Antes de 2040, la temperatura media mundial habrá aumentado 1,5°C respecto de los niveles preindustriales, advierte el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Todavía es posible frenar el calentamiento global ahí y evitar que el siglo cierre con un planeta 3,2°C más caliente, como alerta también la ciencia.
Para eso, se deben hacer reducciones profundas en las emisiones de gases de efecto invernadero o GEI, causantes del calentamiento global, hasta llegar a cero neto (o carbono neutralidad) en torno a 2050. Es decir, hacia mediados de siglo, la cantidad de GEI que se libere a la atmósfera tiene que ser igual o menor a la que se pueda absorber.
Esta transición hacia economías bajas en carbono implica cambios profundos en los modelos de producción y consumo actuales. Una de esas transformaciones debe darse en el sector energético, responsable de más del 70% de las emisiones mundiales.
En este sentido, para frenar el calentamiento planetario en 1,5°C, estima el think tank Ember, habría que mantener tasas de crecimiento compuesto del 20% de las energías solar y eólica cada año hasta 2030. La buena noticia: la propuesta es viable. En 2021 se estuvo bastante cerca, al lograrse una tasa de 17%. Otra buena noticia: la economía está del lado de la transición. Desde 2010, dice el IPCC, se vienen observando caídas sostenidas de hasta un 85% en los costes de estas fuentes.
A esto se suma un nuevo estudio de la Universidad de Oxford, publicado en la revista Joule, que revela que una transición energética rápida es más barata que una transición lenta o nula. Dicho de otro modo, lograr un sistema energético con cero emisiones de carbono en torno a 2050 no solo es posible, sino rentable, y podría suponer un ahorro de —al menos— $12 billones en comparación con el uso actual de combustibles fósiles.
“Los modelos anteriores, que predecían los altos costes de la transición a la energía sin carbono, han disuadido a las empresas de invertir y han hecho que los Gobiernos se pongan nerviosos a la hora de establecer políticas que aceleren la transición energética y reduzcan la dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, los costes de las energías limpias han disminuido considerablemente en la última década, mucho más rápido de lo que esperaban esos modelos”, señala Rupert Way, investigador postdoctoral de la Smith School of Enterprise and the Environment y autor principal del estudio.
Y agrega: “nuestro último estudio muestra que la ampliación de las principales tecnologías verdes seguirá reduciendo sus costes y, cuanto más rápido vayamos, más ahorraremos. Acelerar la transición a las energías renovables es ahora la mejor apuesta no solo para el planeta, sino también para los costes de la energía”.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron miles de escenarios de costes de transición elaborados por los principales modelos energéticos y usaron datos sobre 45 años de costes de energía solar, 37 años de costes de energía eólica y 25 años de almacenamiento de energía.
A través de este ejercicio, comprobaron que el costo real de la energía solar se redujo dos veces más rápido que las proyecciones más ambiciosas de estos modelos, lo que revela que, en las últimas dos décadas, los modelos anteriores sobre estimaron los costes futuros de las principales tecnologías energéticas limpias frente a la realidad.
“Existe la idea errónea de que el cambio a las energías limpias y ecológicas será doloroso y costoso y supondrá sacrificios para todos, pero eso es un error”, enfatiza Doyne Farmer, quien dirige el equipo que realizó el estudio en el Institute for New Economic Thinking de la Oxford Martin School.
“Los costes de las energías renovables llevan décadas bajando. Ya son más baratas que los combustibles fósiles en muchas situaciones y nuestra investigación muestra que serán más baratas que los combustibles fósiles en casi todas las aplicaciones en los próximos años. Y si aceleramos la transición, se abaratarán más rápidamente. La sustitución completa de los combustibles fósiles por energía limpia en 2050 nos ahorrará billones”.