Comúnmente denominado como “monte” por los ticos y clasificado cómo un descuido escénico, los pastizales son más importantes de lo que parecen, siendo un agente infravalorado en la mitigación al cambio climático. Pero, antes de profundizar en su importancia como mitigador, ¿qué es un pastizal y por qué es importante? 

Básicamente son ecosistemas conformados por vegetación herbácea (sin estructura leñosa), que pueden variar desde sabanas, pampas o praderas y que cubren aproximadamente un 40,5% del área terrestre global. Son más que una acumulación de zacate y monte, pueden presentar una diversidad de especies con colores y formas distintas.  

Los zacates o gramíneas, vegetación de la familia Poacea, son probablemente uno de los tipos de vegetación herbácea más dominante de este tipo de ecosistemas, y los cuales presentan una riqueza enorme (aproximadamente 11,000 especies). 

La fauna asociada a estos ecosistemas también es muy variada, dependiendo de la ubicación geográfica donde se encuentren. Por ejemplo, en África se pueden observar gacelas, elefantes e hipopótamos, mientras que en América se ven bisontes y caribúes y en Costa Rica, específicamente, pueden verse ratas algodoneras crespas y zorros. ¡Los pastizales son unos de los ecosistemas que cuentan con una mayor riqueza de especies en el mundo!

Debido a esta gran variedad, no es de extrañar que los pastos tengan una amplia gama de servicios ecosistémicos e inervaciones culturales con los humanos. El género Homo, al cual pertenecemos los seres humanos, evolucionó en las sabanas, hace unos 2 millones de años aproximadamente. Además, la domesticación de los pastos dio paso al surgimiento de sociedades agrícolas. Muchos de estas gramíneas siguen siendo importantes alimentos a nivel mundial, como el maíz, el arroz, el trigo y la cebada. Igualmente, mucha de la industria ganadera se dio, y sigue dándose en algunos casos, en antiguos pastizales nativos. Muchos animales y vegetación se han adaptado a estos entornos con el paso del tiempo. 

Por esto, los pastizales son de gran importancia, no solo por su prominencia económica, sino también por su biodiversidad. 

Ahora bien, ¿qué importancia tienen en la mitigación del cambio climático? Aproximadamente un tercio de las reservas de carbono terrestre son almacenadas por los pastizales y estos ayudan, también, en la regulación climática. Algunos usos o tipos de gestión de los pastizales pueden ser capaces de cambiar los gases de la atmósfera, mediante la regulación de gases invernadero, cómo el dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), por ejemplo. Los pastizales en ambientes urbanos pueden dar confort en verano, disminuyendo aproximadamente 1°C la sensación térmica en la superficie terrestre. 

Uno de sus sistemas de regulación más importante es su capacidad, antes mencionada, de secuestrar carbono. Esto es la capacidad de almacenar carbono a lo largo del tiempo. Su capacidad de almacenamiento es menor a los ecosistemas forestales, pero su amplia distribución es lo que los hace importantes. Se ha observado que, al degradarse el pastizal, disminuye la capacidad de almacenamiento de este y, curiosamente, el promedio de secuestro suele ser mayor cuando se convierte una tierra de cultivo a pastizal, que cuando se convierte una tierra de cultivo a bosque/arbusto. 

Sin embargo, los cambios en el uso de la tierra y la degradación natural pueden causar estragos en las funciones ecosistémicas y en la biodiversidad de estos ecosistemas. En el caso de los pastizales, su degradación y destrucción puede darse velozmente, mientras que la completa recuperación de su biodiversidad y de sus funciones esenciales ocurre de manera muy lenta, o en ocasiones, no ocurre en absoluto.   

La restauración en estos ecosistemas a menudo es pasada por alto, tal vez debido a la idea equivocada de que pueden ensamblarse rápidamente, o que ofrecen menos beneficios que los ecosistemas boscosos.

Sin embargo, si se está considerando cómo gestionar las acciones relacionadas al carbono secuestrado en el suelo, se debe tener una mentalidad de multifuncionalidad en los servicios ecosistémicos. Por ejemplo, en ciertas sabanas tropicales, un aumento en el número de árboles puede aumentar el secuestro de carbono, pero disminuir la diversidad. En este caso, se podría considerar el potencial que tienen los suelos de pastizales saludables en el secuestro de carbono, y realizar una restauración de pastos degradados en conjunto con un manejo de pastoreo sostenible. 

Por esto, es importante conocer la historia y características del terreno antes de adentrarse en esfuerzos restaurativos, especialmente cuando el énfasis sea el secuestro de carbono, ya que los pastizales pueden ser, en diversas ocasiones, el agente infravalorado en la mitigación del cambio climático que se pretende alcanzar. 

Andrea Bogantes es estudiante de biología de la Universidad de Costa Rica (UCR). Este artículo forma parte del proyecto de divulgación científica, Nuevas Plumas, de Ojo al Clima.

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