Mantener los combustibles fósiles bajo tierra, esa es la consigna de Beyond Oil & Gas Alliance (BOGA), más conocida como Coalición BOGA, lanzada hoy en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático o COP26.
Copresidida por Costa Rica y Dinamarca, la coalición suma 10 gobiernos nacionales y subnacionales. Aparte de los ticos y daneses, están Francia, Gales, Groenlandia, Irlanda, Quebec y Suecia como miembros núcleo así como California y Nueva Zelanda como miembros asociados.
“Hoy marcamos el principio del fin del petróleo y el gas”, dijo el ministro danés de Clima, Dan Jørgensen, en conferencia de prensa y añadió: “no hay futuro para el petróleo y el gas en un mundo cuyo incremento de temperatura se limite a 1,5°C. La ciencia lo ha dejado claro: la era de los fósiles debe llegar a su fin”.
La principal meta de BOGA es eliminar gradualmente la producción de petróleo y gas, esto incluye las fases de exploración, desarrollo y propiamente la producción. Para ello, los miembros núcleo ya no darán las nuevas concesiones, licencias o rondas de arrendamiento para exploración o producción. También establecerán una fecha para poner fin a la producción en el territorio bajo su jurisdicción.
“Es una decisión costosa, pero demuestra el coraje del compromiso que estamos asumiendo”, destacó Per Bolund, quien es el ministro de Medio Ambiente y Clima de Suecia.
Ese proceso conllevará una transición justa. Jørgensen mencionó que se estará articulando programas de capacitación para ayudar a las personas, cuyo empleo depende del petróleo y gas, a encontrar nuevas oportunidades laborales, eso incluye aumentar la inversión en energías renovables para también crear nuevos empleos.
En cuanto a los miembros asociados, estos se comprometieron a tomar medidas orientadas a reducir la producción de petróleo y gas. Ejemplo de ello es promover una reforma a los subsidios o ponerle fin al apoyo financiero público internacional.
“Si queremos abordar la crisis climática, necesitamos una eliminación gestionada pero decisiva de la producción de petróleo y gas”, destacó la ministra costarricense de Ambiente y Energía, Andrea Meza, a la vez que agregó: “cada dólar para combustibles fósiles es un dólar menos para renovables y conservación de la naturaleza”.
Contrario a Dinamarca y otros miembros de la coalición, Costa Rica no es productor de petróleo y gas. Sin embargo, la alianza no deja de lado las reservas y en este marco es que Costa Rica se suma a BOGA.
Si bien existe una moratoria a la exploración y explotación petrolera desde el año 2002, actualmente avalada por un decreto que la extiende hasta el año 2050, en este momento se tramita el proyecto de ley (N° 20.641) que pretende declarar a Costa Rica como “un territorio continental y marino, libre de exploración y explotación de combustibles fósiles”, por lo que prohíbe “el otorgamiento de permisos, licencias o concesiones para exploración o explotación de carbón, petróleo y gas natural en el territorio costarricense”.
Sin embargo, la presión por no aprobar dicho proyecto así como por permitir la exploración y explotación de petróleo y gas se ha hecho sentir en la Asamblea Legislativa. Ya el proyecto de ley fue dictaminado en comisión y está listo para pasar a plenario.
Combustibles fósiles en COP26
Por primera vez, la eliminación de los combustibles fósiles –responsables de la mayoría de las emisiones de dióxido de carbono- se consigna en el borrador del texto de negociación de una conferencia de este tipo. En los borradores específicamente se lee: “pide a las Partes que aceleren la eliminación del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles”.
Datos de la organización We Dont Have Time revelan que la industria de los combustibles fósiles recibe aproximadamente $11 millones en subvenciones por minuto. “Esto significa más de $181.000 millones desde el inicio de la Cumbre del Clima en Glasgow o más de $200.000 millones cuando la COP26 haya terminado. Esta suma es un 200% más alta que la financiación anual del clima que se está discutiendo actualmente en la cumbre de Glasgow”, detalla el comunicado.
“El éxito de la COP26 se medirá en función de si se aborda plenamente la producción de petróleo, gas y carbón, si se establece un calendario de actuación y si se asume el compromiso de una eliminación gradual equitativa en la que los países ricos productores de combustibles fósiles lideren y apoyen a las naciones menos ricas y más dependientes de los combustibles fósiles para que formen parte de la transición. Es hora de elaborar un plan claro para abandonar los combustibles fósiles”, se lee en la convocatoria a una conferencia de prensa enviada por 350.org.
De hecho, los activistas y representantes de la sociedad civil hacen un llamado a reducir los combustibles fósiles en un 5% anual, tal cual se recomienda en el Informe sobre la Brecha de Producción 2021 del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Actualmente, los compromisos sobre combustibles fósiles son insuficientes para alcanzar las metas del Acuerdo de París. Según el informe de PNUMA, los gobiernos aún planean producir en 2030 una cantidad de combustibles fósiles más de dos veces mayor de lo que sería consistente con el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5°C.
