EcoArk parece, a simple vista, un edificio más de la ciudad de Taipéi, capital de Taiwán. No obstante, en vez de ladrillos, esta edificación está compuesta por más de un millón de botellas plásticas.
Su arquitecto, Arthur Huang, asegura que esto le aporta una ventaja significativa con respecto a los otros edificios: costó un tercio de lo que costaría una edificación similar hecha de concreto.
Este edificio ha resistido tifones, terremotos y lluvia ácida durante 7 años desde su inauguración. Para Huang, EcoArk es un símbolo de que los productos reciclados -bajos en emisiones- pueden ser competitivos y costo-eficientes.
“Una vez que el nuevo material está formateado, está limpio y está transformado uno ya no piensa que esto es basura. (...) Esto podría volverse como un nuevo tipo de moneda”, aseguró Huang en una entrevista con Ojo al Clima.
El arquitecto y empresario visitó Costa Rica para hablar sobre las oportunidades de la economía circular en el primer congreso de Sostenibilidad, Ecología y Evolución, llevado a cabo del 26 al 29 de setiembre en el Parque Viva.
Menos Plástico
De acuerdo con Huang, reingresar los desechos plásticos en la economía es una oportunidad de desarrollo para Costa Rica, pues sería como abrirle el paso a un nuevo mercado verde.
“Si podemos tomar este empaquetado y convertirlo en algo de valor sería beneficioso para el ambiente y añadiría valor a la economía”, aseguró el empresario.
De acuerdo con el oficial de desarrollo sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Kifah Sasa, la propuesta de Huang es una medida para combatir el problema del plástico, pero no es la solución completa.
Según el funcionario del PNUD, también sería importante reducir el consumo de plástico a través de estrategias gubernamentales.
“Ya algunos cantones están cobrando más caro la recolección de basura a los comercios que sigan usando plástico de un solo uso. (...) Pero el plástico todavía está aquí y no se va a ir. (Fomentar el reciclaje) sería un esfuerzo complementario”, aseguró Sasa.
Bajar emisiones
Huang, además, resaltó que fomentar un mercado de productos reciclados ayudaría a reducir emisiones a nivel país, por lo que es una oportunidad para Costa Rica por sus metas de carbono neutralidad.
“Si uno reemplaza todos los materiales de plástico por material reciclado, disminuye su huella de carbono en un 70%”, indicó.
El plástico de un solo uso ciertamente tiene una alta huella de carbono. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, estima que por cada tonelada de plástico, también se produce una tonelada de dióxido de carbono (una tonelada de gas).
Además, la demanda por este producto se ha duplicado en los últimos 20 años y seguirá creciendo, por lo que las compañías petroleras han fortalecido alianzas con el mercado del plástico, según la Agencia Internacional de Energía.
“Queremos detener la producción de plástico. Realmente odiamos el plástico”, aseguró Huang, quien aseguró que quiere dejar obsoleto el mercado del plástico.
A pesar de esto, el mercado del reciclaje sigue tibio en Costa Rica. Según datos del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (Ifam), solo un 6,6% de los residuos del país son reciclados.
El empresario aseguró que esto debe crecer incentivando la inversión privada en mejores centros de acopio, los cuales deben ofrecer un servicio que sea más cómodo para el usuario.
Transformar la basura
Según explicó el empresario, una enorme ventaja de la economía circular es que la materia prima es barata y accesible.
“El museo de nueve pisos que construimos está hecho de más de un millón de botellas plásticas. Todas esas botellas las recolectamos en menos de nueve días. ¿Sabes cuánta basura hay ahí afuera?” señaló Huang.
El arquitecto además aseguró que este proyecto se volvió de interés comunitario, ya que muchas personas de bajos recursos obtenían ingresos recolectando las botellas y, al mismo tiempo, la ciudad se deshacía de una gran cantidad de basura.
Para convertir toda esa basura en material de infraestructura, Huang diseñó su propia máquina que limpia, comprime y transforma las botellas.
Según indicó, la máquina en sí no es lo más caro del proceso, sino la inversión en energía que requiere, ya que es alimentada por paneles solares. No obstante, explicó que el plástico tendría una gran ventaja para economizar energía: se derrite fácil.
“Derretir metal son 1000°C. Derretir vidrio son 1300°C. El plástico, con 200°C, en unos segundos ya se transforma. La razón por la cual el reciclaje del plástico es importante es porque, con una huella muy baja, uno puede transformarlo”, señaló Huang.
El arquitecto espera que este mercado despegue por las ventajas que tiene a nivel económico, ambiental e incluso de calidad. “Tiene que ser un edificio más barato y tiene que tener un mejor desempeño. Si no, quedaría en bancarrota”, concluyó.