El Hospital Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, el Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera y el Hospital Clínica Bíblica forman parte del programa “Hospitales que curan el Planeta de la fundación Salud sin Daño, el cual premia –cada año– los avances en desarrollo sostenible que realizan los centros de salud participantes. 

Las tres instituciones son reconocidas de forma reiterada desde 2018. En el 2023, por ejemplo, el Calderón Guardia recibió el premio “Menos huella, más salud”. Este es solo uno de los reconocimientos que el programa otorga, con el objetivo de incentivar la reducción de la huella ambiental y climática, mediante la implementación de los diez objetivos de la Agenda Global para Hospitales Verdes y Saludables

Lo que se busca es “transformar el sector salud en todo el mundo para que reduzca su impacto ambiental”, indicó Claudia Lorena Paz, quien es la facilitadora técnica de proyectos de Salud sin Daño.

Los desechos y emisiones que emite un complejo hospitalario, tan solo en su funcionamiento básico, son considerables. Aunque esta información suele ser desconocida por la población, el programa se encarga de alentar a los hospitales a tomar acciones concretas para reducirlas. 

“Los equipos obsoletos se convertían en chatarra”, señaló Marcia González Garay, quien fue coordinadora de la Comisión de Gestión Ambiental del Calderón Guardia. “Teníamos gestores autorizados por el Ministerio de Salud, ellos hacían el transporte y la disposición final sin dañar el ambiente y la salud pública”, agregó. 

Esto es solo uno de los ejemplos de tantas áreas donde se pueden y se toman acciones para reducir el impacto climático. Y es imperativo, ya que según datos de Salud sin Daño, el sector salud representa el 4,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. En otras palabras, si este sector fuera un país, sería el quinto mayor emisor en el mundo

El inicio de la transformación

En el año 2008, se dio la primera conexión entre Salud sin Daño y un hospital costarricense, el Hospital Nacional de Niños, esto a raíz de que el centro de salud había comenzado, por su cuenta, a hacer un esfuerzo por mejorar su manejo del mercurio en el 2007.

“A nosotros se nos quebraba una cantidad gigante de termómetros porque eran de vidrio. Se los ponían a un paciente y cuando veían, este lo había botado, se había quebrado y ahí se derramaba el mercurio. Teníamos, en unos recipientes, una gran cantidad de mercurio líquido. ¡Con lo peligroso que es! Sí, nosotros tampoco sabíamos muchísimo del mercurio”, recordó Adriana Romero Retana, directora administrativa del Hospital Nacional de Niños, quien hace 27 años fue designada coordinadora en Gestión Ambiental, justamente cuando la institución comenzó con esta labor.

Fue buscando sobre el tema del mercurio, lo que los llevó a entrar en contacto con Salud sin Daño, ya que la organización estaba trabajando por eliminar el mercurio de los hospitales a nivel mundial. 

“Resulta que en el año 2011 nos damos cuenta que Salud sin Daño está promoviendo una agenda global para hospitales verdes y saludables”, comentó Romero Retana.

Así fue el caso del Hospital de Niños, y la historia de las otras dos instituciones no se diferencia en el acercamiento inicial: son los hospitales los que buscan a Salud sin Daño.  “Son ellos quiénes asumen el compromiso de unirse y quiénes deben manifestar su interés”, indicó Paz, quien también se encarga de elaborar el informe de Hospitales que curan el Planeta.

De esta manera, la organización crea una red guiada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y está abierta a dar apoyo a quiénes manifiesten interés, como sucedió en 2012 con el Calderón y en 2015 con la Bíblica.

En el Hospital Calderón Guardia, el manejo de los residuos es muy estricto. Por eso se utilizan elevadores diferenciados. (Foto: Kattia Alvarado)

Avances y logros del Calderón Guardia

El premio a liderazgo en la reducción de huella de carbono 2022-2023 es solo un ejemplo de los reconocimientos que ha recibido el Hospital Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia a lo largo de su trayectoria en el programa. No obstante, los esfuerzos realizados nacen como respuesta a deficiencias y áreas de mejora en las que se debió trabajar. 

González aclaró que por las dimensiones de personal, recursos, pacientes, desechos y emisiones se debe tratar al Calderón Guardia como un complejo hospitalario. La administración hasta el momento ha sustituido el 90% de las luces incandescentes del complejo por nuevas luces LED, además de comprar equipos biomédicos e informáticos con etiqueta ecológica, esto en cumplimiento de la normativa del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) a través de la Dirección de Gestión de Calidad Ambiental (Digeca).