“La investigación es clara: la producción mundial de carbón, petróleo y gas debe empezar a disminuir de inmediato y de forma pronunciada para ser coherente con la limitación del calentamiento a largo plazo en 1,5 °C. Sin embargo, los gobiernos siguen planificando y apoyando niveles de producción de combustibles fósiles que superan ampliamente lo que podemos utilizar de forma segura”, declaró Ploy Achakulwisut, autor principal del informe y científico del Instituto del Ambiente de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés).
El informe también revela que los gobiernos tienen previsto producir alrededor de 110% más de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería coherente con la meta de 1,5°C y un 45% más de lo que sería coherente con la trayectoria de 2°C. “El tamaño de la brecha de producción se ha mantenido prácticamente sin cambios en comparación con las evaluaciones anteriores”, señala el reporte.
Esos planes y proyecciones conducirían a una producción de 240% más de carbón, un 57% más de petróleo y un 71% más de gas en 2030 de lo que sería coherente con la limitación del calentamiento a 1,5°C. De hecho, se prevé que la producción mundial de gas sea la que más aumente entre 2020 y 2040.
“Esta expansión mundial continuada y a largo plazo de la producción de gas es incompatible con los límites de temperatura del Acuerdo de París”, indicaron los autores.
En cuanto a financiamiento, desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, los países han destinado más de $300.000 millones a actividades relacionadas con los combustibles fósiles, más de lo que han destinado a energía limpia.
“Este informe muestra, una vez más, una simple pero poderosa verdad: tenemos que dejar de extraer petróleo y gas del suelo si queremos cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Debemos abordar simultáneamente la demanda y la oferta de combustibles fósiles”, dijo Meza.
Bajo tierra
El 60% de las reservas de petróleo y gas así como el 90% de las reservas de carbón deben permanecer bajo tierra en 2050, esto si se quiere tener un 50% de posibilidades de limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Así lo revela un estudio elaborado por Dan Welsby, James Price, Steve Pye y Paul Ekins, publicado en la revista Nature.
Los investigadores calculan que la producción de petróleo y gas, por ejemplo, debe disminuir un 3% anual hasta 2050 para cumplir la meta de 1,5 °C. Actualmente, los combustibles fósiles representan el 81% del consumo mundial de energía.
En un ejercicio de modelado anterior, que data del 2015 y que también fue publicado en Nature, se había estimado que un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las de gas y más del 80% de las de carbón deberían quedar sin utilizar en 2050, esto para tener una oportunidad de limitar el calentamiento global a 2 °C.
En este nuevo modelado, los investigadores evaluaron qué proporción de combustibles fósiles deben dejarse en el suelo para tener la posibilidad de limitar el calentamiento a 1,5 °C. Para ello, los autores estiman que es necesario un aumento de las reservas de combustibles fósiles no extraíbles, especialmente en el caso del petróleo, cuyas reservas deben permanecer bajo tierra en un 25% más que en las estimaciones de 2015.
En el ejercicio, los investigadores también constataron que la disminución de la producción de petróleo y gas necesaria a nivel mundial para 2050 implica que muchas regiones se enfrentarán a un pico de producción ahora o durante la próxima década.
Además, sugieren que estos resultados pueden ser una subestimación, ya que su modelo no tiene en cuenta las futuras retroalimentaciones del sistema terrestre, dadas las incertidumbres en torno al ritmo de despliegue y la escala de las tecnologías necesarias para contrarrestar las emisiones.
Se puede vivir de renovables
El potencial mundial de energía renovable actual es más que suficiente para realizar la transición y abandonar los combustibles fósiles, al mismo tiempo, que se amplía el acceso a la energía. A esa conclusión llegaron Sven Teske y Sarah Niklas, investigadores del Institute for Sustainable Futures de la Universidad de Tecnología de Sidney.
Los modelos utilizados en el análisis, publicado bajo el título Fossil Fuel Exit Strategy, demuestran que todas los continentes tienen suficiente energía renovable para proporcionar acceso a la electricidad, utilizando las tecnologías existentes. Esto sugiere que es posible cumplir el doble reto de eliminar los combustibles fósiles y aumentar el acceso a la electricidad a la velocidad requerida mediante el aumento de las energías renovables.
“A medida que el coste de las energías renovables ha disminuido, el potencial económico de las mismas ha crecido junto con el potencial técnico. Incluso teniendo en cuenta las salvaguardias medioambientales, las limitaciones del terreno y la viabilidad técnica, la energía solar y la eólica podrían abastecer al mundo más de 50 veces”, se lee en el reporte.
Para Teske, la combinación de energías renovables, tecnologías de almacenamiento y combustibles renovables como el hidrógeno y los combustibles sintéticos proporcionará un suministro energético fiable para las industrias, los viajes y los edificios.
“Seguir expandiendo el sector de los combustibles fósiles sólo servirá para bloquear más infraestructuras que se convertirán en activos varados, con consecuencias climáticas y humanitarias devastadoras”, continúa el documento.
Según Rebecca Byrnes, directora adjunta de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, “el obstáculo ya no es económico ni técnico; nuestros mayores retos son políticos”.