Enfrascados en la misma discusión desde inicios del 2024, los países concluyeron la reunión 62 del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) sin acordar el calendario de los informes que formarán parte del séptimo ciclo de evaluación (AR7).
El IPCC es un organismo intergubernamental que brinda información científico-técnica y socioeconómica para comprender el cambio climático, sus posibles efectos así como las opciones de mitigación y adaptación. A través de sus informes, el IPCC evalúa y sistematiza la literatura científica disponible a la fecha. Sin ser prescriptivos, estos informes brindan insumos que los países pueden utilizar para crear política pública y, en un sentido más amplio, apoyarlos en la toma de decisiones, incluso en procesos de negociación internacional.
Por esta razón, algunos países abogaban para que los informes del AR7 estuvieran a tiempo para el Balance Mundial, el cual está previsto para 2028. El Balance Mundial es un proceso de evaluación que permite conocer cuánto se ha avanzado en los objetivos del Acuerdo de París.
“Si los informes están listos antes del Balance Mundial, los negociadores dispondrán de datos científicos actualizados y fidedignos. Este calendario aumenta las posibilidades de emprender acciones más ambiciosas, convirtiendo las conclusiones del IPCC en un catalizador directo de compromisos climáticos mundiales más firmes”, comentó Delta Merner, científica principal del Centro Científico para Litigios Climáticos de la Unión de Científicos Preocupados.
Pero, mientras estos países querían acelerar el calendario, otros expresaron su preocupación por el hecho de que la reducción del plazo pudiera afectar la participación, sobre todo de los países en desarrollo.
“El mayor debate en la sesión plenaria del IPCC giró en torno al tiempo: la rapidez con la que se debe presentar la siguiente ronda de datos científicos esenciales sobre el clima y, al mismo tiempo, garantizar un proceso inclusivo y equitativo. A medida que se intensifican los efectos del cambio climático y las naciones vulnerables -en particular los Estados insulares- reclaman medidas urgentes, el IPCC se enfrenta a una presión cada vez mayor para producir a tiempo estudios que reflejen la crisis. Sin embargo, unos plazos más ajustados sobrecargarán el proceso de revisión y podrían dejar de lado a voces importantes”, explicó Merner, quien fue observadora en la reunión 62 del IPCC.
Al no llegarse a un acuerdo, la decisión sobre el calendario se postergó a la siguiente reunión prevista para finales de año.
“No llegar a una decisión sobre el calendario del AR7 sólo sirve a quienes desean frenar la acción climática, pero los países vulnerables al clima no pueden esperar. Es una amarga decepción cada vez que la división lleva a posponer o patear el camino de una decisión. Pero los efectos cada vez mayores de la inacción ilustran por qué el trabajo del IPCC debe avanzar con la rapidez y la urgencia necesarias para estar a la altura de la magnitud de la crisis”, manifestó Zhe Yao, asesora de Política Global de Greenpeace Asia Oriental.
Acuerdos
Aunque no se definieron fechas, al menos sí se aprobaron los esquemas de los capítulos de los tres informes y se llegó a un compromiso que permitirá empezar a trabajar, iniciando por el proceso de designación de autores.
Vale recordar que en la reunión 61, celebrada en julio de 2024, los países acordaron las líneas generales del Informe Especial sobre Ciudades y Cambio Climático, y un informe metodológico sobre contaminantes climáticos de vida corta.
Los países también se opusieron al esquema propuesto para un informe sobre la metodología de eliminación del carbono, por temor a que las tecnologías incipientes y poco conocidas recibieran inadvertidamente el mismo estatus que las opciones mejor investigadas.
“Los gobiernos se mostraron acertadamente cautelosos a la hora de permitir el desarrollo de metodologías de contabilidad para enfoques de eliminación de carbono marino, porque la ciencia simplemente no está ahí y los riesgos son inmensos. La reunión también dejó muy claro que la geoingeniería solar no es mitigación, sino una tecnología extremadamente arriesgada y especulativa, y cualquier evaluación debe centrarse en los riesgos y la ética”, dijo Mary Church, quien participó como observadora por parte del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL).
“Seamos claros: depender de peligrosas soluciones tecnológicas retrasa los recortes urgentes de emisiones, amplía la producción de combustibles fósiles y causa importantes daños medioambientales y sociales. Necesitamos centrarnos urgentemente en soluciones reales, que pongan a las personas y al planeta por encima de los intereses corporativos y de las formas tradicionales de hacer las cosas: una eliminación justa y equitativa de los combustibles fósiles, producción y consumo sostenibles, y restauración de los ecosistemas, ya”.
“La voz del IPCC es poderosa y debe caminar por la delgada línea que separa la orientación científica de la legitimación indebida de tecnologías no probadas o potencialmente perjudiciales”, manifestó Merner sobre este tema.
El gran ausente
La reunión realizada en la ciudad de Hangzhou, en China, supuso la primera ausencia de Estados Unidos en la historia del IPCC; esto por decisión del presidente estadounidense, Donald Trump.
