Los eventos extremos relacionados con el cambio climático han causado daños por valor de al menos $41.000 millones en los primeros seis meses del año, según un informe de la organización Christian Aid.
Los autores advierten que esta cifra es una subestimación, así que las pérdidas y daños pueden ser aún mayores. “Normalmente sólo se contabilizan las pérdidas aseguradas, y muchas de las peores catástrofes han afectado a países en los que pocas personas o empresas están aseguradas. El coste humano de las catástrofes también se pasa por alto en estas cifras, desde los que pierden la vida hasta los que ven destruidos sus hogares o pierden su trabajo o educación”, explican.
De hecho, el informe se centra en cuatro eventos atribuidos científicamente al cambio climático: las inundaciones en el sur de Brasil, el suroeste de Asia y el este de África, así como las olas de calor extremo que azotaron amplias zonas de Asia. Estos cuatro eventos afectaron a millones de personas y causaron la muerte de al menos 2.539 personas.
Según el informe, estas inundaciones y olas de calor interrumpieron la educación de los niños, dificultando a muchos salir de la pobreza. También causaron daños masivos en cultivos y ganado, alimentando la inseguridad alimentaria en algunos lugares y la inflación de precios en otros.
El calor extremo y las inundaciones agravaron las crisis existentes para los refugiados y las personas que viven en conflictos, e incluso afectaron a la mayor ocasión democrática del mundo, ya que muchos indios tuvieron dificultades para votar con temperaturas peligrosas.
“La magnitud de los daños demuestra que la crisis climática ya está aquí y empeora”, se lee en el informe y continúa: “Estas inundaciones y olas de calor provocadas por los combustibles fósiles causaron la miseria de millones de personas, muchas de las cuales viven en países que han hecho poco por provocar el cambio climático”.
Las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los combustibles fósiles contribuyen al calentamiento del planeta, el cual inyecta más energía a los sistemas atmosféricos y océanicos haciendo que los eventos meteorológicos o climáticos se exacerben.
Por esta razón, los autores hacen un llamado a “detener toda expansión de los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas y pasar a invertir en energías renovables y resiliencia climática, o el coste económico y humano de los fenómenos meteorológicos extremos empeorará drásticamente”.