DIGECA promueve la compra de equipos con la etiqueta mencionada para demostrar el compromiso con el medio ambiente, esto mediante el Programa Nacional de Etiquetado Ambiental y de Eficiencia Energética. La etiqueta se le coloca a equipos que, tanto en su fabricación como en su uso, tienen un menor gasto energético e impacto ambiental.

“Inclusive las plantas eléctricas, que fueron sustituidas por otras, estaban obsoletas. Entonces, esto generaba una mayor emisión de gases porque no completaban la combustión, eran contaminantes“, explicó González.

Los antiguos generadores no ultimaban la combustión de diésel, lo que no era eficiente y generaba muchas más emisiones. A pesar de esto se les exigía mucho, ya que la necesidad energética del complejo es tanta que es dependiente de su propia planta, aunque recibe energía por parte de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL).

Además de la parte energética, este hospital reporta un registro anual de adquisiciones sostenibles (9% en 2023), una reducción del consumo de agua en más del 20% entre 2020 y 2022, sustitución del 90% de inodoros de alto consumo por modelos de bajo consumo, cambio del 98% de grifería por aireadores de bajo flujo, capacitación continua a choferes, funcionarios, proveedores y pacientes. Incluso en la torre norte cuentan con un sistema de recolección de agua de lluvia, la cual se usa para la limpieza de pisos y riego de jardines.

Debajo de la calle existe un túnel que permite trasladar los residuos desde el complejo hospitalario hasta el centro de acopio. (Foto: Kattia Alvarado)

También rescatan el uso de toneladas de pastillas vencidas para la fabricación del cemento, el cual se empleó en la construcción de los nuevos edificios. Las pastillas, tras pasar por un proceso de preparación, se agregan a la mezcla de concreto. 

Frente al área de emergencias del Calderón se ubica el nuevo centro de acopio, el cual funciona de manera eficiente mediante un túnel subterráneo que pasa por debajo de la vía pública. De acuerdo con González, para el hospital era necesario un edificio aparte dedicado al procesamiento de residuos, ya que se generan diariamente más de tres toneladas de material que debe ser procesado (unas 118-120 toneladas mensuales). 

El centro de acopio se encarga de separar y clasificar los desechos: los biopeligrosos, las diferentes categorías de reciclaje y los ordinarios. Los radioactivos y los metálicos se procesan de manera diferente y se llevan a otra instancia del mismo centro hospitalario. 

“Las toneladas de chatarra que se generaron durante mucho tiempo iban para Canadá. Se nos dio un certificado de gestión de residuos donde nos respalda que el residuo no va a contaminar el ambiente ni la salud”, explicó González. 

Avances y logros del Hospital de Niños

El Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera ha sido reconocido por su liderazgo histórico, no solo por ser el primero en el país en unirse a Salud sin Daño, sino también a la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables. También se le incluye en el informe como caso destacado por ser pionero en gestión ambiental, manejo de mercurio, eficiencia energética y cultura organizacional.

De acuerdo con Romero, este fue el primer hospital en el país en hacer un esfuerzo sistemático y planificado en gestión ambiental, comenzando en los años 90 con un plan de gestión de desechos, el cual se enfocaba en capacitar a al personal de enfermería y el resto de funcionarios en la separación y clasificación de residuos. Ahí nació el comité de manejo de desechos, el cual se convertiría en el comité de gestión ambiental.

Incluso a nivel internacional, en su intención por mejorar su manejo del mercurio, participaron en el programa piloto “Hospital libre de mercurio” de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) en 2007.

Ya como parte de Hospitales que curan el Planeta han hecho un esfuerzo constante y notable en el manejo del agua. “En el año 2002 teníamos un pozo profundo aquí, que habíamos construido pero no habíamos podido empezar a utilizarlo porque no sabíamos cómo hacerlo. Yo contacté a Darner Mora del Laboratorio Nacional de Aguas y él vino aquí al hospital. A raíz de eso entramos en el programa Sello de Calidad Sanitaria, y aprendimos muchas cosas”, explicó Romero.

Este pozo ahora cuenta con un sistema de cloración automatizado. Además reemplazaron inodoros e instalaron dispositivos de ahorro de agua, también tienen un programa de educación comunitaria en el que enseñan sobre el uso racional del recurso hídrico.

