Tres estudios científicos, publicados en agosto y setiembre del 2020, brindan ejemplos de cómo el cambio climático está afectando a la biodiversidad, por ejemplo, algunas especies están envejeciendo más rápido, plantas y polinizadores se están desincronizando y algunos tipos de animales están migrando fuera de los trópicos.
El cambio climático envejece a los peces, anfibios y reptiles
Los peces, anfibios y reptiles son animales ectotérmicos, es decir, son incapaces de generar su propio calor interno y, por tanto, son sensibles a los cambios de temperatura.
Con el cambio climático, al estar cada vez más expuestos a altas temperaturas, estos animales están mostrando tasas de crecimiento más rápidas y estrés térmico derivado de eventos extremos como olas de calor.
“Las olas de calor sacan a los animales de sus preferencias térmicas, hasta el punto de alcanzar sus límites de tolerancia de temperatura. Cuanto más largas y frecuentes son las olas de calor, mayor es su impacto en la fisiología de los ectotermos”, explicó Germán Orizaola, investigador de la Universidad de Oviedo, a la Agencia SINC.
Oviedo y sus colegas se dieron a la tarea de revisar la literatura científica buscando otros efectos causados por el incremento de la temperatura en peces, anfibios y reptiles. Encontraron uno más: el cambio climático tendría un impacto en las tasas de envejecimiento.
“El crecimiento rápido y el estrés térmico son exigentes desde el punto de vista metabólico, y ambos factores pueden aumentar el daño oxidativo de las biomoléculas esenciales, acelerando el ritmo de envejecimiento”, se lee en el artículo científico publicado en Global Change Biology.
Ese daño oxidativo puede afectar a los telómeros, que se encuentran en los extremos del cromosoma, los cuales brindan estabilidad y evitan que las secuencias de codificación de ADN se pierdan.
Cuando una célula se divide, los telómeros pueden acortarse o perderse. Por eso, cuanto más rápido se divide una célula y más altos son los niveles de daño oxidativo, pues más rápido se erosiona la longitud del telómero.
“Como los telómeros protegen el ADN, cuanto más rápido se pierden los telómeros, más rápido se degradan las células y el cuerpo envejece. Este claro vínculo entre el cambio climático y el envejecimiento se describe por primera vez en nuestro artículo”, comentó Orizaola.
Este envejecimiento puede traer consigo consecuencias para las poblaciones naturales. Por ejemplo: si la expectativa de vida de los individuos se reduce, su capacidad de reproducción también se ve afectada por la cantidad de tiempo disponible para tener crías.
Asimismo, las poblaciones envejecidas prematuramente ven reducida su capacidad de recuperación ante eventos extremos como sequías, inundaciones, olas de calor o enfermedades.
También, el envejecimiento de la especie puede afectar a otras especies con las cuales se relaciona en el entramado ecológico; por ejemplo, se podría afectar la cantidad de presas, competidores, parásitos, etc.
Especies amenazadas de poblaciones pequeñas estarían aún más en peligro de extinción debido a una expectativa de vida cada vez más corta.
“La comprensión de los efectos del calentamiento en las historias de vida de los animales, y en particular en el envejecimiento, debe incorporarse al diseño de las medidas de conservación de la biodiversidad para mejorar su eficacia”, destacaron los autores.
Desincronizados: cambio climático está afectando la relación entre plantas y abejas
Al estudiar 67 especies de abejas en las Montañas Rocallosas, en Colorado (EE.UU.), investigadores de diversas universidades se percataron que la relación planta-polinizador podría desajustarse temporalmente si las abejas y las flores difieren en sus respuestas fenológicas debido al incremento de la temperatura.
En pro de la reproducción, las plantas y las abejas reaccionan a estímulos en el ambiente que les indican el período del año donde las condiciones son idóneas para que ocurra la polinización.
Con el cambio climático, según los investigadores, lo que está ocurriendo es un "desajuste fenológico” en los ciclos de vida de las abejas y las flores. Según el estudio, publicado en Ecology Letters, las abejas están utilizando principalmente el deshielo para emerger y esto no está coincidiendo con la floración de las plantas.
