¿Sabía que, en lo que llevamos del 2022, han muerto hasta 34 felinos silvestres en las carreteras de Costa Rica? Una de las causas más prominentes de este fenómeno es el descuido e imprudencia de los conductores. Sin embargo, estos atropellos tienen un trasfondo menos conocido: la fragmentación y desconexión de los bosques. 

Con el tiempo, el crecimiento de la población ha generado necesidades de infraestructura, tales como edificaciones y carreteras. Aproximadamente un 1,17% del área total de Costa Rica corresponde a carreteras, alrededor de 600 km, siendo la mayor densidad en toda Centroamérica. Estas carreteras influyen en la pérdida y fragmentación del hábitat, convirtiendo la arquitectura de paisajes naturales en mosaicos definidos por humanos. El cambio climático probablemente también contribuya con cambios sustanciales en los ecosistemas naturales, lo que puede contribuir a las desconexiones boscosas. 

No obstante, la construcción de carreteras y la fragmentación de hábitats no solo van a ocasionar atropellos de animales silvestres, sino que también van a tener un efecto en la calidad de aire, agua y suelo así como un aumento en amenazas para la biodiversidad.

Costa Rica es uno de los países más diversos en términos biológicos, albergando alrededor del 6% de la diversidad del planeta. Aproximadamente un 52% de su territorio presenta algún tipo de cobertura boscosa, en donde se puede encontrar fauna diversa, incluidos los felinos silvestres. 

En territorio costarricense se puede observar seis tipos de especies distintas: jaguares (Panthera onca), ocelotes o manigordos (Leopardus pardalis), yagarundis (Herpailurus yagouaroundi), cauceles (Leopardus wiedii) y tigrillos (Leopardus tigrinus). 

Los felinos silvestres son grandes depredadores, importantes moduladores en la conservación de los ecosistemas, principalmente el puma y el jaguar. Estos, al igual que otros animales carnívoros, necesitan territorios amplios, ya que requieren desplazarse grandes distancias debido a su dieta, donde deben buscar y cazar la presa, sin tener que competir entre ellos por alimento limitado

Los cambios en la conexión boscosa y subsecuente fragmentación, limitan su hábitat y disminuyen sus posibilidades de supervivencia. Esto genera una necesidad de movilización en los felinos, por lo que aumentan las posibilidades de que estos deambulen cerca de las carreteras y senderos cercanos, con el fin de encontrar nuevos sitios de alimento, agua o en busca de individuos para aparearse. Eventualmente, el tener que buscar corredores alternativos, los pone en una situación vulnerable, donde se ven más susceptibles a sufrir accidentes automovilísticos.

El grupo Vías Amigables con la Vida Silvestre lleva 10 años recopilando información sobre los felinos silvestres en carretera, documentando no solo los atropellos sino también su avistamiento. Los datos son alarmantes: de los 539 registros, un 11% corresponde a felinos cruzando la carretera, mientras que un 89% ha estado involucrado en un atropello, de los cuales solo un 16% ha sobrevivido, siendo el ocelote el más afectado. 

Sin embargo, las soluciones a este problema y de cambios positivos es una búsqueda activa, con participación de organizaciones públicas, privadas e instituciones. Existe el proyecto Caminos Amigables con los Felinos, por ejemplo, cuyo objetivo es reducir el impacto de los caminos en los corredores biológicos y áreas núcleo sobre los felinos silvestres. En el 2015 se creó la Guía Ambiental: Vías Amigables con la Vida Silvestre, cuya implementación es solicitada en los nuevos proyectos viales del país. 

Por otro lado, la implementación de corredores biológicos ayuda a reconectar los bosques. Eso es lo que persigue la iniciativa del Corredor del Jaguar, que va desde el norte de México hasta Argentina. Es más, la mitigación en los atropellos de felinos puede ser apoyada por la acción climática, mediante la reconexión de los bosques. Cuando se utilizan Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) se consolidan los ecosistemas naturales, los cuales  -a través de sus servicios ecosistémicos- ayudan en la adaptación al cambio climático. Entonces, al aumentar la cantidad y conexión entre bosques, no solo se aumenta la eficiencia en esta adaptación, sino que también se ayuda a preservar la biodiversidad.

De manera más individual, manejar responsablemente, mantenerse alerta al conducir en momentos con visibilidad reducida, no lanzar basura y estar pendiente de los proyectos viales a futuro y su impacto en la población de felinos, son acciones que ayudan a disminuir los accidentes en carretera. 

Queda mucho por hacer, pero unidos se puede llegar a proteger a estos grandes felinos.

Andrea Bogantes es estudiante de biología de la Universidad de Costa Rica (UCR). Este artículo forma parte del proyecto de divulgación científica, Nuevas Plumas, de Ojo al Clima.

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