Los tres hospitales cuenta con programas de manejo de residuos. (Foto: Kattia Alvarado)

En el ámbito energético hicieron la conversión total a iluminación con tecnología LED, además de impartir campañas de ahorro energético, lo que para Romero es fundamental en una infraestructura de más de 60 años, donde se deben eliminar fuentes de consumo ineficiente.

Entre los premios que han recibido a través de los años están: reconocimiento a la iniciativa en el monitoreo de la huella ambiental, Energía en 2016, reconocimiento al compromiso en el monitoreo de la huella ambiental en residuos y energía en 2018 y 2019, tercer lugar en el premio a la trayectoria en reducción de la huella ambiental en residuos (compartido con la Clínica Bíblica y el Área de Salud Carmen Montes de Oca), así como el primer lugar en liderazgo en gobernanza en 2023.

Avances y logros de la Clínica Bíblica

De acuerdo con Paz: “este establecimiento es uno de los más reconocidos a nivel latinoamericano e incluso internacionalmente. Es el hospital más destacado en la Carrera hacia el Cero o ‘Race to Zero’, iniciativa de las Naciones Unidas, que en el sector salud se aterriza a través de Salud sin Daño”.

La Bíblica se ha planteado el objetivo de reducción de las emisiones netas a cero para el año 2050, el único centro de salud en el país con una meta a tan corto plazo. Desde 2012, el hospital mide su huella de carbono en los alcances 1 y 2, utilizando la herramienta de monitoreo del impacto climático de Salud sin Daño, y por los últimos años ha sido certificado como carbono neutral.

El centro de salud lo ha logrado con la implementación de medidas como la instalación total de luces LED y paneles solares, siendo el único del país en usar esta fuente de energía a esta escala, tanto para abastecer electricidad como para calentar agua. Asimismo, en su nueva sucursal se instalaron únicamente luminarias LED y equipos de refrigeración que utilizan gases con casi nulo poder de calentamiento global, indicó Paz. 

Los reconocimientos más recientes del centro son: segundo lugar en trayectoria en energía detrás del Hospital México (que no forma parte formalmente del programa) por su esfuerzo sostenido en eficiencia energética en 2018; seleccionado como uno de los hospitales que reducen su huella ambiental en la edición 2020; primer puesto a la trayectoria en reducción de la huella de carbono, premiando su esfuerzo constante por ser un centro carbono-neutral; y tercer puesto en liderazgo en energía.

Centro de acopio del hospital Calderón Guardia. (Foto: Kattia Alvarado)

Retos 

Hay desafíos que la fundación y cada centro de salud debe enfrentar. Por ejemplo, el “cambio de representantes o puntos focales que puede generar una amenaza a la continuidad del trabajo”, es el que menciona Paz, pero no se limita a este.

La resistencia por parte de las entidades públicas, financiamiento, burocracia o falta de apoyo monetario pueden hacer que cambios grandes sean muy complicados de realizarse. 

Si bien Paz comentó que no ha sido el caso en el país, ya que siempre ha existido apoyo por parte de la Caja Costarricenses del Seguro Social (CCSS), el Minae y otras instancias necesarias, no siempre es lo mismo en la región y no quiere decir que en Costa Rica no pueda pasar.

Es necesario, como lo comentan las representantes de los centros de salud y de la fundación, tener presente que no todo son grandes y drásticos cambios, y que acciones pequeñas y constantes son clave para que haya una adaptación a las necesidades ambientales por parte de los centros de salud de todo el país.

¿Cómo se valoran estos logros?

La información es recibida por el equipo técnico de Salud sin Daño, quienes evalúan las postulaciones mediante un sistema de puntaje e indicadores. 

Los indicadores son los siguientes: 

  • Energía: se evalúa el consumo de kilowatts por hora, generación de energía renovable, etc.
  • Residuos: cómo son procesados, como varía su reciclaje y compostaje, el peso en kilogramos de residuos biológicos por cama, entre otros.
  • Huella de carbono: se mide por kilogramo de dióxido de carbono generado por paciente, empleado y cama ocupada por año, además de registro de diferentes tipos de gases médicos o refrigerantes.
  • Agua: se mide el metro cúbico de agua por los mismos factores de huella de carbono. 

Toda esta información es recopilada y analizada tomando en cuenta contextos y trayectorias.

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