La desertificación y la degradación del suelo amenazan la biodiversidad, la productividad agrícola y la resiliencia de comunidades alrededor del mundo, limitando el acceso a recursos necesarios para sostener la vida, tales como el agua y la comida.
De hecho, y según Naciones Unidas, la degradación de la tierra por el cambio climático, la expansión de la agricultura y la infraestructura debilita el bienestar de 3.200 millones de personas.
“La degradación de la tierra causa pérdidas económicas, impactando la seguridad alimentaria y los modos de vida de millones de personas. Estas son pérdidas que América Latina y el Caribe no pueden permitirse, dado que un tercio de la población vive en pobreza y aproximadamente 1 de 6 personas vive en pobreza extrema”, expresó Ibrahum Thiaw, Secretario Ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Además, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las consecuencias económicas ocasionadas por la crisis del COVID-19 provocaron el aumento en los índices de pobreza y pobreza extrema de la región. Ante este panorama, la inversión en la reestructuración de la tierra adquiere más relevancia, ya que se presenta como parte de las estrategias de recuperación post-pandemia.
“No tenemos otra opción más que colocar a la naturaleza en el centro de nuestro plan de recuperación, porque eso es lo que nos da los trabajos verdes, un valor agregado a las comunidades del mundo, ayudará con la biodiversidad, el cambio climático, combatir la desertificación y es la base para conseguir alcanzar los 17 objetivos de desarrollo sostenible para el 2030”, mencionó Christiana Figueres, moderadora del foro virtual de Alto Nivel del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
En el marco de la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, el Presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, y la ministra de Ambiente y Energía, Andrea Meza, dirigieron el foro de Alto Nivel, en el cual participaron líderes políticos internacionales y figuras importantes en materia ambiental.
Costa Rica -como anfitrión de la cita- instó a la comunidad internacional a actuar con la mayor ambición posible a favor del cuidado responsable de la tierra, como parte de una respuesta integral a la degradación de suelos, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad en todo el mundo.
De igual manera, se defendió la importancia de la acción colectiva. “Un solo país, grande o pequeño, no estará en grado de generar la transformación necesaria en el tiempo que tenemos, sino que se logrará a través del trabajo en el fortalecimiento de los esfuerzos multilaterales y corporativos”, agregó Figueres.
Durante el foro, tanto Alvarado como otros participantes mencionaron la vasta disponibilidad de soluciones basadas tanto en la naturaleza como en la tecnología, y la necesidad de integrarlas a favor de la restauración de la tierra, biodiversidad, la lucha contra el cambio climático y la recuperación de la economía.
“Debemos restaurar ecosistemas. Debemos encontrar, perseguir y reforzar nuevos modos de producción que sean más sostenibles con el ambiente, pero también ayudar a los modos de vida de personas vulnerables alrededor del mundo”, añadió el mandatario.
Por su parte, la ministra Meza señaló los esfuerzos que se han realizado desde Costa Rica a favor del cumplimiento de este propósito. Entre estos, Meza destacó el proyecto Recarbonización de los Suelos del Mundo (RECSOIL) y su implementación en el país, así como el programa de Pagos por Servicios Ambientales (PSA), el cual contribuyó a detener la deforestación en Costa Rica y a recuperar la cobertura boscosa que hoy es de un 54% en todo el territorio nacional.