Siete nuevas estaciones vienen a robustecer la actual Red Nacional de Monitoreo de la Calidad del Aire, cuyos datos permitirán medir las partículas, los gases y los químicos para así determinar su nivel de contaminación y tomar medidas orientadas a proteger la salud respiratoria de las personas.

Administradas por el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), estas nuevas estaciones ya se encuentran instaladas y operativas. Se ubican en el edificio del IMN y en la Universidad de Costa Rica (UCR) en San José, en la Estación Fabio Baudrit de la UCR en Alajuela, en el Núcleo Agrícola de la Universidad Nacional (UNA) en Heredia, en la Municipalidad de Belén, el Colegio Profesional de Belén y en el TEC de Cartago.

“Eso nos permite monitorear la Gran Área Metropolitana (GAM), que es donde vive la mayoría de la población del país y es además es la región más contaminada”, dijo Daniel Poleo, meteorólogo del IMN.

Estas estaciones se suman a las seis ya existentes, las cuales pertenecen al Ministerio de Salud y a la UNA. Asimismo, otras estaciones bajo tutela de instituciones o municipalidades podrán sumarse a la red. Ese sería el caso de las seis estaciones que tiene la Universidad Técnica Nacional (UTN) en la Zona Norte, así como la que tiene la Municipalidad de Liberia en Guanacaste, la cual es empleada para monitorear cómo las quemas agrícolas influyen en la calidad del aire de este cantón.

Este esfuerzo está amparado en el Convenio Marco de Cooperación para el Monitoreo de la Calidad del Aire en Costa Rica, el cual fue firmado este lunes por el  Ministerio de Salud y el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), entidad adscrita al Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).

Dicho convenio tiene una duración de cinco años, con posibilidades de renovación, y permite hacer operativo el Reglamento de Contaminantes Criterio que data del 2014, el cual cuenta con un Índice de Calidad del Aire --que se elaboró en 2016-- para facilitar el monitoreo con el fin de que este permita generar alertas tempranas.

¿Por qué hasta ahora? Según Poleo, el costo de las estaciones rondaba los $300.000 cada una en el 2016, a este monto había que sumarle el costo de mantenimiento. “No solamente eso, sino que el mantenimiento y la medición se debía hacer in situ. Es decir, una persona debía ir todos los días a cambiar el filtro”, comentó.

Con el avance de la tecnología, se ampliaron las opciones y los costos disminuyeron, por lo que el IMN ya puede acceder a una estación cuyo costo ronda los $10.000. Además, estas son estaciones que transmiten los datos en tiempo real al celular y son autónomas en el sentido de que cuentan con paneles solares para proveerles electricidad.

Según Poleo, este tipo de estaciones fueron testeadas por el Met Office de Reino Unido y, si bien no tienen la misma precisión que las estaciones de alto costo, su nivel es adecuado para proveer la información necesaria para realizar los pronósticos diarios y semanales, así como para elaborar informes mensuales y anuales.

Desde hace tres años, el IMN viene preparándose para ejecutar este monitoreo.

“A través del expertise que se tenía, comenzamos a invertir en la instalación de un nuevo modelo numérico para calidad del aire. Este modelo numérico permite no solamente hacer un pronóstico de calidad del aire sino, con la red, hacer una comparación de qué tan bueno va a ser ese pronóstico en el corto y mediano plazo. Entonces, el IMN invirtió en capacitación para realizar el pronóstico y el monitoreo, además de la instalación de estas estaciones”, mencionó Poleo.

Esta es una de las nuevas estaciones que ayudará a medir la calidad del aire en la Gran Área Metropolitana (GAM). (Foto: MINAE).

De partículas, gases y químicos

Las mediciones de calidad del aire permiten determinar cuán limpio o contaminado está el aire a partir de la cantidad de partículas, gases y químicos.

“La información nos permite saber exactamente qué tan buena ha sido la calidad del aire en determinado tiempo (día, semana o mes) o qué tan mala ha sido, en qué puntos y las razones por las cuales ha sido buena o mala”, dijo Poleo.

De hecho, las nuevas estaciones miden material particulado (tanto PM10 como PM2,5, polvo y calima producto de incendios forestales y erupciones volcánicas), dióxido de azufre (SO2), monóxido de carbono (CO), ozono troposférico (O3), sulfuro de hidrógeno (H2S) y óxido nítrico (NO), así como dióxido de nitrógeno (NO2).

Los datos se toman cada 15 segundos y se generan promedios cada hora, ocho horas y 24 horas.

