“La humanidad tiene una elección: cooperar o morir. O hacemos un pacto por la solidaridad climática o hacemos un pacto por el suicidio colectivo”.

Con esas palabras, el Secretario General de Naciones Unidas - Antonio Guterres- recibió a los 110 jefes de Estado y representantes de gobierno que se hicieron presentes en la ciudad de Sharm el-Sheij (Egipto), actual sede de la Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).

Si bien la COP27 dio inicio ayer, y se extenderá hasta el 18 de noviembre, este lunes y martes se realiza la cumbre de líderes, la cual concentra el segmento político que reúne a los mandatarios de los países firmantes de la CMNUCC.

Entre los presentes está el primer ministro británico Rishi Sunak, así como el presidente francés Emmanuel Macron. El mandatario estadounidense, Joe Biden, participará de la COP27 a partir del 11 de noviembre, justo previo a viajar a Camboya (Vietnam) para asistir a la reunión anual entre Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (UE-ASEAN) y de allí se trasladará a Bali (Indonesia) con motivo de la cumbre del G20.

En cuanto a los presidentes latinoamericanos, se confirmó la presencia de Gustavo Petro (Colombia) y Nicolás Maduro (Venezuela). Luiz Inácio Lula da Silva, presidente electo de Brasil, también asistirá por invitación del presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi.

Entre los ausentes se encuentran el mandatario ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping. El primero, precisamente, es protagonista de la invasión a Ucrania, quizá el tema que constituye el “elegante en la sala” en esta COP27 debido a sus implicaciones en la crisis energética derivada del incremento a los precios de los combustibles fósiles.

De hecho, en este contexto mundial trastocado por la invasión de Rusia a Ucrania, Guterres insistió a la comunidad internacional que no debe desviarse del objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1,5 °C para finales de siglo.

No podemos aceptar que nuestra atención no esté en el cambio climático” pese a “la guerra de Ucrania y otros conflictos”, porque “el cambio climático tiene su propio calendario”, advirtió el líder de Naciones Unidas. “Las crisis urgentes actuales no pueden ser excusa para echarse atrás” o para “lavados de imagen”, añadió, máxime cuando “vamos camino de un infierno climático con el pie todavía en el acelerador”.

Igualmente, Guterres abogó por un “pacto de solidaridad colectiva” para “poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles y a la construcción de nuevas centrales de carbón”.

En línea con ese argumento, el Secretario General de Naciones Unidas pidió que, ante el auge del gas y el incremento de los precios de la energía, “todos los gobiernos graven los exacerbados beneficios de las empresas de combustibles fósiles”.

Dependencia a los combustibles fósiles

Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los combustibles fósiles son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causantes del calentamiento global.

“Fueron los combustibles fósiles los que nos metieron en este lío. La dependencia del petróleo, del gas y del carbón genera guerras, inflación, colapso de la biodiversidad y abusos contra los derechos humanos”, recalcó la Red para la Acción Climática (CAN, por sus siglas en inglés) en su boletín ECO.

“Esta COP27 definitivamente no es el lugar para promover los combustibles fósiles sucios como una solución a corto o a largo plazo. Y aunque proteger y restaurar la naturaleza es importante, la naturaleza no puede pagar la factura climática creada por los combustibles fósiles. Esta es una COP en la que los países deben reconocer y actuar de acuerdo con el hallazgo clave del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de que una reducción inmediata y rápida de las emisiones basadas en combustibles fósiles es un requisito previo para las vías de desarrollo resilientes al clima”, se lee en el comunicado.

En contraste, el pasado 31 de octubre, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos afirmaron que el mundo necesita una mayor producción de petróleo debido a que las necesidades energéticas a largo plazo aumentarán.

“Si eliminamos la inversión en hidrocarburos, perderíamos cinco millones de barriles por día de petróleo cada año de los suministros actuales”, dijo el sultán Al Jaber, quien es el director del gigante petrolero de los Emiratos ADNOC, durante la Exposición y Conferencia Internacional del Petróleo (ADIPEC) en Abu Dabi.

