El uso de plásticos en el mundo se ha salido de control, la mitad de todo el material producido está diseñado para usarse una única vez y luego desecharse. Actualmente se compran un millón de botellas por minuto y se usan aproximadamente 5 billones de bolsas al año. 

La producción de plástico se disparó de 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones de toneladas en 2017, según datos de Pew; convirtiéndose en una industria a nivel mundial valorada en $522.600 millones. Se prevé que, para el 2050, la producción mundial de plástico primario alcance los 34.000 millones de toneladas.

Ante esta problemática, los jefes de Estado, ministros de medio ambiente y representantes de 175 países respaldaron hoy una resolución llamada End Plastic Pollution: Towards an internationally legally binding instrument, con la cual se pretende poner fin a la contaminación por plásticos y crear un acuerdo internacional legalmente vinculante para el 2024. 

El acuerdo se adoptó en Nairobi, Kenia, durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5). “La contaminación por plásticos se ha convertido en una epidemia. Con la resolución de hoy estamos oficialmente en camino de una cura”, declaró Espen Barth Eide, presidente de UNEA-5 y ministro de Clima y Medio Ambiente de Noruega.

Esta instalación artística recibió a los participantes de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5) a la entrada al venue.(Créditos: UNEA-PNUMA)

La resolución

Esta resolución -basada en tres borradores iniciales de varias naciones- establece un Comité Intergubernamental de Negociación (INC, por sus siglas en inglés) que comenzará a trabajar este año para lograr un acuerdo global para fines de 2024.

El objetivo es presentar un instrumento que refleje diferentes alternativas para abordar el ciclo completo del plástico, el diseño de productos y materiales reciclables y reutilizables. Por otra parte, se busca resaltar la necesidad de una mayor colaboración internacional para facilitar el acceso a la tecnología, el desarrollo de capacidades y la cooperación técnica y científica. 

Inger Andersen, directora ejecutiva de Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), indicó que “​​hoy marca un triunfo del planeta Tierra sobre los plásticos de un solo uso. Este es el acuerdo multilateral ambiental más importante desde el Acuerdo de París. Es una póliza de seguro para esta generación y las futuras, para que vivan con el plástico y no se vean condenados por él”.

La resolución fue adoptada al concluir la reunión de tres días de la UNEA-5. A esta asistieron más de 3.400 personas y otras 1.500 participaron de manera virtual. La ministra de Ambiente y Energía de Costa Rica, Andrea Meza, fungió como una de las vicepresidentas de la asamblea.

Impactos de la contaminación por plástico

La presencia excesiva del plástico ha tenido graves consecuencias tanto para la salud como para el medio ambiente. Por ejemplo, y según la Sociedad de Endocrinología de Estados Unidos, muchos de los aditivos plásticos interfieren con el funcionamiento de las hormonas porque son sustancias químicas disruptoras endocrinas

En un reporte publicado en 2020, la Sociedad de Endocrinología advirtió que estos productos químicos son ampliamente utilizados y pueden causar diferentes tipos de cáncer, diabetes, impactos en los riñones, el hígado y la tiroides, trastornos metabólicos, impactos neurológicos, inflamación, alteraciones en el desarrollo reproductivo masculino y femenino, infertilidad e impactos en las generaciones futuras. 

En este rastreo de sustancias tóxicas, durante el 2020 y el 2021, la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN, por sus siglas en inglés) realizó una investigación sobre las sustancias químicas tóxicas adheridas e impregnadas en los plásticos y los efectos que tienen a lo largo del proceso de producción, uso, reciclado y eliminación.

El estudio se realizó en 22 localidades a nivel mundial, incluyendo sitios en África, Norte y Suramérica, Asia, Australia, el Caribe y Europa. La contraparte en Costa Rica recayó en el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA). 

De acuerdo con Fernando Ramírez, investigador del Iret-UNA, en la producción de materiales frecuentemente se utilizan sustancias químicas tóxicas como retardantes de llama que contienen compuestos bromados, benzotriazoles (BUV) y bisfenoles. En estudios anteriores, el IPEN demostró que muchas de estas sustancias químicas pueden perturbar el sistema endocrino y resultar dañinas para la salud humana y ambiental.

“A los plásticos se les agregan intencionalmente sustancias estabilizadoras de radiación o luz ultravioleta denominados BUV para evitar su degradación por la luz solar. En Estados Unidos se han regulado varios BUV y se promueve que uno de ellos, el UV-128, usado en productos de consumo humano como cosméticos, revestimientos y embalajes de alimentos, se incluya en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) por su toxicidad”, explicó Ramírez.

De los 7.000 millones de toneladas de desechos plásticos generados a nivel mundial, menos del 10% ha sido reciclado. En otras palabras, la mayoría termina en vertederos o contaminando el medio ambiente.(Créditos: UNEA-PNUMA)

“Se sabe que los pellets de plástico, es decir, los materiales resinosos que se utilizan para producir elementos plásticos, se pierden o derraman durante la producción y el transporte, llegando a encontrarse en las playas de todo el mundo. Las mediciones más recientes realizadas por IPEN, a nivel global, revelan que estos pellets contienen bifenilos policlorados (PCB), es decir, contaminantes orgánicos persistentes que ya han sido prohibidos, así como BUV, es decir, aditivos plásticos tóxicos”, continuó el investigador del Iret-UNA.