“La elevación jugó un papel importante en el momento en que las abejas empiezan a buscar alimento, así como en los rasgos funcionales de las abejas, tales como si las abejas anidan bajo o sobre la tierra, y la etapa de la vida en la que pasan el invierno. Encontramos que todos estos factores predecían la aparición de las abejas, pero el factor más importante era el momento del deshielo”, explicó Michael Stemkovski, investigador de la Universidad Estatal de Utah y coautor del estudio.
Asimismo, Stemkovski manifestó que si las abejas comienzan a buscar comida más tarde de que las plantas alcancen su pico de floración, las consecuencias podrían ser la reducción de la abundancia de los polinizadores, debido a un sustento limitado, y la reducción de la abundancia de las plantas, debido a una polinización limitada.
“A corto plazo esperamos que las especies mutualistas sufran pérdidas de aptitud. A largo plazo, las abejas y las plantas podrían adaptarse y restablecer cierta sincronía, a menos que el cambio climático supere el ritmo de adaptación”, comentó Stemkovski.
Cambio climático afecta abundancia de especies en los trópicos
Tras revisar más de 1,3 millones de registros relativos a especies de aves acuáticas, un grupo de investigadores notó que el aumento de la temperatura está afectando significativamente la abundancia de especies presentes en los trópicos. De hecho, el 69% de las especies tropicales mostraron respuestas negativas.
“Con el aumento de la temperatura, la abundancia de especies y poblaciones disminuyó en latitudes más bajas, particularmente en los trópicos, pero aumentó en latitudes más altas. Estas respuestas latitudinales contrastadas indican posibles desplazamientos polares a escala mundial en el marco del cambio climático. Las respuestas negativas al aumento de la temperatura son motivo de preocupación para la conservación, ya que a menudo estas especies también están amenazadas por otros factores antropogénicos”, se lee en el estudio publicado en Nature Climate Change.
Las especies tropicales tienden a vivir más cerca de los límites superiores de temperatura, su rango térmico es más estrecho y adaptación a nuevas condiciones suele ser más lenta. A nivel de especie, eso las hace más vulnerables.
A nivel de población, las extinciones locales relacionadas con el clima también son más frecuentes en los trópicos, ya que las poblaciones suelen ubicarse en el borde más cálido del área de distribución geográfica y esto termina generando cambios en la distribución.
“Nuestros resultados proporcionan nuevas pruebas empíricas de que los efectos del aumento de la temperatura en los ecosistemas tropicales pueden caracterizarse por una disminución a nivel de especie en las especies tropicales, así como por respuestas a nivel de población en las especies de mayor alcance”, señalaron los autores.
En cuanto a las lluvias, que varían sus patrones debido al cambio climático, estas no parecieran tener una influencia directa en la abundancia. Esto en términos generales. “Para la mayoría de las especies no había un patrón geográfico claro en las respuestas de abundancia a los aumentos de las precipitaciones, y se comprobó que las precipitaciones tenían poca importancia para explicar los cambios en la abundancia”, explicaron los autores.
Asimismo, los expertos agregaron: “esto no significa necesariamente que las precipitaciones no fueran importantes. Para algunas especies de los trópicos, se encontró que las precipitaciones tenían una importancia relativamente alta para explicar los cambios en la abundancia. Se demostró que las precipitaciones tenían una mayor importancia para explicar los cambios de abundancia en especies con un rango latitudinal más amplio”.
Ahora bien, el cambio climático también puede tener efectos indirectos sobre la abundancia de las aves acuáticas, los cuales pudieran estar motivando estos desplazamientos. Por ejemplo, la temperatura pudiera estar influyendo en la disponibilidad de alimentos o desecando los humedales, lo que estaría reduciendo el hábitat para las aves acuáticas.
Tampoco se pueden obviar otras amenazas propiciadas por el ser humano como el cambio de uso del suelo y la cacería.