“Esto haría que los choques que vivimos este año parezcan un leve temblor. Si este año nos enseñó algo, es que la seguridad energética es la base de todo progreso”, agregó.

Al Jaber argumentó que la creciente población mundial necesitaría 30% más de energía para 2050. “El mundo necesita todas las soluciones que pueda tener. No es el petróleo y el gas, o la solar, ni la eólica o la nuclear, o el hidrógeno... es todo lo anterior”, manifestó.

“Nosotros y los Emiratos Árabes Unidos estamos aumentando nuestra capacidad de producción. Estamos aumentando nuestro refinado”, dijo el ministro de Energía saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman.

Ambos afirmaron que el petróleo sigue siendo clave para el suministro energético, pero que están trabajando para disminuir las emisiones y producir con fuentes renovables o menos contaminantes.

La crisis ligada a los precios del petróleo ha causado gran nerviosismo por la amenaza ante un desabastecimiento energético. Sin embargo, y según Agencia Internacional de Energía (AIE), la guerra y sus consecuencias en los mercados energéticos están impulsando la transición hacia fuentes renovables.

En el informe titulado Perspectiva Mundial de la Energía 2022, AIE afirma que la demanda de combustibles fósiles está alcanzando su punto máximo, impulsando la inflación en todo el mundo. Por primera vez, la demanda mundial de cada uno de los combustibles fósiles muestra un pico o meseta en todos los escenarios analizados.

“La crisis mundial de la energía desencadenada por la invasión rusa a Ucrania provoca cambios profundos y a largo plazo que tienen el potencial de acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible y seguro”, destaca la AIE en el reporte.

Aunque existen países que buscan aumentar o diversificar su suministro de petróleo y gas, lo cierto es que muchos estudian acelerar cambios estructurales hacia energías limpias, señala la agencia. De hecho, el gas ya no se ve como un combustible de transición.

Según el informe, la era del rápido crecimiento de la demanda de gas natural pronto llegará a su fin. El apoyo al gas en las economías en desarrollo se ha ralentizado, especialmente en el sur y el sudeste asiático, haciendo mella en las credenciales del gas como combustible de transición.

Asimismo, la demanda de gas se ve amortiguada por los mayores precios a corto plazo; un despliegue más rápido de las bombas de calor y otras medidas de eficiencia; un mayor despliegue de energías renovables y una adopción más rápida de otras opciones de flexibilidad en el sector de la energía.

Si bien la AIE sugiere que los déficits inmediatos en la producción de combustibles fósiles de Rusia tendrán que ser reemplazados por la producción existente en otros lugares, los sustitutos a corto plazo más adecuados son los proyectos existentes con plazos de entrega cortos que llevan el petróleo y el gas al mercado rápidamente, así como la captura de algunos de los 260 millones de metros cúbicos de gas que se desperdicia.

Los nuevos proyectos de combustibles fósiles no resolverán la crisis energética. Se espera que los impulsos en el uso del carbón sean temporales y serán reemplazados por las energías renovables a medida que disminuya la crisis.

A esto se suma que las fuentes basadas en viento y sol así como las medidas de eficiencia están reduciendo sus costos. A pesar de las afirmaciones de la industria petrolera, la AIE concluye que el mundo está luchando con muy poca energía limpia, no con demasiada.

Una mayor inversión en energía renovable habría ayudado a moderar el impacto de la crisis y la eficiencia eólica, solar y energética representan la mejor manera de salir de ella. El informe afirma que, en la mayoría de las regiones, las mayores cuotas de energías renovables conducen a precios más bajos.

 “Ante la COP27, la AIE, con toda su experiencia y autoridad, es clara: las inversiones en energía limpia deben triplicarse para 2030 y el gas es un callejón sin salida. La actual crisis energética europea demuestra claramente los peligros del gas: alto precio, volatilidad, dependencia geopolítica. Necesitamos acelerar la transición de nuestra adicción a los combustibles fósiles”, declaró Laurence Tubiana, directora de la Fundación Europea del Clima y ex Embajadora de Cambio Climático de Francia durante la negociación del Acuerdo de París.

