Australia pasa por una de las temporadas de incendios más dramáticas de su historia: más de 60.000 km2 en llamas, 25 personas muertas y casi 500 millones de animales afectados. Pero, científicos ya advertían de esa posibilidad años atrás.
El grupo científico de la ONU señaló en su reporte del 2007 que “el aumento en la intensidad y frecuencia de incendios forestales y olas de calor (en Australia) es virtualmente una certeza”. La principal razón: el calentamiento global.
“Ha estado abundantemente claro, desde hace un largo tiempo, que el calentamiento global —causado por humanos— llevará a una crisis de incendios forestales en Australia”, señaló el investigador del Instituto Potsdam de Investigación sobre Impactos Climáticos, Stefan Rahmstorf, a través de Twitter.
Australia siempre ha tenido una temporada de incendios, la cual comienza alrededor de junio y termina alrededor de mayo del siguiente año. No obstante, la evidencia científica apunta a que el calentamiento global sería un amplificador de este riesgo.
“El vínculo entre los (fuegos) extremos actuales y el cambio climático antropogénico es científicamente indiscutible”, aseguró la investigadora de la Universidad Nacional Australiana, Nerilie Abram, a través de un artículo en la revista Scientific American.
Pero, ¿cómo aumenta el cambio climático la probabilidad de fuegos exactamente? Hay básicamente tres maneras en que este fenómeno influye en la formación de incendios forestales: aumento de la temperatura, olas de calor extremas y poca lluvia.
Combustible perfecto
Primero, hay que entender cómo se forma un incendio forestal de este tipo. En Australia, la temporada de incendios comienza conforme se acerca el verano, debido a las condiciones secas.
Ahí, los incendios pueden formarse de manera natural, frecuentemente con el impacto de rayos en vegetación seca. Este fue el caso, por ejemplo, con varios incendios ocurridos en diciembre en la provincia de Victoria, al sureste de Australia.
Otra buena parte de los incendios fue causada por humanos. En noviembre, autoridades del estado de New South Wales acusaron a un joven de 19 años con 9 cargos del delito de incendio intencionado.
Tanto por causas naturales como por humanas, Abram señaló que los incendios necesitan ciertos ingredientes para formarse: combustible (en este caso la vegetación), condiciones secas y calientes, y una ignición o chispa.
El cambio climático exacerba las primeras dos: vegetación más seca y condiciones más calientes y áridas. Un estudio que analizó la temporada de incendios forestales 2015/16 encontró que el cambio climático duplicó el riesgo de sequedad superficial extrema.
Pero este año, la magnitud de los incendios fue inusual. Por primera vez en su historia, Australia categorizó el peligro de los fuegos como “catastrófico”, la categoría de alerta más alta y nunca antes usada.
Según la organización científica Climate Nexus, la explicación está en las condiciones extremas que lo precedieron.
Días más calientes
En primer lugar, 2019 fue un año caliente. Aunque tal vez decir eso se queda corto… fue un año extremadamente caliente.
De hecho, según reportó la Oficina Meteorológica, el 2019 fue el año con la temperatura promedio más alta en la historia de Australia desde que el país comenzó a tomar registros en 1961.
La temperatura promedio del año pasado fue de 25,3°C. En contraste, la temperatura promedio histórica para Australia es de 21,8°C, por lo que el 2019 superó esa cifra en 1.5°C.
La tendencia es hacia más calor. De hecho, de los cinco años más calientes en la historia de Australia, cuatro (2019, 2018, 2017, 2013) ocurrieron en la última década. El otro sucedió en el 2005.
Olas de calor
Pero no solamente la temperatura promedio subió. El 2019 también fue el año de los extremos más altos, según los datos de la Oficina de Meteorología. Esto, según explicó ese organismo, fue por causa de olas de calor.
El miércoles 18 de diciembre —mientras una ola de calor impactaba al país— Australia experimentó el día más caliente desde que tiene registros, con 41,9°C. El segundo día más caliente sucedió el 17 de diciembre, con 40,9°C.
“Los extremos se han visto, en olas de calor y, por supuesto, en los incendios forestales, que son consecuencia de las condiciones cálidas y secas”, dijo Sarah Perkins-Kirkpatrick, investigadora de la Universidad de New South Wales al medio The Guardian.
Las olas de calor vienen en aumento de frecuencia, intensidad y duración a nivel mundial, según un estudio de la Unión Geofísica Americana. En un clima estable, esto no debería suceder, señala ese estudio.
La principal explicación es que, al aumentar la temperatura, el cambio climático también altera la presión atmosférica. Debido a esto, las corrientes de aire caliente se estancan sobre ciertos lugares, un fenómeno conocido como bloqueo atmosférico.
Menos lluvia
Finalmente, la lluvia también es cada vez menos y el 2019 rompió records en este rubro también.
En algunas regiones —hoy afectadas por incendios— como Southern Downs (Queensland) y Northern Tablelands (New South Wales), el periodo de enero a agosto del 2019 fue el más seco de la historia, según la Oficina Meteorológica.
Noviembre del 2019, además, fue el noviembre más seco que ha experimentado el país desde que tiene registros.
Según el organismo meteorológico, los estados de Queensland y New South Wales (ambos en llamas) han tenido deficiencias de lluvia desde 2017.
Respuesta débil
El gobierno de Australia conoce, desde hace bastante tiempo, las vulnerabilidades del país a los incendios forestales. A pesar de eso, su respuesta ha sido insuficiente, según ex-directivos de unidades de emergencias.
En el 2005, un estudio del gobierno australiano encontró que, para el 2020, la frecuencia de días con una “alta” y “extremadamente alta” posibilidad de incendios aumentaría hasta en un 25%.
A pesar de esto, las autoridades actuales de gobierno han rechazado el rol del cambio climático en este tema.
El primer ministro, Scott Morrison, aseguró que Australia “siempre ha tenido incendios”, mientras que su segundo al mando, Michael McCormack, aseguró que las víctimas no necesitan “los delirios de ambientalistas capitalinos”.
En abril del año pasado, un grupo de 23 ex-directivos de unidades de fuego y emergencias enviaron una carta al gobierno advirtiendo sobre la posibilidad de incendios cada vez más extremos. La reunión solicitada, sin embargo, les fue negada.
Mullins, uno de los firmantes de esa carta, dijo al medio Sydney Sunday Morning que Australia "no tiene los recursos adecuados para combatir incendios de esta escala o para hacer frente al empeoramiento de las condiciones”.