Responsables de Naciones Unidas a cargo de la seguridad de la cumbre climática anual indicaron este lunes que investigan las acusaciones de algunos participantes de que fueron espiados por la policía egipcia.

Varios participantes de la COP27, entre ellos activistas, expertos y oenegés, dijeron haberse sentido bajo "vigilancia" durante la cumbre, iniciada el 6 de noviembre en el balneario egipcio de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo.

El departamento de seguridad de Naciones Unidas, que trabaja junto con la policía egipcia durante esta cumbre, dijo este lunes que había sido informado de "acusaciones" de violaciones del código de conducta y que estaba "investigando esas afirmaciones".

Las acusaciones surgieron después de que la delegación alemana celebrara un acto con Sanaa Seif, hermana del disidente prodemocracia Alaa Abdel Fatah, encarcelado y en huelga de hambre. Siete meses después de iniciar su huelga de hambre, Abdel Fatah se negó a beber agua desde el 6 de noviembre, coincidiendo con el inicio de la COP27 en Sharm el Sheij, para protestar por la situación que según él afrontan él mismo y otros 60.000 presos políticos en Egipto. El detenido egipcio-británico escribió una carta a su familia en la que dice que "está bien", y que desde el sábado está "bebiendo nuevamente", indicó este lunes su abogado, Ali Jaled.

Sanaa Seif fue increpada en dos ruedas de prensa por participantes oficialistas, quienes le espetaron que su hermano es un "delincuente" y no un "preso político".

Egipto ha tratado de mejorar su imagen al albergar la conferencia de las partes sobre el cambio climático, pero se ha visto criticado durante la cita por su política de derechos humanos.

Una fuente diplomática alemana dijo que se le formuló una queja a Egipto, debido a que la delegación "sintió que estaba siendo vigilada". Liane Schalatek, de la fundación Heinrich Boll Stiftung, dijo haberse sentido "observada" y
"claramente más incómoda que en cualquier otra COP precedente".

Schalatek, una experta en finanzas climáticas que lleva asistiendo a estas reuniones de la ONU desde 2008, dijo que en Sharm el Sheij había cámaras en las salas de reunión, dirigidas a los rostros de los participantes. "Es tan innecesario como inusual para las reuniones internas de coordinación", dijo. "Y no puede descartarse la posibilidad de que todo esté siendo grabado".

Previamente, Human Rights Watch condenó la política de "vigilancia total" de Egipto, que incluyó la instalación de cámaras en cientos de taxis en Sharm el Sheij. El grupo con sede en Nueva York advirtió igualmente que la aplicación para teléfono
inteligente de la COP27 levanta sospechas de "vigilancia", ya que requiere acceso a la cámara, el micrófono y la geolocalización del dispositivo.

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