Melissa Calvo recordó aquella competencia en Arizona (Estados Unidos) hace más de mes y medio, donde las temperaturas oscilaban entre los 38°C y 40°C, como una de las más difíciles.
Tras estar unos días entrenando, el cuerpo se acostumbra un poco a las condiciones del lugar. “Al menos se soporta”, comentó la atleta. Sin embargo, en la competencia, después de 400 metros, la corredora sufrió un golpe de calor que, entre sus consecuencias, le ocasionó falta de oxígeno.
Según Johnny Montoya, experto en Ciencias del Movimiento Humano de la Universidad de Costa Rica, las pistas de atletismo generan mucho calor debido a que retienen la radiación. En el caso de Calvo, lo que sucedió fue que la percepción relativa de la temperatura aumentó y, en estos casos, el incremento del calor es de manera exponencial conforme haya más deshidratación en el cuerpo.
Además de la agitación y el calor normal después de una competencia, Calvo empezó a sentir otros malestares. “Empecé a sentir debilidad, traté de recuperar el aire y me costaba más de lo habitual”, dijo. “Me sentía mareada, con muchas ganas de vomitar”, agregó.
Después de intentar caminar, la deportista sentía que respirar se volvía cada vez más difícil. “Lo que nos aconsejaron los paramédicos, en el momento, era tratar de bajar la temperatura corporal y que la sangre circulara. Le metieron las manos, hasta más arriba del codo, en un balde de agua con hielo. Además, los paramédicos le suministraron oxígeno para estabilizarla”, comentó Keith Stewart, quien es el entrenador de Calvo.
Para la atleta la recuperación es más difícil cuando se encuentra expuesta al calor. “He competido con lluvia, también con un tiempo agradable. Cuando fuimos a los Panamericanos competí con mucho frío y ahora en Arizona con mucho calor. La verdad es que me cuesta más recuperarme cuando hace calor”, dijo.
La atleta participará en los Juegos Paralímpicos, los cuales se realizarán del 24 de agosto al 5 de setiembre en Tokio (Japón), donde se esperan altas temperaturas debido al verano.
El deporte se ve cada vez más afectado por el incremento de la temperatura derivado del cambio climático, que pudiera intensificar las olas de calor. En el caso específico de los deportistas, el aumento de la temperatura —combinado con el esfuerzo físico— trae distintas complicaciones que pueden poner en riesgo su salud, como lo fue en el caso de Calvo.
El calor en Tokio
Según el reporte Anillos de Fuegos, realizado por la Asociación Británica para la Sostenibilidad en el Deporte (Basis, por sus siglas en inglés) en conjunto con la Universidad de Leeds y la Universidad de Portsmouth de Reino Unido, la temperatura media anual en Tokio, sede de los Juegos Olímpicos/Paralímpicos de 2021, ha aumentado 2,86 °C desde 1900, es decir, tres veces más rápido que el promedio mundial.
Las temperaturas máximas diarias que superan los 35°C se han vuelto cada vez más comunes en esta ciudad japonesa desde la década de 1990. Además, los científicos indican que la brutal ola de calor del 2018 habría sido imposible sin la influencia del cambio climático. En julio de ese año, las temperaturas diarias de 40°C dejaron más de 1.000 muertos y 22.000 personas hospitalizadas por insolación.
En el 2019, dado que las condiciones de temperatura eran elevadas, se cancelaron competiciones deportivas como una de natación. “La diferencia de 1-2 grados en un día de carrera tiene un gran impacto”, comentó Ben Bright, entrenador principal de la Federación Británica de Triatlón.
Las olas de calor son parte de la variabilidad natural del sistema climático. Sin embargo, y según el reporte Anillos de Fuego, la influencia humana en el clima puede amplificar su fuerza y frecuencia, multiplicando los riesgos sobre los ecosistemas y las personas.
“Es muy probable que las temperaturas extremadamente altas en Japón se conviertan en la nueva normalidad si la temperatura mundial aumenta hasta 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales”, se estableció en el reporte.
