La lucha contra el cambio climático está llena de momentos difíciles: en la entrada de la cumbre del 2013, en Varsovia, la capital polaca, los asistentes recibieron un bolso gris con varios logos estampados. Uno de ellos era el de Lotos, un gigante de la producción petrolera.
Así de absurdo: en la propia cita donde los negociadores buscaban una solución para el cambio climático, los organizadores repartían bolsos con el logo de uno de los responsables del calentamiento global.
Parece que para la COP21, que se celebrará en París a partir del próximo lunes 30 de noviembre, será algo similar. Un nuevo reporte de la organización no gubernamental Corporate Accountability International señala que cuatro de los patrocinadores de la conferencia climática del 2015 también tienen su propio historial sucio.
El informe, publicado el lunes 23 de noviembre, apunta hacia Engie, EDF, Suez Environnement y BNP Paribas como responsables de liberar anualmente cerca de 200 megatoneladas de dióxido de carbono en la atmósfera mediante sus negocios en todo el mundo.
¿Es mucho o es poco? Depende de cómo lo vea uno. Eso es apenas un 5% de las emisiones de China, que superan desde hace años las 10.000 Megatoneladas, pero también puede ser una cantidad enorme.
Comparemos las emisiones relacionadas a estas cuatro compañías con las de un país latinoamericano mediano, como Colombia. Los cafeteros contaminan menos: lo suyo son 157 megatoneladas. Probemos con otro. ¿Qué tal Chile? Tampoco, es apenas 100 megatoneladas.
Para un país pequeño como Costa Rica, que solamente emite unas 12 megatoneladas de dióxido de carbono cada año, el impacto de estas cuatro empresas es descomunal.
De hecho, si uno analiza todos los países de la región, solamente cuatro superan a estos patrocinadores (se trata de Brasil, México, Argentina y Venezuela, en orden de más a menos emisiones). Todos los otros países de América Latina y el Caribe son menos responsables por el calentamiento global que estas cuatro empresas.
Naturalmente, esto ha generado reacciones de preocupación entre la sociedad civil que asistirá a la conferencia climática, pues algunos grupos sienten que la presencia de la industria petrolera en la cita del cambio climático es como invitar a las tabacaleras a una reunión para prevenir el cáncer de pulmón.
"Invitar a algunos de los principales contaminantes del mundo para que paguen por la COP es como contratar a un zorro para que cuide un gallinero", dijo mediante un comunicado Patty Lynn, la directora ejecutiva de Corporate Accountability International.
La Conferencia de Clima de París tendrá 53 patrocinadores, según el último reporte del comité organizador.
Lynn urgió a los organizadores del evento a cortar los lazos con estas empresas, pues de no eliminar esta clase de conflictos, se corre el riesgo de que estas usen las conferencias climáticas para limpiarse la cara mientras continúan contaminando.
¿Qué hacen estas empresas? Engie es una de las principales empresas de energía de Francia y contamina a niveles realmente importante. En 2014, la empresa fue responsable de cerca de 131 megatoneladas, el equivalente a conducir un automóvil alrededor del planeta 12 millones de veces.
"A pesar de sus anuncios de detener nuevos proyectos de carbón, Engie todavía es dueña de 30 plantas de carbón alrededor del mundo. El gas y el carbón son la principal fuente de energía de la empresa, mientras que las renovables (sin contar las grandes represas) suman apenas el 4% de su producción", señaló en un comunicado Célia Gautier, de la Red de Acción Climática Francia.
EDF ha trabajado de la mano con Shell, ExxonMobil y otras para bloquear el desarrollo de incentivos de mercado para energías renovables en la Unión Europea a través del grupo de lobby BusinessEurope, donde también participan Shell y ExxonMobil.
Por su parte, BNP Paribas es uno de las principales fuentes de financiamiento para la industria del carbón en Francia. Entre 2005 y 2014, la empresa aportó la mitad del financiamiento que aportaron los bancos franceses a la industria del carbón, lo que equivale a 15.500 millones de euros.
Finalmente, Suez Environnement ha enfocado su negocio de distribución de agua en áreas donde ya existe problemática de acceso, lo que muestra que buscan lucrar de la escasez, según el reporte.