¿Por qué medirlos? El material particulado (PM10 y PM2,5) puede causar asma, enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón; mientras que el dióxido de azufre (SO2) provoca inflamación de las vías respiratorias y el monóxido de carbono (CO) puede causar dolor de cabeza, mareos y confusión.

En el caso del ozono troposférico (O3), este ocasiona irritación ocular y de garganta, mientras que el sulfuro de hidrógeno (H2S) y el óxido nítrico (NO) pueden irritar los ojos y el sistema respiratorio.

 “Cuando se sobrepasan ciertos umbrales, determinados por el Índice de Calidad del Aire, llega un correo electrónico a todas las personas involucradas en la red para no solamente estar informados sino alertar a la población en general”, comentó Poleo.

Esa información servirá para sustentar decisiones a nivel de salud pública, por ejemplo, emitir alertas para poblaciones vulnerables o establecer restricciones durante episodios de alta contaminación.

“Se pueden generar avisos para evitar que los adultos mayores y los niños, por ejemplo, se expongan a ciertas partículas que a veces tenemos como polvo del Sahara, incendios forestales o masas de polen, que pueden generar grandes saturaciones en los centros de salud en condiciones adversas causadas por la calidad del aire”, ejemplificó el meteorólogo del IMN.

También, la información permitirá planificar a mediano y largo plazo, ya que las fuentes de los contaminantes pueden ser naturales, como es el caso de los volcanes y el polvo del Sahara, o pueden ser de origen humano como es el caso del tránsito vehicular, la actividad industrial y los incendios forestales.

En este sentido, los ministerios, instituciones y municipalidades pueden utilizar la información como insumo para la planificación de la infraestructura urbana, el ordenamiento vial y la calidad de los combustibles.

Diariamente, a través de las redes sociales del IMN, se informará del estado de la calidad del aire. Y todos los lunes, alrededor del mediodía, se publicará el pronóstico semanal de calidad del aire: https://www.imn.ac.cr/web/imn/pronostico-calidad-aire  

Los informes mensuales están disponibles en: https://www.imn.ac.cr/boletin-calidad-aire Ya se cuenta con los informes de diciembre de 2024 así como enero, febrero, marzo y abril de 2025.

Para facilitar la interpretación de la información por parte del público general, el IMN utilizará una escalda de colores para señalar cuan buena o mala es la calidad del aire en determinado lugar.

Investigación

Aunque apenas se cuenta con seis meses de mediciones, Poleo vislumbra una oportunidad para que las universidades empleen estos datos con fines de investigación y así potenciar los alcances del monitoreo de la calidad del aire.

Investigadores de la UCR fueron los primeros en solicitar acceso a los datos. “Están utilizándolos para determinar de qué manera influye la quema de caña de azúcar en la cantidad de enfermedades respiratorias que tienen las personas”, mencionó Poleo.

Otras aristas de investigación pueden ser la influencia que tiene la calima en las alergias o cuanto influye el polvo del Sahara en la cantidad de casos de enfermedades respiratorias que ingresan a los hospitales de la GAM.

“Incluso se pueden utilizar para saber de qué manera influyen las precipitaciones en la limpieza del aire”, añadió Poleo.

“También se puede determinar hacia dónde van los flujos contaminantes, porque podemos determinar exactamente qué regiones son las más contaminadas y qué regiones son las que se ven afectadas no solamente por la contaminación que se produce in situ, sino por aquella que es arrastrada por el viento”, continuó.

Pueden realizarse investigaciones orientadas a analizar cómo el flujo vehicular impacta en la calidad del aire, en cuáles horarios yacen los picos máximos de contaminación y cuáles enfermedades podrían verse acentuadas por esos picos máximos.

Pero también los datos pueden servir para medir el éxito de implementación de determinada acción, por ejemplo, si la restricción vehicular en determinadas horas está ayudando a disminuir los contaminantes.

La calidad del aire no solo está relacionada a la salud respiratoria. “Las enfermedades mentales, la depresión y la ansiedad aumentan significativamente cuando tenemos un aire que no es limpio. En el caso del índice costarricense de calidad del aire, eso ocurre cuando se está por encima de 40”, dijo Poleo y agregó: “También sabemos que hay una disminución entre 4 o 5 años de la expectativa de vida de las personas que se ven expuestas a una mala calidad del aire por periodos prolongados”.

Las alergias no solo son respiratorias, también pueden ser cutáneas. “Algunas afecciones en la piel pueden ser causadas por un contaminante irritante como el dióxido de azufre (SO2), que se produce por combustiones incompletas”, mencionó Poleo.

Los datos son públicos y los investigadores interesados sólo deben solicitarlos al IMN.

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