La comunidad internacional afronta esta semana en la COP25 de Madrid el reto de intensificar la respuesta al cambio climático, pero por ahora las señales no invitan al optimismo, pese a la creciente presión social.
El grito de la juventud mundial, cada vez más movilizada, volvió a resonar este lunes en la Conferencia de la ONU sobre el Clima. El pasado 6 de diciembre alrededor de 500.000 personas, lideradas por Greta Thunberg, se movilizaron en las afueras de la COP para exigir acciones.
Pero por ahora ninguno de los países más contaminantes dio un paso al frente para elevar sus ambiciones de reducción de emisiones, es decir, China, India, y ni siquiera la Unión Europea, al frente de la iniciativa climática desde que Estados Unidos anunció su retirada del Acuerdo de París.
"La parálisis de los gobiernos es muy preocupante. Y va en aumento", afirmó Jennifer Morgan, directora de Greenpeace International.
"Nos ha costado", admitió en una conferencia de prensa la secretaria ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinoza.
Otros observadores estimaron que la UE debe marcar el camino.
"La UE es el actor clave ahora. Es el único bloque suficientemente grande para hacer avanzar las cosas junto a los grandes países emisores en desarrollo", dijo Alden Meyer, de la Unión de Científicos Preocupados.
Tras varios días de negociaciones a nivel técnico, el martes arrancará la ronda de negociaciones políticas que alumbrará el acuerdo final.
"Esperamos un movimiento profundo de parte de la mayoría de países del G20 que representa tres cuartas partes de las emisiones mundiales", conminó en la apertura de la COP25 el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
La vista puesta en 2020
La cita de Madrid se considera de transición, antes de la de Glasgow en 2020, año en que los países firmantes se comprometieron a revisar sus ambiciones. En ese año, todos los países deberán presentar compromisos más estrictos para reducir emisiones.
Los datos científicos apuntan no obstante a que cualquier demora agravará el calentamiento, con consecuencias catastróficas para el planeta.
Las emisiones de CO2 progresaron 0,6% en 2019 en el mundo, según el balance anual del Global Carbon Project, publicado la semana pasada.
El dato contrasta con lo que según la ONU habría que hacer a partir de 2020 para lograr el objetivo de +1,5 ºC: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de 7,6 % anual hasta 2030.
Al ritmo actual, la temperatura mundial podría aumentar hasta 4 o 5 ºC a finales de siglo respecto a la era preindustrial.
Ante el grito de alarma de los científicos, la sociedad civil se moviliza cada vez más, liderada por las generaciones jóvenes, que el viernes pasado organizaron una masiva marcha en Madrid, en la que participó Greta Thunberg.
"Sin miedo"
"No tenemos miedo", dijo el lunes junto a la adolescente sueca la chilena Angela Valenzuela, miembro del movimiento estudiantil "Fridays for Future".
Esta joven denunció que mientras el mundo "se quema", en la COP25 se están negociando "maneras elaboradas para que los países industrializados puedan seguir contaminando a la vez que fingen lo contrario".
"Continuaremos levantándonos contra los gobiernos que no nos representan", dijo Valenzuela, en alusión también a las protestas sociales en Chile, junto a jóvenes de otros países como Rusia, Filipinas y las islas Marshall.
Por otro lado, el cantante español Alejandro Sanz, que participará el martes en la COP25, se sumó a la presión de la sociedad civil al publicar un video advirtiendo de que el tiempo apremia.
"Queda muy poco tiempo, pero no todo está perdido". "Los líderes deben mostrar el camino y dar ejemplo, pero todos nosotros debemos actuar ya", dijo Sanz.