La semana pasada, Belén sirvió de escenario a dos reuniones que resultan claves de cara a las próximas negociaciones internacionales, particularmente ante la 28va conferencia de las partes de la convención sobre cambio climático o COP28.
La primera de ellas fue la reunión de la mesa directiva del Foro de Ministras y Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, ocurrida el 4 de mayo. Integrado por 33 países, este foro representa el espacio de diálogo político y colaboración en materia ambiental más antiguo de la región.
La mesa directiva, presidida por Costa Rica, se reunió para preparar la XXIII Reunión del Foro de Ministras y Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, que se realizará en octubre, y también para afinar agenda regional con miras a la Sexta Asamblea de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA 6), programada para finales de febrero de 2024 en Nairobi, Kenia.
La segunda reunión, realizada el 5 de mayo, citó a los 14 ministros latinoamericanos presentes con Virginijus Sinkevičius, Comisario Europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca. El objetivo del encuentro era “buscar caminos de colaboración entre ambas regiones”, manifestó Franz Tattenbach, ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica y anfitrión de la actividad.
Esta segunda reunión entre la Unión Europea y América Latina constituye la antesala de la cumbre UE-CELAC, la cual tendrá lugar del 17 al 18 de julio en Bruselas, Bélgica.
En ambos encuentros, el tema en que coinciden los ministros y ministras de la región es financiamiento climático; tópico que ya se había puesto sobre la mesa desde la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2021, poniendo énfasis en adaptación. En enero de 2023, la sétima edición de esta cumbre, fue un poco más allá al sugerir poner en marcha un fondo de adaptación y respuesta integral de desastres que sea propio de la CELAC.
Pero, antes de estas cumbres, el financiamiento climático había sido tema de conversación en el Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas, actividad co-organizada por los gobiernos de Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana en 2021. Y allí, por primera vez, se escuchó una propuesta para que los países pudieran tener recursos sin endeudarse más: el canje de deuda por acción climática.
Precisamente, el canje de deuda tuvo eco las reuniones realizadas en Costa Rica.
Canje e inversión privada
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), América Latina y el Caribe genera apenas el 8,3% de las emisiones globales, pero es altamente vulnerable a los impactos del cambio climático. De hecho, en los últimos 30 años, el número de desastres se triplicó en el Caribe y las pérdidas económicas asociadas se quintuplicaron.
“Uno de los puntos importantes para nosotros, los países de la región, es reconstruir economías resilientes y adaptar a nuestras poblaciones, nuestra agricultura y economía a un escenario climático de 1,5°C de calentamiento. Por supuesto, haciendo nuestra parte en la reducción de las emisiones de acuerdo a los compromisos asumidos”, declaró Tattenbach.
No obstante, ese objetivo de adaptación y resiliencia choca de frente con una realidad: una crisis fiscal que se viene arrastrando con los años, la carga del endeudamiento y el impacto económico negativo que implicó la pandemia por COVID-19.
Ante este panorama, los ministros y ministras discuten la idea del canje de deuda por acción climática como una posible vía para traer alivio. Según la Ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, la propuesta consiste en condonar un porcentaje de la deuda externa de los países al 2030 para que, “durante una década, los países tengan espacio fiscal en sus presupuestos, enfocado en invertir en acción climática y protección ambiental”.
“Así generamos recursos suficientes y asequibles, y evitamos la trampa de aplicar siete años a un fondo global para aterrizar recursos a los territorios”, agregó Muhamad.
Esto se haría mediante un acuerdo multilateral que no solo vaya dirigido a los países más vulnerables, sino también a los de “renta media, que hoy no podemos endeudarnos más, que estamos pagando permanente por la crisis climática y al mismo tiempo nuestras cuentas fiscales no dan para pagar ni nuestras Contribuciones Nacionalmente Determinadas o NDC, ni los procesos de adaptación, ni la respuesta a la crisis”, dijo la ministra colombiana.
La otra propuesta sobre la mesa es involucrar al sector privado. Las alianzas público-privadas es el corazón de la Declaración de Seúl, firmada por 47 países y 23 organizaciones internacionales en 2021. Entre los países firmantes se encuentran Costa Rica, Colombia y Perú. En esta, se reconoce que los inversores privados y las instituciones financieras son cruciales para lograr el objetivo de cero emisiones netas al 2050.
Según Tattenbach, en la más reciente cita ocurrida en Belén, los ministros y ministras consideraron involucrar al sector privado “para que inviertan en línea con las políticas de reducción de emisiones y economía circular”. En este sentido, se analizará la iniciativa de Marco Común de Taxonomías de Finanzas Sostenibles, la cual pretende movilizar y alinear el capital privado con los objetivos climáticos.
Asimismo, los ministros y ministras enfatizaron en “la necesidad de promover sinergias con los ministros de finanzas, los reguladores y supervisores financieros y los bancos centrales para construir conjuntamente un entorno propicio para las finanzas sostenibles, para dirigir los flujos de capital en una dirección ambientalmente sostenible, reconociendo que las finanzas sostenibles tienen un papel clave que desempeñar en la Transición Verde de América Latina y el Caribe”.
“En esta reunión con la Unión Europea vimos el tema de movilización de recursos. Este es un tema en que la Unión Europea ha avanzado mucho, incorporándolo a los sistemas financieros, los bancos centrales y ministerios de hacienda para redirigir la inversión hacia finanzas verdes y alineadas a las políticas de cambio climático. Y eso permite flujos que no representan endeudamiento para los gobiernos”, comentó Tattenbach.
Aunque existen propuestas sobre la mesa, el ministro costarricense invitó a sus colegas a seguir buscando soluciones. “Hay que pensar en nuevos mecanismo de financiamiento”, dijo.
Con miras a la COP28
La reunión de la mesa directiva del foro de ministros –realizada el 4 de mayo- contó con la participación de una delegación de alto nivel de Emiratos Árabes Unidos, país que actualmente ostenta la presidencia de la COP28.
“Se tuvo el honor de recibir al embajador Majid Al Suwaidi, Enviado Especial del Presidente de la COP28, quien destacó la importancia del financiamiento climático y la necesidad de avanzar de forma rápida y concreta en la respuesta al cambio climático”, comentó Tattenbach.
El presidente de la COP28, el sultán Ahmed al Jaber, ya lo había dicho en la una reunión anterior del G7: financiamiento climático, sin duda será uno de los principales temas de la conferencia que se realizará del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023.