El pasado 6 de julio, desde Viena (Austria), el sultán Ahmed Al Jaber –presidente de la COP28- exhortó a las compañías petrolíferas para que se comprometan a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Al Jaber declaró que la industria del petróleo y el gas debe “descarbonizar urgentemente sus operaciones” y debe “tomar medidas colectivas para eliminar las emisiones operativas” de GEI (llamados scopes 1 y 2), las cuales representan entre 15% y 20% de la huella de carbono de las empresas afectadas y la gran mayoría proviene de la propia combustión de gasolina o gas.

“Toda la industria -tanto empresas internacionales como nacionales- debe alinearse para alcanzar el cero neto de aquí a 2050, o inclusive antes”, subrayó Al Jaber en un seminario de los países productores de petróleo (OPEP).

Su llamamiento apunta a las compañías nacionales, propiedad total o en parte de Estados, como las instaladas en los países del Golfo Pérsico, China o Irán.

Pero, si bien el presidente de la COP28 -quien liderará las negociaciones climáticas en diciembre- habla de reducción, lo cierto es que rehúye a ponerle fin a los combustibles fósiles, cuya quema es la principal fuente de liberación de GEI a la atmósfera, contribuyendo con ello al calentamiento planetario.

“Sabemos que los combustibles fósiles seguirán desempeñando un papel en el futuro cercano para ayudar a satisfacer las necesidades energéticas mundiales”, había dicho Al Jaber anteriormente en ocasión de la conferencia de prensa de clausura del Diálogo Climático de Petersberg, realizada en mayo en la ciudad de Berlín (Alemania).

En ese momento, el presidente de COP28 aprovechó para hacer un llamado en pro de triplicar la capacidad mundial de producción de energías renovables de aquí a 2030. “Aceleremos el desarrollo de las energías renovables, que deben triplicar su capacidad de aquí a 2030 y duplicarla de nuevo para 2040”, pidió.

Con todo, no se refirió a la erradicación total de las fuentes fósiles. A este respecto, el ímpetu por eliminar los combustibles fósiles mostrado por los países en la COP26, realizada en la ciudad de Glasgow (Escocia), pasó a segundo plano en la COP27 y pareciera no tenerlo fácil en esta COP28. En ese entonces, el Pacto Climático de Glasgow no sólo reconoció el rol de los combustibles fósiles en el cambio climático sino que también instó a los países a eliminar progresivamente tanto el carbón como los subsidios a esta fuente, para seguir con el gas y el petróleo.

“Esta presidencia (COP28) debe mostrar rápidamente cuál es su ambición: acelerar las renovables es parte de ella, pero no será suficiente para esta COP”, señaló a AFP Laurence Tubiana, arquitecta del Acuerdo de París y presidenta de la Fundación Europea del Clima. “Ahora es más crítico que nunca reconocer que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin”, afirmó.

“Los combustibles fósiles son ciertamente el principal culpable”, dijo a AFP Samuelu Laloniu, representante de Tuvalu que, como otros Estados insulares amenazados con la sumersión, está decidido a combatir el petróleo, el gas y el carbón. Tuvalu y Vanuatu reclaman también la adopción de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles.

Por su parte, los países del G7 se comprometieron a eliminar los combustibles fósiles a más tardar al 2050 y solamente para aquellos que no cuentan con sistemas de captura y almacenamiento de carbono, técnicas que distan de estar disponibles a gran escala, pero son elogiadas por los países petroleros.

Aunque se esperaba una declaración más contundente con respecto a los combustibles fósiles, la COP27 siguió en la línea de la COP26 al solo referirse al carbón.(Créditos: Kiara Worth / UNFCCC)

Captura de carbono

Los países petroleros del Golfo Pérsico ven, en las empresas especializadas en captura de dióxido de carbono, una solución para reducir sus emisiones. Ese es el caso de compañía nacional saudí Aramco, primer exportador de crudo del mundo, y la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC), de la que es presidente Al Jaber.

Ejemplo de esta alianza es la establecida por la empresa 44.01 y ADNOC para lanzar un proyecto piloto para secuestrar dióxido de carbono y mantenerlo capturado en una roca que es común en el Golfo Pérsico. A su vez, la petrolera saudí Aramco ha invertido en la empresa británica Carbon Clean. La firma, cuya tecnología ha sido adoptada en 49 proyectos en todo el mundo, desarrollará este año su primer proyecto en Oriente Medio, en Emiratos Árabes Unidos. “Las empresas de la región son muy favorables a las soluciones consistentes en la captura de carbono”, dijo su director ejecutivo, Aniruddha Sharma. Y esto forma parte de “una tendencia más amplia en la región del Golfo, no sólo en el sector del petróleo y el gas, sino también en el sector del cemento, el aluminio e incluso la gestión de residuos”, continuó.

