En agosto se batieron récords de temperatura en Australia, India y Japón. En Hong Kong, por ejemplo, la población está experimentando el verano más caluroso desde que se tienen registros. La temperatura media en esta ciudad llegó a 29,7°C en julio, mientras que la capital de China, Pekín, registró una temperatura récord de 41,1 °C en junio.

El invierno también ha sido cálido para los países suramericanos de Chile y Argentina. Vicuña, localidad chilena, registró una temperatura de 37 °C a finales de agosto, el registro más alto desde 1951. “Hace más de 70 años que no se registraba una temperatura como esta”, dijo Cristóbal Torres, meteorólogo de la Dirección Meteorológica de Chile, a la AFP.

Las capitales de ambos países, Santiago y Buenos Aires, vienen reportando temperaturas entre 24°C y 25°C en los meses de julio y agosto. Es más, Buenos Aires superó los 30°C el pasado 1 de agosto, y esa misma temperatura se reportó para varias ciudades de Uruguay el pasado 30 de agosto.

“Lo que estamos viviendo es la superposición de dos fenómenos: tendencia de calentamiento global debido al cambio climático más el fenómeno de El Niño”, explicó la ministra del Medio Ambiente de Chile y climatóloga, Maisa Rojas, a la AFP. “Por lo tanto, cuando acabe El Niño, la situación meteorológica mundial debería dejar de ser tan extrema”, agregó.

En estos meses, la temperatura media global usualmente empieza a subir desde junio hasta finales de julio e inicios de agosto debido al verano boreal. Sin embargo, desde junio se vienen reportando temperaturas medias más altas que lo registrado en años anteriores.

De hecho, julio batió ampliamente el récord del mes más caluroso registrado en el planeta con 0,33 °C más que el anterior récord de julio de 2019, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S). Para referencia: la media del mes de julio de 2019, el récord anterior, fue de 16,63 °C. Es decir, julio de 2023 marcó una temperatura promedio a nivel global de 16,96 °C.

Según C3S, el récord absoluto fue batido el pasado 30 de julio con 20,96° C. Durante todo el mes, la temperatura en la superficie marítima estuvo 0,51° C por encima de la media (1991-2020).

“Los extremos meteorológicos sufridos por millones de personas en julio no son más que la dura realidad del cambio climático y un adelanto de lo que nos reserva el futuro”, afirmó Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Y es posible que el año 2023 no haya terminado de batir récords. “Para 2023 se espera un final de año relativamente cálido por el desarrollo del fenómeno de El Niño”, recordó C3S.

Un año caluroso

“El 2023 es el tercer año más cálido hasta el momento, con 0,43°C por encima del promedio reciente y una temperatura media global en julio de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales”, comentó Samantha Burgess, subdirectora del C3S, a la AFP.

Según OMM, el período 2023-2027 será muy probablemente el más caluroso jamás registrado, debido al impacto de los gases de efecto invernadero y el fenómeno meteorológico El Niño, que están provocando un aumento de las temperaturas. “Hay un 98% de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, y el quinquenio en su conjunto, sea el más caluroso jamás registrado”, señaló esta agencia de Naciones Unidas.

“Se espera que El Niño, combinado con cambio climático provocado por los seres humanos, hará que aumenten las temperaturas mundiales a niveles jamás alcanzados. Esto tendrá repercusiones importantes sobre la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente. Necesitamos estar preparados”, declaró Taalas.

Y, de hecho, los efectos no se hicieron esperar. A finales de abril, una ola de calor extremo azotó a España, Portugal y el norte de África. Según un informe científico del World Weather Attribution (WWA), esta sería “casi imposible sin el cambio climático”.

“El cambio climático provocado por el hombre centuplicó las probabilidades de la ola que dejó récords de calor en España, Portugal, Marruecos y Argelia, con respecto a la época preindustrial”, señala el informe realizado por diez expertos de WWA, y continúa: “Dicho calor habría sido casi imposible sin el cambio climático”.

“Las temperaturas fueron tan extremas que el evento fue inusual aún en el clima actual más cálido, incluso en una región ya acostumbrada a la multiplicación de las olas de calor en los últimos años”, detalló WWA.

