del cambio climático podrían llevar a la pobreza a 100 millones de personas para el año 2030. En el caso de aquellas personas que ya viven en una situación de vulnerabilidad, los impactos climáticos les restarán capacidad de respuesta.
“No podemos dejar a nadie atrás cuando se trata de adaptación”, dijo Meza a la vez que enfatizó la importancia de que exista financiamiento para apoyar a los países vulnerables. Según Christian Aid, el cambio climático podría provocar una caída del 64% en el Producto Interno Bruto (PIB) en estas naciones.
De hecho, los países en desarrollo abogaban por tener un plan con miras a establecer un mecanismo de financiación de pérdidas y daños, lo cual no ocurrió.
“Nos vamos con las manos vacías, pero moralmente más fuertes y con la esperanza de que podamos mantener el impulso en el próximo año para ofrecer un apoyo significativo que permita a los vulnerables hacer frente a los impactos irreversibles del cambio climático creados por el mundo contaminante que no asume su responsabilidad”, manifestó Mohamed Adow, director de Clima y Energía de Power Shift Africa.
Egipto, que será el anfitrión de la COP27 en 2022, ya anunció que daños y pérdidas será uno de los temas de agenda. No es para menos, los países africanos gastan hasta el 10% del PBI al año en adaptación.
Lo que sí se estableció fue la puesta en marcha de la Red de Santiago, la cual proporciona apoyo técnico a los países para hacer frente y gestionar las pérdidas y los daños. Los países acordaron dotar de fondos a esta red e instaron a sus contrapartes a seguir sumando recursos.