“La repentina y agresiva salida de Estados Unidos de los espacios multilaterales ha causado mucha preocupación en el IPCC por la responsabilidad de Estados Unidos de reducir sus elevadas e históricas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y de cumplir sus importantes compromisos financieros. Sin embargo, la ausencia de una delegación estadounidense hizo que países menos poderosos y comprometidos con la cooperación internacional dieran un paso al frente”, comentó Lindsey Fielder Cook, directora adjunta interina y representante para el cambio climático de Oficina Cuáquera ante las Naciones Unidas.
“Científicos de todo el mundo serán nominados para contribuir al AR7. La participación de Estados Unidos sigue siendo incierta, y un menor papel estadounidense podría reducir la amplitud general de conocimientos en un momento en que las evaluaciones mundiales rigurosas nunca han sido más críticas. Necesitamos la colaboración de todos para hacer frente a la creciente crisis climática. Ese es precisamente el poder del IPCC: reunir voces diversas en un proceso transparente para que los responsables de la toma de decisiones de todo el mundo dispongan de la mejor información posible para actuar”, manifestó Merner.
Al respecto, Joyce Kimutai --científica de atribuciones del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres y meteoróloga principal y climatóloga del departamento Meteorológico de Kenia-- dijo: “Aunque es lamentable que Estados Unidos no vaya a estar representado en el AR7 del IPCC, los científicos estadounidenses pueden seguir participando en el proceso como expertos en la materia, por ejemplo, revisando informes o aportando documentación, y no como delegados oficiales de Estados Unidos. Aunque la retirada de Estados Unidos puede provocar una disminución del apoyo financiero a las actividades del IPCC y algunos retrasos en el restablecimiento de una nueva Unidad de Apoyo Técnico (TSU), no creo que estas cuestiones deban impedir el proceso general, especialmente a través de las acciones de otras partes. Todas las partes deben seguir colaborando y alineando sus intereses para fortalecer el IPCC. Confío en que otros países y bloques regionales asuman el liderazgo y garanticen que la labor del IPCC de poner a disposición la mejor y más reciente ciencia sobre el cambio climático prosiga sin interrupciones”.
Roxy Matthew Koll, autora principal de los informes AR5 y AR6 del IPCC así como científica del Instituto Indio de Meteorología Tropical, llamó la atención sobre el contexto político actual: “La crisis climática se agrava, pero los cambios políticos en todo el mundo frenan los avances. Los gobiernos de derechas de varios países están quitando prioridad a la acción climática, reduciendo compromisos y recortando fondos para iniciativas críticas. Un ejemplo claro es la retirada de Estados Unidos de los esfuerzos clave del IPCC: cierre de su unidad de apoyo técnico, reducción de la participación en el próximo ciclo de evaluación y recorte de la ayuda financiera. Estos retrocesos debilitan la cooperación mundial en un momento en que necesitamos compromisos más firmes, no retrocesos”.
“Si los gobiernos dudan, la responsabilidad recae aún más en los científicos, la sociedad civil y los líderes locales. La verdadera cuestión ya no es si podemos permitirnos actuar, sino si podemos permitirnos el coste de la inacción”, continuó.
Temperaturas siguen elevadas
Mientras los delegados de los países discutían en el seno de la reunión 62 del IPCC, el Copernicus Climate Change Service (C3S) anunciaba que febrero de 2025 fue el tercer febrero más cálido a nivel mundial, con una temperatura media del aire en superficie de 13,36°C, es decir, 0,63°C por encima de la media de 1991-2020 para febrero, y sólo ligeramente más cálido, en 0,03°C, que el cuarto más cálido de 2020.
En comparación con el periodo preindustrial, febrero de 2025 se situó 1,59°C por encima de la media estimada para los años 1850-1900 y fue el decimonoveno mes de los últimos 20 meses en el que la temperatura media mundial del aire en superficie superó en más de 1,5°C el nivel preindustrial.
De hecho, el periodo de 12 meses comprendido entre marzo de 2024 y febrero de 2025 fue 0,71°C superior a la media de 1991-2020 y 1,59°C superior al nivel preindustrial.
“Febrero de 2025 continúa la racha de temperaturas récord o casi récord observada a lo largo de los dos últimos años”, destacó Samantha Burgess, subdirectora del C3S.
La temperatura de la superficie del mar (TSM) también sigue elevada. Para febrero de 2025, la TSM fue de 20,88°C, el segundo valor más alto registrado para el mes, y tan solo 0,18°C por debajo del récord de febrero de 2024.
“Las TSM siguieron siendo inusualmente altas en muchas cuencas oceánicas y mares, aunque la extensión de estas regiones disminuyó en comparación con enero”, se lee en el boletín del C3S. “En algunos mares, como el Golfo de México y el Mar Mediterráneo, por el contrario, se registraron zonas con récords mayores que el mes pasado”.