No solamente en Japón las olas de calor derriban a las personas deportistas. El pasado 27 de junio, la heptatleta estadounidense, Taliyah Brooks, colapsó durante las pruebas de atletismo olímpico para el equipo de Estados Unidos.
La competencia se estaba efectuando en Eugene, en el estado de Oregón, cuando la temperatura superó los 43°C, producto de la ola de calor más grande registrada en la ciudad a la fecha. Esto ocasionó que las pruebas fueran retrasadas un par de horas, no sin antes ocasionar preocupación por lo acontecido con la atleta.
Olimpiadas 2021
Como resultado de las temperaturas pronosticadas para los Juegos Olímpicos/Paralímpicos de este año, la maratón y el ciclismo ya se trasladaron a sitios con condiciones más frías: la maratón se realizará en Sapporo, mientras que el ciclismo de ruta se llevará a cabo en el monte Fuji.
Otras disciplinas deportivas pueden también enfrentar controles de seguridad en julio. Incluso las competencias que se realizan de noche podrían enviar atletas al hospital, según se lee en el reporte de Basis.
Si bien la distancia más corta reduce, de alguna manera, los riesgos de estrés por calor en el cuerpo, otros aspectos los aumentan. Uno de ellos es la bicicleta de mano, en la que el deportista está a solo unos centímetros del suelo.
Calvo también comentó que, en ocasiones, tiene que echar agua en la pista de pavimento con el fin de evitar ampollas y quemaduras en sus manos y rodillas a la hora de realizar la posición de salida.
En un ambiente caluroso con una alta carga solar, y según el reporte Anillos de Fuego, el asfalto puede alcanzar temperaturas de 50 °C o más.
Según Russell Seymour, ejecutivo de Basis, a los atletas que se prueban a sí mismos en los niveles más altos de capacidad humana se les pide que compitan en entornos que se están volviendo demasiado hostiles para la fisiología humana.
“Nuestro amor y apetito por el deporte corre el riesgo de caer en la brutalidad. Los atletas pueden correr contra el tiempo y entre ellos, pero no se puede esperar que superen el cambio climático”, comentó Seymour.
En este sentido, el estudio realizado por Basis sugirió al Comité Olímpico Internacional (COI) seguir integrando los datos climáticos a la hora de escoger los lugares en los que se realizan las competencias, esto a medida que aumentan las temperaturas globales.
Entrenar para adaptarse
Para Montoya, los equipos y deportistas deberían exponerse ocasionalmente a un entrenamiento en condiciones similares a las que van a enfrentar, para así conocer cómo se comportará su organismo.
Esto es particularmente importante porque la temperatura relativa y la percepción de la temperatura pueden generar un desgaste mayor del que el deportista ha experimentado en sus entrenamientos. Esto ocurre a la hora de realizar actividad física en calor de alta intensidad y de larga duración.
Montoya destacó que hay que tomar en consideración dos factores a la hora de analizar cómo el calor afecta el desempeño físico del cuerpo humano: el primero es si el calor viene exclusivamente de la radiación del sol y el segundo es si hay afectación directa por la humedad. Ambos factores influyen en el organismo y van a generar efectos diferentes en el cuerpo.
“Si nosotros estamos en un lugar como Guápiles, donde llueve mucho, la percepción del calor a las 11 de la mañana no va a ser la misma que vamos a sentir en Alajuela”, explicó el experto en Ciencias del Movimiento Humano.
Si bien los dos lugares tal vez alcancen la misma temperatura, la percepción de ese calor puede ser mayor en Guápiles por tener mayor humedad. Esto es importante porque el calor hace que la temperatura corporal aumente.
También hay que considerar que el incremento del calor corporal es exponencial, porque el organismo humano no tiene una relación lineal con el esfuerzo o la percepción. Esto quiere decir que no todas las personas realizan el mismo esfuerzo o perciben el calor de la misma forma. Eso dependerá de cuánto tiempo esté expuesta a la radiación y al calor.
De hecho, el organismo humano puede llegar a colapsar por esa situación, máxime si también entra en juego el estado de deshidratación.
Ante este panorama, se hace cada vez más evidente que el cambio climático se suma a los competidores que yacen en la pista de carreras.