“Para el sector y también para los países, es imposible alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de aquí a 2050 sin la adopción de esa tecnología de captura de dióxido de carbono”, explicó a AFP Musabbeh Al Kaabi, quien es el responsable de programas de descarbonización de ADNOC. “Me gustaría ver más energía eólica y solar, pero siendo prácticos y transparentes, eso no resolverá el problema”, añadió.

Al Kaabi argumentó que los gigantes de los hidrocarburos disponen de los medios técnicos y financieros necesarios para promover esta tecnología: “el mundo tiene dos opciones: dejar que se encarguen los pequeños actores, o que los grandes actores aceleren la descarbonización”.

El presidente de la COP28, que es además el presidente de la ADNOC, pidió “estudiar seriamente” estas técnicas de captura del dióxido de carbono y llamó a los gobiernos a alentar al sector a avanzar en este camino.

“Las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, no pueden ser la única respuesta, especialmente en la producción de acero, cemento y aluminio, cuyas emisiones de dióxido de carbono son muy difíciles de reducir”, sostuvo Al Jaber. “Si queremos reducir realmente las emisiones en la industria, tenemos que examinar seriamente las tecnologías de captura de dióxido de carbono”, agregó.

Lo cierto es que la tecnología es aún incipiente, sumamente costosa, sin resultados evidentes y muchos expertos advierten que no debe sustituir las políticas de salida progresiva de los combustibles fósiles.

“No podemos pretender que la solución a la crisis climática resida en soluciones técnicas poco fiables y no probadas que conducirán a nuevos riesgos y nuevas amenazas”, reaccionó Tasneem Essop, directora ejecutiva de Climate Action Network (CAN), una red con más de 1.500 organizaciones adscritas, mediante un comunicado de prensa.

“Necesitamos soluciones climáticas reales, no algunas tecnologías especulativas para hacer frente a la amenaza existencial del cambio climático”, aseguró Lavetanalagi Seru, coordinador regional de la Red de Acción Climática de las Islas del Pacífico, mientras que Julien Jreissati, responsable de Greenpeace para Oriente Medio, calificó incluso de “distracción” la tecnología de captura del dióxido de carbono.

“Sultan Ahmed Al-Jaber no debe seguir escondiéndose detrás de los mismos bloqueadores (de las negociaciones) con intereses particulares. Los negociadores deben ir más allá y formar una coalición fuerte y unida para la salida de los combustibles fósiles”, reclamó Andreas Sieber, miembro de CAN.

La quema de combustibles fósiles con fines energéticos ha sido el mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero.(Créditos: Zbynek Burival / Unsplash)

Piden destitución

Estas narrativas tienen a Al Jaber, quien también es ministro de Industria y Tecnología Avanzada de Emiratos Árabes Unidos, en la mira de expertos y políticos que dudan de su independencia con respecto a los combustibles fósiles.

En febrero, la organización Amnistía Internacional lo tildó de ser “incapaz de dirigir las negociaciones sobre el clima de la COP28”. “Sultán Al Jaber planea aumentar la producción de combustibles fósiles de su grupo, lo que es totalmente incompatible con su papel de presidente de la COP28”, criticó Marta Schaaf, responsable de las cuestiones climáticas para esta organización, mediante un comunicado.

Meses más tarde, en mayo, un centenar de legisladores de Estados Unidos y diputados del Parlamento Europeo pidieron su salida del cargo.

Los legisladores estadounidenses expresaron una “profunda preocupación” por el nombramiento de Al Jaber en una carta enviada al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

En la misiva, los legisladores instaron a esos líderes a “limitar la influencia de las industrias contaminantes” en las reuniones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). “No podemos permitir que los intereses especiales creen más obstáculos en la carrera contra el cambio climático”, expresó Sheldon Whitehouse, senador estadounidense conocido por su activismo ambiental, en su cuenta de Twitter.

En Bruselas, la carta fue firmada por 99 eurodiputados ecologistas, de izquierda y de centroizquierda.

Ante las críticas, Simon Stiell –Secretario Ejecutivo de la CMUNCC- respondió que “Al Jaber tiene una visión única para las negociaciones”. “Las negociaciones son un proceso inclusivo: una persona, una entidad o un país no tiene todas las respuestas, hace falta la contribución y los conocimientos de todos”, declaró a la AFP Stiell al inicio de las negociaciones que tuvieron lugar en la ciudad alemana de Bonn, ocurrida hace menos de un mes.

“La experiencia del sultán, su conocimiento de la industria, lo que ha logrado a la vez en el sector del gas y el petróleo y también de las energías renovables le aporta una visión única”, destacó Stiell.

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