Los cassettes y los tocadiscos se volvieron obsoletos conforme fueron surgiendo nuevas innovaciones digitales. Ahora (y aunque suene raro) Microsoft y otras compañías tecnológicas quieren hacer lo mismo pero con el cambio climático.

Así lo expusieron este 9 de noviembre durante un evento llevado a cabo en Bonn, Alemania, como parte de la COP23, reunión de cambio climático de la ONU.

“Para nosotros es muy sencillo. La tecnología es lo único que puede escalar al paso y en el lapso de tiempo que necesitamos para enfrentar los retos que tenemos en frente”, aseguró Michelle Patron, directora de sostenibilidad de Microsoft.

¿Cómo? Las nuevas tecnologías nos dan algo que no era tan fácil de obtener hace unos años: datos de calidad. Con ellos, se pueden rastrear nuestras emisiones con mucha mayor certeza y, así, tomar acciones para reducirlas. Por ejemplo, los sensores y los datos de la telefonía móvil pueden permitir optimizar el uso de energía eléctrica para el funcionamiento de la iluminación y el aire acondicionado, o mejorar por medio de datos nuestros sistemas de transporte. 

Ya sea por medio de sensores, usando la información de los celulares o monitoreando las emisiones de las ciudades, estas compañías tecnológicas pretenden reducir nuestras emisiones. 

A partir del análisis de datos, Microsoft logró reducir en un 15% sus emisiones, un logro que le ahorra $9 millones de dólares al año.

Para ellos, tener bases de datos de mucha mayor calidad representa una oportunidad que se tiene que ver plasmada en más acciones políticas. “Necesitamos decisiones valientes”, aseguró Leonie Klass, analista de Telefónica Next.

“Hoy estamos muy entusiasmados por la tecnología y creemos que se puede hackear pero, ¿podríamos acaso hackear la demografía? ¿podemos hackear la urbanización? Espero que las tecnologías puedan tener un efecto exponencial en los asuntos climáticos”, indicó Victor Gancel, de la empresa Climate-KIC.

La clave: datos de calidad

El caso de Microsoft es un caso muy sencillo y de resultados muy positivos. Ellos lograron emplear recursos tecnológicos para recolectar mejores bases de datos y, con ellas, tomar decisiones clave.

“Pusimos sensores en los 125 edificios de nuestro campus y así recolectamos mucha información diferente en tiempo real para poder idear maneras de optimizar nuestras energías”, explicó Patron.

Los resultados hablan por sí solos. Analizando información como el uso de iluminación, patrones de tráfico y el uso de aire acondicionado, Microsoft logró reducir en un 15% sus emisiones, un logro que le ahorra $9 millones de dólares al año.

Otras iniciativas tecnológicas como Next, de Telefónica, usa datos de los celulares para entender los patrones de movimiento de la gente y, así, calcular sus emisiones por transporte.

Al comparar los resultados con los datos que se tenían antes, los investigadores de Next se percataron que las nuevas bases de datos daban información mucho más completa y exacta.

“Recolectar estos datos es un proceso complejo y costoso para las comunidades. Lo hacen por medio de encuestas o cuentas manuales. Con este proyecto, lo que intentamos es proveer mejores bases de datos”, explicó Leonie Klass de Telefónica.

Innovar la legislación

Para los expertos, estas bases de datos necesitan de políticos que tomen “decisiones audaces” y que se atrevan a “entrarle con fuerza” a la reducción de emisiones.

“Creemos que estas tecnologías vuelven a los humanos mejor en lo que hacen. Entonces creo que tendremos datos mejores y menos costosos pero aún así necesitamos al proceso y definitivamente necesitamos al negociador”, aseguró Patron.

Para Ingo Pluh, director de estrategia de la consultora ambiental South Pole Group, este es un momento de oportunidad.

“Cuando comenzamos, el mundo era un lugar muy diferente. (...) No estamos viviendo en un mundo de asumir pesos. El Acuerdo de París está diseñado como un tratado de asumir oportunidades”, señaló Puhl.

Ciertamente es el caso para la energía solar (la cual espera una caída de precios de 22% en promedio global) o para los carros eléctricos (según un reporte de Bloomberg, los eléctricos costarán lo mismo que los carros de combustión para el 2020.)

“Si uno falla en ver esto como una oportunidad, uno se va a quedar atrás. El tema no es el cambio climático. El tema es competitividad industrial”, culminó Puhl.

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