¿Será la lucha contra el calentamiento global una prioridad en la cumbre del G7 en Taormina? Parece improbable, según los expertos, pese a los esfuerzos de los jefes de Estado por convencer a Donald Trump de que permanezca en el Acuerdo de París.
El presidente estadounidense dijo durante su campaña que iba a salir de ese pacto mundial contra el cambio climático.
Sin embargo, después expresó dudas y la decisión fue postergada hasta su retorno a Europa, lo que había dejado en la incertidumbre a sus colegas del G7 (Alemania, Francia, Canadá, Italia, Reino Unidos y Japón).
"Esperábamos antes de noviembre (y de la inesperada elección de Trump) que el G7 iba a reforzar la dinámica" del acuerdo de París, explica Tom Burke, presidente de la ONG británica E3G. Pero "los gobiernos no van a librar una guerra contra Trump sobre este asunto", añade.
Los jefes de Estado y de gobierno conocen las grandes expectativas de sus opiniones públicas para que se acelere la emergencia de energías renovables para limitar el calentamiento.
Pero con Trump en Taormina (Sicilia), no habrá consenso sobre el fin de las subvenciones a las energías fósiles (gas, petróleo, carbón) ni estímulos para imponer taxas a las emisiones de CO2.
"El problema es que en este G7 todo el mundo está focalizado en Trump" y olvida la absoluta necesidad de implementar "políticas climáticas más ambiciosas" que las actuales, si el mundo quiere reducir a menos de 2°C el calentamiento, analiza Alden Meyer, experto de la organización estadounidense Union of Concerned Scientists.
'En el interés de todos'
La ausencia de la menor referencia al clima en el comunicado final del G7 sería percibida como un gran retroceso.
"Debido a su rol central en la economía y en los temas de seguridad, el clima ha estado en el corazón de cada comunicado de los G7 y G8 en estos últimos diez años", recuerda David Waskow, experto del World Resources Institute.
Para convencer a Trump, los dirigentes presentes en Taormina van a insistir en los beneficios de la lucha contra el calentamiento: desarrollo de tecnologías limpias, mejor salud pública, migraciones frenadas, reducción de riesgo de conflictos, etc.
Toda la diplomacia europea intenta "empujar en la misma dirección", indicó el miércoles el entorno del presidente francés Emmanuel Macron, que reconoce que será el tema "más complicado" de este G7, en el que se tratarán también grandes asuntos internacionales (comercio, conflictos, migraciones, salud, etc).
Días antes de su elección a mediados de mayo, el presidente francés había declarado que haría "todo" para que Trump permaneciera en el acuerdo de París y que para ello contaba con el apoyo "muy fuerte" de China.
La canciller alemana Angela Merkel, que presidirá en julio un G20, dijo el lunes que trabajaba para "convencer a los escépticos" y recordó que va "en el interés de todos" actuar contra el calentamiento. "Todos saldremos beneficiados", insistió.
Informes publicados esta semana apoyan estas declaraciones. El primero publicado por la OTAN subraya la relación entre seguridad y clima. El segundo, producido por la OCDE, estima que el PIB de los países del G20 hacia 2050 ganaría un 2,8% adicional gracias a políticas climáticas coherentes con el acuerdo de París.
"La inacción tendrá el coste más elevado" resumió Angel Gurría, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).