Durante la investigación, los científicos hallaron que todas las muestras recolectadas en todas las localidades contenían los diez BUV y los trece PCB identificados en el estudio con fines de análisis. La mitad de las localidades tenían muestras con niveles de PCB altos o extremadamente contaminados.

Asimismo, todas las muestras contenían, por lo menos, un tipo de aditivo químico tóxico y 21 muestras contenían aditivos de cada uno de los tres grupos sometidos a prueba. Solamente una muestra, proveniente de Vietnam, contenía un solo tipo de contaminante. Más de la mitad de las muestras contenían once o más de los 18 aditivos químicos tóxicos analizados.

En el caso de playa Mantas, en Costa Rica, los investigadores del Iret-UNA encontraron concentraciones de PCB entre 3,2 y 45,1 ng/g, que coloca a esos pellets plásticos en la categoría entre “no contaminados” y “ligeramente contaminados”. Si bien estas concentraciones no son altas, sí indican que los residuos plásticos pueden estar contaminando las playas.

Igualmente, los pellets encontrados en playa Mantas contenían todos los 10 BUV analizados, con concentraciones de rango medio (entre 179 y 906 ng/g), comparadas con las de otros países. Esto confirma la contaminación y la toxicidad crónica a que pueden estar sujetos los organismos marinos por sustancias adsorbidas o añadidas a los plásticos.

Precisamente, con respecto al impacto sobre la vida marina y según datos de Pew, aproximadamente 11 millones de toneladas métricas de desechos plásticos están ingresando al océano. Si no se toma acción alguna, el flujo anual de plástico hacia el océano podría casi triplicarse para el 2040. Es más, el número podría llegar a 29 millones de toneladas métricas al año, lo cual es lo mismo que arrojar 50 kilogramos de plástico en cada metro de costa en todo el mundo. 

Actualmente, más de 800 especies marinas y costeras se están viendo afectadas por los desechos marinos. El número de especies de aves y mamíferos marinos afectados por la ingestión o el enmarañamiento de desechos marinos está aumentando constantemente. 

Un análisis, titulado Breaking the Plastic Wave, demostró que podemos reducir los flujos anuales de plástico hacia el océano en aproximadamente un 80% en los próximos 20 años, mediante la aplicación de tecnologías y soluciones existentes. 

Según un informe del International Resource Panel (IRP), un cambio hacia una economía circular puede reducir el volumen de plásticos que llegan a los océanos en más de un 80% para 2040. Asimismo, podría reducir la producción de plástico virgen en un 55% y ahorrar a los gobiernos $70.000 millones para 2040.

Según IRP, la economía circular podría ayudar a <span style="font-weight: 400;">crear 700.000 puestos de trabajo adicionales, principalmente en el sur global.</span>(Créditos: UNEA-PNUMA)

Relación con cambio climático

La contaminación por plásticos también está relacionada con el cambio climático. Primeramente, estos son materiales sintéticos obtenidos mediante reacciones de polimerización a partir de derivados de petróleo.

En segundo lugar, su proceso de producción libera gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. En 2050, y según PNUMA, las emisiones asociadas a la producción, el uso y la eliminación de plásticos representarían el 15% de las emisiones permitidas, según el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C como establece el Acuerdo de París.

En un estudio publicado en el 2018, investigadores de la Universidad de Hawái descubrieron que, cuando los plásticos se descomponen, emiten metano y etileno que son dos GEI que contribuyen al calentamiento global. La emisión ocurre cuando los plásticos están expuestos a la radiación solar.

El polietileno es el polímero sintético más producido y desechado a nivel mundial, los investigadores encontraron que también es el emisor más prolífico de ambos gases. “Demostramos que la producción de gases traza del polietileno virgen de baja densidad aumenta con el tiempo, con tasas al final de una incubación de 212 días de 5,8 nmol g-1 d-1 de metano, 14,5 nmol g-1 d-1 de etileno, 3,9 nmol g-1 d-1 de etano y 9,7 nmol g-1 d-1 de propileno”, destacaron los autores en el artículo científico.

No solo eso, la tasa de emisión de GEI de los plásticos aumenta con el tiempo. “Los plásticos envejecidos ambientalmente e incubados en agua durante al menos 152 días también produjeron gases de hidrocarburos. Además, el polietileno de baja densidad emite estos gases cuando se incuba en el aire a unas tasas ~2 veces y ~76 veces mayores que cuando se incuba en el agua para el metano y el etileno, respectivamente”, se lee en el documento.

Con este estudio, los investigadores alertan sobre una nueva fuente de emisión de gases, la cual podría aumentar a medida que se produzca y acumule más plástico en el medio ambiente.

En este sentido, la recomendación del IRP de apostar a la economía circular podría reducir las emisiones de GEI en un 25%.

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