Si bien aún falta por definir los cómo, lo cierto es que los países acordaron poner en funcionamiento el Fondo de Pérdidas y Daños.

La decisión se tomó durante la sesión plenaria de apertura de la 28va Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28), la cual se realiza hasta el 12 de diciembre en la ciudad de Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

De hecho, esta es la primera vez que se adopta una decisión tan sustancial durante una sesión plenaria de apertura. Vale recordar que pasaron más de 30 años hasta que, en la COP27 efectuada en Sharm el-Sheij (Egipto), los países consensuaron crear un fondo para ayudar a las naciones en vías de desarrollo a lidiar con los impactos del cambio climático que son inevitables (como la subida del nivel del mar, por ejemplo), los cuales ya trascienden los límites de la adaptación.

Para darle un espaldarazo a la decisión, el país anfitrión de la conferencia se comprometió a fondearlo con 100 millones de dólares. Le siguieron Japón que sumó 10 millones de dólares y Estados Unidos que ofreció 17,5 millones de dólares más 7 millones de dólares para otros mecanismos de financiamiento de pérdidas y daños.

Reino Unido hizo lo propio al ofrecer 60 millones de libras esterlinas (unos 75,8 millones de dólares), mientras que la Unión Europea se comprometió a otorgar 225 millones de dólares, los cuales incluyen 100 millones de dólares ofrecidos por Alemania.

“La adopción de la decisión para operacionalizar el Fondo de Pérdidas y Daños es el resultado de un trabajo conjunto de las partes del Acuerdo de París para alcanzar un objetivo común, que reconoce las necesidades de los países en desarrollo de atender las cada vez más recurrentes pérdidas y daños producto de los eventos climáticos. Es un ejemplo irrefutable de que podemos tomar conjuntamente decisiones trascendentales y que afectan directamente a las poblaciones de nuestros países”, comentó Ana Patricia Villalobos, jefa negociadora de Costa Rica en la COP28, quien agregó: “La gestión de las pérdidas y daños requieren de un apoyo financiero permanente”.

Por su parte, el ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica - Franz Tattenbach- celebró que se haya dado aval para que este fondo empiece a funcionar, ya que “el propósito de esta iniciativa es proporcionar apoyo a los países en desarrollo, con un énfasis especial en los más vulnerables a los efectos adversos del cambio climático”, dijo.

Aunque se valora como un gesto positivo, lo cierto es que los recursos prometidos aún son insuficientes. Un informe, escrito por el investigador James Rising de la Universidad de Delaware, calcula que las pérdidas y los daños causados por el cambio climático costaron alrededor de 1.500 millones de dólares sólo en 2022.

Además, y según este análisis, los países del Sur Global -entre los que está América Latina y el Caribe- han perdido una media del 8,3% de su Producto Interno Bruto (PIB) debido a los impactos del cambio climático.

¿Qué se acordó?

Por el momento, el Banco Mundial será el anfitrión provisional del fondo por los próximos cuatro años y esto no ha pasado desapercibido por las organizaciones de la sociedad civil, las cuales expresaron sus reservas y dieron sus advertencias.

“Estados Unidos y otros países ricos querían que el Banco Mundial acogiera el fondo. Esto se ha acordado, pero de forma provisional, y sólo mientras funcione de forma transparente y de fácil acceso, algo por lo que el Banco Mundial no es conocido. Si se demuestra que no es apto para la tarea, tendremos que crear una entidad independiente que se encargue del trabajo”, manifestó Mohamed Adow, director of Power Shift Africa.

“Queda mucho trabajo por hacer para garantizar que el Banco Mundial, como anfitrión provisional, cumpla las condiciones establecidas en el texto acordado, en particular que los recursos del fondo beneficien directamente a las comunidades y que sus operaciones se ajusten a los principios de derechos humanos”, sumó Lyndsay Walsh, asesora de Política Climática de Oxfam.

“El hecho de que el Banco Mundial vaya a ser el anfitrión provisional del fondo es preocupante para los países en desarrollo. Tiene que ser examinado de cerca para garantizar que las comunidades vulnerables puedan acceder fácil y directamente a los fondos y que toda la operación se lleve a cabo con mucha más transparencia de la que suele tener el Banco Mundial. Estas fueron las condiciones acordadas por los países y, si no se cumplen, será necesario un acuerdo aparte”, advirtió Mariana Paoli, responsable mundial de incidencia política de Christian Aid.

Ahora bien, el Banco Mundial tendrá los próximos seis meses para decidir si asume o no esta tarea de administración del dinero. Lo cierto es que requiere de un mínimo de 200 millones de dólares para poner en marcha el fondo y los recursos para este son voluntarios. De hecho, el texto adoptado en la COP28 establece que los países desarrollados están “invitados” a hacer contribuciones, por tanto, no están obligados. 

“Debe llamarse la atención respecto a la falta de claridad sobre la sustentabilidad del fondo a largo plazo, incluyendo el reabastecimiento; tanto como al hecho de que los anuncios en el plenario -especialmente en algunos casos- resultan decepcionantes a la luz de las pérdidas y daños que, actualmente, ya superan los 150.000 millones de dólares anuales y que, a 2030, estarían cercanos a 29.000 – 580.000 millones anuales”, comentó Pilar Bueno Rubial, directora de la organización Argentina 1.5.

Anualmente, los países en desarrollo calculan que necesitan 400.000 millones de dólares para hacer frente a las pérdidas y os daños.

“Los fondos prometidos no deben limitarse a compromisos reempaquetados. Necesitamos dinero nuevo, en forma de subvenciones, no de préstamos; de lo contrario, sólo servirá para amontonar más deuda sobre algunos de los países más pobres del mundo, anulando el objetivo de un fondo diseñado para mejorar vidas”, alertó Adow.

El otro tema a prestar atención, según estas organizaciones, es la representatividad de los países del G77 -grupo que reúne a las naciones en desarrollo- en la junta directiva del fondo para garantizar que sus necesidades se vean reflejadas. Y a esto contribuye que el nuevo fondo tendrá una secretaría independiente.

Ojo al Clima se encuentra en la COP28 gracias al proyecto COMUNIDAD PLANETA EN LA COP, liderado por Periodistas por el Planeta (PxP).

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