Para dimensionar la situación: los termómetros a finales de abril marcaron niveles 3,5 °C superiores a aquellos que se hubieran registrado sin cambio climático.

Julien Nicolas, científico del C3S, le explicó a AFP que lo observado desde junio se debe en gran parte a las temperaturas elevadas en la superficie del océano, que constituye el 70% del globo terráqueo. Las temperaturas ya habían alcanzado niveles récord en mayo en el océano Pacífico debido a la aparición de El Niño. En junio, por su parte, el Atlántico Norte experimentó olas de calor marino que alcanzaron niveles sin precedentes.

“Uno de los factores es la menor velocidad del viento en amplias zonas del Atlántico Norte, debido a un anticiclón de las Azores que fue el más débil para un mes de junio desde 1940. Ese debilitamiento del anticiclón redujo la mezcla de aguas superficiales y por tanto su enfriamiento. Además de eso, está la tendencia al calentamiento de los océanos, que absorben el 90% del calor producido por la actividad humana”, explicó Nicolas.

Para Gavin Schmidt, climatólogo de la NASA, estos efectos no pueden atribuirse únicamente al patrón meteorológico de El Niño, cuya declaratoria oficial ocurrió recién en julio. Y, aunque El Niño desempeña su rol, “lo que estamos viendo es un calentamiento generalizado, prácticamente en todas partes, sobre todo en los océanos. Llevamos muchos meses registrando temperaturas récord en la superficie del mar, incluso fuera de los trópicos. Prevemos que esto va a continuar, y la razón por la que pensamos que va a hacerlo es porque seguimos introduciendo gases de efecto invernadero en la atmósfera”, alertó Schmidt.

“Anticipamos que 2024 será un año aún más cálido, porque vamos a empezar con ese evento de El Niño que se está formando ahora y que alcanzará su punto máximo hacia finales de este año”, precisó el científico de NASA.

Los efectos de las altas temperaturas

En Asia, el calor se alterna con lluvias torrenciales que son en parte provocadas por la evaporación que se acumula en la atmósfera. En Vietnam y el sur de China, por ejemplo, un cuarto de millón de personas fueron evacuadas debido a un tifón que tocó tierra con potentes vientos e intensas lluvias. Y en Corea del Sur, se mantiene el pronóstico de fuertes precipitaciones que provocaron, en los últimos días, 41 muertos y nueve desaparecidos.

En Estados Unidos, más de 80 millones de personas en los estados sureños y occidentales estaban expuestas a alertas meteorológicas por olas de calor. Por 19 días consecutivos, la capital de Arizona, Phoenix, llegó a 43 °C, batiendo un récord vigente desde 1974. El Valle de la Muerte en California, uno de los lugares más calurosos del planeta, alcanzó una temperatura casi récord de 52 °C.

California, además, lucha contra incendios forestales que ya provocaron evacuar a las personas. El más importante de ellos redujo 3.200 hectáreas a cenizas. Los bomberos forestales siguen combatiendo el fuego en Canadá. Se mantenían 882 incendios activos este lunes, 579 de ellos fuera de control.

Volviendo a las olas de calor, millones de personas están lidiando con las altas temperaturas en Estados Unidos, Europa y China, donde se han registrado récords de más de 40 °C y 50 °C en algunas regiones. Sólo en México murieron más de 200 personas a causa del calor.

En España, Italia, Grecia, Chipre, Argelia y China también se registraron muertes por calor, así como un gran aumento de las hospitalizaciones por enfermedades relacionadas a este. Gran parte de la población de Italia y España, así como 100 millones de personas en el sur de Estados Unidos, están bajo alerta por calor.

Según WWA, estas olas de calor hubieran sido “casi imposibles” sin la influencia del cambio climático. “América del Norte, Europa y China han experimentado olas de calor cada vez con más frecuencia en los últimos años como consecuencia del calentamiento provocado por las actividades humanas, de ahí que las olas de calor actuales no sean raras en el clima actual, esperándose un acontecimiento como el actual aproximadamente una vez cada 15 años en la región de Estados Unidos/México, una vez cada 10 años en el sur de Europa y una vez cada 5 años en el caso de China”, señalaron los científicos de WWA.

