Amenazados ante la posibilidad de que el gobierno imponga una cuota de vehículos limpios, los constructores chinos se esfuerzan por aumentar su oferta de vehículos eléctricos, un mercado dominado por las marcas locales y muy codiciado por ambiciosas empresas emergentes.
En una feria de Shanghái en la que los modelos híbridos o eléctricos son omnipresentes, los grupos rivalizan entre sí con anuncios destinados al primer mercado mundial.
Volvo ha confirmado que en 2019 lanzará en China su primer automóvil 100% eléctrico, mientras que Ford empezará a vender a principios de 2018 su primer vehículo híbrido.
"Antes de 2025, el 70% de los modelos de nuestra gama en China estará disponible con la opción de electrificación", asegura David Schoch, presidente para Asia-Pacífico del grupo estadounidense.
El segmento de mercado es atractivo: las ventas chinas de vehículos "de energía nueva" subieron un 56% en 2016, llegando a 507.000 unidades, gracias a las bonificaciones gubernamentales y a las facilidades para la matriculación.
Con todo, sigue siendo poco respecto al total de 28 millones de vehículos vendidos, 24,38 millones de ellos particulares.
Schoch lo admite: "El gobierno sigue soportando la carga del mercado de los vehículos eléctricos. El coste (de producción de baterías) es tal que no existe un grupo de compradores potenciales". Además, a principios de 2017 se redujeron las subvenciones del gobierno, lo que hizo que las ventas se estancaran.
Así, Pekín, mientras por un lado limita los estímulos para los consumidores, por otro presiona a los constructores, y todo en su afán por luchar contra la contaminación atmosférica. Un proyecto publicado en septiembre esboza una cuota de "vehículos limpios" a partir de 2018.
'Créditos' de la discordia.
Se trataría de un complejo sistema en el que cada vehículo vendido representaría un determinado número de créditos, más generoso para los vehículos eléctricos. Los constructores tendrían la obligación de acumular un 8% de créditos "vehículos verdes" del total de sus ventas.
Esto ya ha animado a algunos. Volkswagen vendió cuatro millones de unidades en China en 2016, de las que únicamente unos centeneras eran vehículos limpios. Para contrarrestar su retraso, el alemán empezará a producir el próximo año en China un vehículo eléctrica en colaboración con el grupo chino JAC.
"Nuestro objetivo son 400.000 ventas de vehículos híbridos y eléctricos antes de 2020" para respetar las futuras cuotas, explica el director de Volkswagen China, Jochem Heizmann.
Sin embargo, preocupada por cuidar a sus fabricantes, la canciller alemana, Angela Merkel, ha solicitado un compromiso por parte de su homólogo chino Li Keqiang, según el diario Handelsblatt. Y el ministro de Industria, Miao Wei, admitió en marzo que una bajada o un aplazamiento de las cuotas estaba sobre la mesa.
"Vamos a trabajar con todas nuestras fuerzas para ser capaces de lograr nuestra cuota a partir del año próximo" pase lo que pase, recalca Heizmann.
Por su parte, General Motors quiere lanzar al menos diez vehículos limpios en China antes de 2020, a razón de 150.000 unidades anuales. "Nuestra gama nos situará en buena posición frente a las exigencias normativas", afirma Matt Tsien, director de GM China.
'Recursos considerables.
Mientras tanto, el mercado chino sigue estando dominado por los constructores locales, incluyendo al pionero del sector, BYD (96.000 vehículos eléctricos vendidos el año pasado).
Pese al recorte en las subvenciones, "la dinámica hacia la electrificación es irreversible", considera su presidente, Wang Chuanfu. "Hemos alcanzado el punto en el que (las economías a escala) en producción permitirán precios más asequibles".
Por ahora, el precio de la mayoría de los vehículos eléctricos no supera los 250.000 yuanes (33.900 euros) antes de las subvenciones, pero para modelos de muy baja autonomía. "No existe prácticamente nadie que compre más allá de ese precio", lamenta Hubertus Troska, presidente de Mercedes China.
Esto no impide que compañías más jóvenes desafíen al estadounidense Tesla en el muy restringido segmento de mercado de los vehículos eléctricos de alta gama.
Entre estos: Qiantu, cuyo modelo deportivo (95.000 euros) empezará a comercializarse próximamente; Chehejia, fundado por un empresario apodado "el Elon Musk chino" o Nio (marca NextEV), apoyado por los gigantes chinos de Internet Tencent y Lenovo.
Tras los bólidos para la Fórmula E, Nio comenzará a producir este año su primer todoterreno ligero eléctrico.
"Existe un deseo no satisfecho por (los vehículos premium eléctricos) en las grandes ciudades chinas", asegura a la AFP su fundador, William Li, que también promete que lanzará un vehículo eléctrico autónomo en Estados Unidos antes de 2020.
En la alta gama, "no subestimamos a nadie. Estos recién llegados tienen recursos considerables", concede Ian Robertson, responsable de mercadeo de BMW. Pero matiza: "Muchos anuncios, pero algunos se concretizan, otros no".