Detrás de las historias de conservación suelen haber personas. Jenane Patterson, por ejemplo, yace detrás de la Reserva Forestal Kelady, ubicada en Sarapiquí. Sus ancestros solían dedicarse a la agricultura, pero —cuando llegó el momento de heredar aquellas 135 hectáreas— ella tenía otros planes y así las vio recubrirse de bosque.
La historia de Ulises Alemán también yace entre los árboles de Kelady. Oriundo de El Salvador, Alemán primero hizo una parada en Amazonas antes de venir a Costa Rica, donde ahora se desempeña como guía de turismo.
Patterson y Alemán son apenas el abrebocas de un libro colmado de naturaleza y la gente que la protege, obra del fotógrafo Marcello Hernández Blanco. Este libro se publicó con motivo del 60 aniversario del Centro Científico Tropical (CCT), una organización que nació en 1962 con el objetivo de “generar el conocimiento necesario para guiar la política de conservación de Costa Rica” y, por ello, se ha enfocado en realizar investigación, trabajar con comunidades y a la educación ambiental.
De hecho, en Una historia de conservación tropical, Hernández recorre con su lente las cuatro reservas privadas administradas por CCT: Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde, Reserva Biológica San Luis, Refugio de Aves Dr. Alexander Skutch - Los Cusingos y Reserva Forestal Kelady.
Y sí, el fotógrafo se detiene en el detalle de un insecto hoja (Orophus tessellatus) o una rana pequeña de Bransford (Craugastor bransfordii), pero también lo hace cuando se refiere a Alan Pounds (investigador residente del CCT), Manrique Álvarez (pescador artesanal) o Nery Delgado (finquero).
“Una idea central de este libro es contar también las historias de las increíbles personas que han dedicado su vida a proteger este tesoro natural en Costa Rica, incluyendo las historias de científicos, guías naturales, agricultores y empresarios locales que se benefician del ecoturismo”, comentó Hernández.
Lo que pocos saben es que, en los apuntes del fotógrafo, emerge una narrativa relacionada a los múltiples beneficios que brinda la naturaleza a las personas. Hernández posee estudios en Economía Ecológica y Gestión Ambiental. Es investigador y, como tal, ha realizado diversidad de estudios que tratan de cuantificar lo mucho que nos brindan los ecosistemas a través de sus servicios de abastecimiento, regulación, apoyo y culturales.
“Queríamos contar la grandísima red de personas y bienestar que está apoyada por esta conservación. Cada una de las reservas no solo protege una enorme biodiversidad sino que aporta al bienestar directo de las personas a nivel local y global. Quisimos traducir ese concepto que en ciencia llamamos servicios ecosistémicos, que son los beneficios que nosotros obtenemos de la naturaleza. Es ver cómo, a través del secuestro de carbono que hacen los bosques, se regula nuestro clima o cómo los polinizadores ayudan a los cultivos aledaños a un área protegida y bueno, también está el ecoturismo”, explicó el autor.
Igualmente, las 207 páginas del libro vienen repletas de curiosidades. No sé si lo sabe, pero la araña de seda dorada (Trichonephila clavipes), presente en la Reserva Forestal Kelady, ha maravillado a la comunidad científica porque su tela posee propiedades químicas y físicas que la hacen fuerte y elástica a la vez.
Este no es un libro necesariamente sobre biodiversidad. Tampoco lo es específicamente sobre gente. Es, más bien, esa historia que une a ambos y que, a fin de cuentas, no es más que el entramado de la vida.
El libro se puede adquirir en la tienda de la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde, también en la sede del Centro Científico Tropical (CCT) en San Pedro de Montes de Oca o escribiéndole directamente al autor al correo electrónico: [email protected].
Todas las ganancias derivadas del libro se dedicarán a apoyar los esfuerzos de conservación del CCT.