Y continuaron: “Sin embargo, sin el cambio climático inducido por el hombre, estos episodios de calor habrían sido extremadamente raros. En China se habrían producido una vez cada 250 años, mientras que en la región de Estados Unidos/México y el sur de Europa habría sido prácticamente imposible que se produjera un calor máximo como el de julio de 2023 si los humanos no hubiéramos calentado el planeta quemando combustibles fósiles”.

Asimismo, este estudio de atribución –al igual que otros anteriores- constató que “las olas de calor son 2,5 °C más cálidas en el sur de Europa, 2 °C más cálidas en Norteamérica y aproximadamente 1 °C en China en el clima actual de lo que habrían sido si no fuera por el cambio climático inducido por el hombre”.

“A menos que el mundo deje rápidamente de quemar combustibles fósiles, estos fenómenos serán aún más frecuentes y el mundo sufrirá olas de calor aún más intensas y duraderas. Una ola de calor como las recientes se produciría cada 2-5 años en un mundo 2°C más cálido que el clima preindustrial”, alertaron los científicos.

John Nairn, experto en calor de la OMM, mencionó que el número de olas de calor simultáneas en el hemisferio norte se ha multiplicado por seis desde la década de 1980. “Este tipo de situaciones continuará creciendo en intensidad, y el mundo necesita prepararse para olas de calor más intensas”, señaló.

Sólo en año pasado, durante el verano boreal, más de 61.000 personas fallecieron debido al calor en Europa. Sin las medidas adecuadas, el continente podría enfrentarse a más de 94.000 decesos debidos a las oleadas de calor en 2040, según un estudio publicado en Nature Medicine.

El verano de 2022 fue uno de los más calurosos experimentados en Europa, con sucesivas canículas que provocaron récords de temperatura, sequía e incendios forestales. Los científicos analizaron los datos de temperatura y mortalidad durante el periodo 2015-2022 en 823 regiones de 35 países europeos, con una población total de más de 543 millones de personas.

El análisis reveló que, entre el 30 de mayo y el 4 setiembre 2022, se produjeron 61.672 muertes atribuibles al calor y una ola de calor particularmente intensa, ocurrida entre el 18 y el 24 de julio 2022, provocó 11.637 muertes.

“Es una cifra de decesos muy elevada. Ya conocíamos los efectos del calor en la mortalidad a partir del precedente de 2003 (cuando se superó la cifra de 70.000 muertos), pero con este análisis es evidente que queda mucho trabajo por delante para proteger a la población”, declaró Hicham Achebak, investigador del Instituto Sanitario Público de Francia (Inserm) que realizó este estudio en conjunto el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal).

¿Y quiénes son los que más sufren? “El calor extremo está afectando duramente a las personas menos capaces de asumir sus consecuencias, como los ancianos, los bebés y los niños, así como a los pobres y las personas sin hogar”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Nairn advirtió sobre la importancia de prestar atención a las temperaturas nocturnas, ya que si son elevadas y frecuentes pueden perjudicar la salud de las personas porque el cuerpo es incapaz de reponerse del calor que sufre durante el día. “Llegamos así a periodos más largos de temperaturas elevadas”, comentó el experto a la AFP. La situación es particularmente preocupante para regiones como Suramérica, donde se están registrando temperaturas altas en pleno invierno.

Ebullición global

La era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”, dijo recientemente el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres. “El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es sólo el principio. La era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”, añadió.

Las políticas climáticas actuales conducen al planeta a un calentamiento de 2,7° C de aquí a finales de siglo. La temperatura media en la superficie del planeta ya aumentó en cerca de 1,2° C desde la era preindustrial y está subiendo más de 0,2° C cada década.

“En el periodo 2013-2022, el calentamiento causado por la humanidad aumentó hasta un nivel sin precedentes de más de 0,2° C por década”, alertó un estudio elaborado por unos 50 expertos y publicado en Earth System Science Data.

“Necesitamos urgentemente dejar de quemar combustibles fósiles y trabajar para reducir nuestra vulnerabilidad. Si no lo hacemos, decenas de miles de personas seguirán muriendo”, afirmó la climatóloga británica Friederike Otto a la AFP.

La climatóloga considera “absolutamente esencial” que en la conferencia sobre el cambio climático (COP28), a realizarse a finales de noviembre en Dubái, se adopte una legislación internacional sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles.

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