Seguridad energética

Eso sí, la transición a fuentes renovables debe duplicarse en los próximos ocho años para evitar que el cambio climático ponga en riesgo la seguridad energética mundial.

El sector energético no es solamente una fuente de emisiones, sino que también es vulnerable a los cambios que acompañan el calentamiento del planeta, señala el informe de la OMM titulado: Estado de los servicios climáticos en 2022: Energía.

Las olas de calor y sequías ya están poniendo a prueba la generación de electricidad existente, algo que podría empeorar si se siguen quemando combustibles fósiles y liberando GEI a la atmósfera. En enero de 2022, por ejemplo, los apagones masivos causados por una ola de calor histórica en Buenos Aires (Argentina) afectaron a unas 700.000 personas. En noviembre de 2020, la lluvia congelante cubrió las líneas eléctricas del extremo oriental de la Federación de Rusia, lo que dejó a cientos de miles de hogares sin electricidad durante varios días.

En 2020, el 87% de la electricidad mundial generada por sistemas térmicos, nucleares e hidroeléctricos dependía directamente de la disponibilidad de agua; mientras que el 33 % de las centrales termoeléctricas, que dependen de la disponibilidad de agua dulce para su refrigeración, se encuentran en zonas de alto estrés hídrico. Este es también el caso del 15% de las centrales nucleares existentes, porcentaje que se espera aumente al 25% en los próximos 20 años.

El 11% de la capacidad hidroeléctrica se encuentra también en zonas con gran estrés hídrico. Asimismo, aproximadamente el 26% de las presas hidroeléctricas existentes y el 23% de las previstas se encuentran en cuencas fluviales que actualmente tienen un riesgo de escasez de agua entre medio y muy alto.

La transición a las energías renovables contribuirá a aliviar el creciente estrés hídrico mundial, según OMM. Esto puesto que la cantidad de agua utilizada para generar electricidad mediante la energía solar y eólica es mucho menor que la que utilizan las centrales eléctricas más tradicionales, las cuales se abastecen de combustibles fósiles o energía nuclear.

“La transición a formas limpias de generación de electricidad, como la solar, la eólica y la hidroeléctrica —y el aumento de la eficiencia energética— es esencial si queremos prosperar en el siglo XXI. El objetivo es lograr emisiones netas cero en 2050. Sin embargo, solo conseguiremos ese objetivo si duplicamos el suministro de electricidad de bajas emisiones en los próximos ocho años”, declaró Petteri Taalas, Secretario General de la OMM, y añadió: “el tiempo nos apremia, y estamos presenciando cambios en nuestro clima. Necesitamos una transformación completa del sistema energético mundial”.

Para 2050, las necesidades mundiales de electricidad —que aumentarán con el transcurso de los años, y en las que la electrificación será un factor estratégico fundamental para abordar los objetivos de las emisiones netas cero— se cubrirán principalmente con energías renovables, entre las que la energía solar será la mayor fuente de suministro.

“Debemos responder urgentemente al creciente impacto del cambio climático en los sistemas energéticos si queremos mantener la seguridad energética mientras aceleramos la transición a las emisiones netas cero. Para ello hacen falta tanto una planificación a largo plazo como medidas de política audaces para estimular la inversión, que a su vez debe estar respaldada por datos meteorológicos y climáticos completos y fiables”, afirmó Fatih Birol, director de AIE.

“Ahora es el momento de acelerar la transición hacia un futuro de energías renovables. Todo lo que no sea una acción radical e inmediata acabará haciendo desaparecer la posibilidad de mantenerse en la senda de los 1,5 °C. Las crisis interrelacionadas de la energía y el clima han puesto de manifiesto de manera notable las debilidades y vulnerabilidades de un sistema económico muy dependiente de los combustibles fósiles. Avanzar en la transición a las energías renovables es una opción estratégica para aportar energía asequible, puestos de trabajo, crecimiento económico y un medioambiente resiliente para las personas y las comunidades sobre el terreno”, afirmó Francesco La Camera, director de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

Mantenerse en la senda de los 1,5 °C es lo que precisamente Guterres dio a entender durante su discurso en la COP27. Mantener esa meta es cuestión de sobrevivencia.

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