La realidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Costa Rica y el mundo se verá puesta a análisis hoy, 25 de septiembre de 2025, en la 80º Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando se alcancen los diez años desde la aprobación de la Agenda de 2030 y a tan solo cinco para cumplir el plazo estipulado en 2015, cuando se acordaron.
América Latina y el Caribe es hogar de aproximadamente el 60% de la biodiversidad mundial, y también esta es la segunda región más propensa a eventos climáticos extremos, por lo que su relevancia en la agenda climática es innegable. Sin embargo, la implementación de los ODS no avanza tan rápido como debiera.
A cinco años de la fecha límite establecida por los países, se prevé que apenas un 23% de las metas se cumplan en la región. Del restante 77%, el 41% sí avanza pero a un ritmo insuficiente, mientras que el 36% se encuentra “atrasado o en retroceso”, señala un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El grado de avance es también desigual entre subregiones: la mayor cantidad de metas con pronóstico de cumplimiento se registra en América del Sur (23%) y Centroamérica y México (24%), 10 puntos porcentuales más que el Caribe (13%).
CEPAL también indica que la pandemia de COVID-19 significó un retroceso en varios indicadores, pues los avances alcanzados en materia social, económica y ambiental apenas se recuperaron al nivel previo de 2019.
“La pandemia de COVID-19 y las crisis en cascada que le siguieron, desaceleraron el progreso y profundizaron las desigualdades estructurales. Si bien después de la pandemia se ha observado una recuperación, solo ha alcanzado para retornar a los niveles previos en la mayoría de los casos”, se lee en el documento.

Otros factores que han ralentizado el avance de los ODS son el financiamiento limitado, el peso de la deuda, el bajo crecimiento económico y comercial, el resurgimiento de tendencias proteccionistas y el riesgo de guerras comerciales, así como el choque entre países debido a tensiones geopolíticas, una revolución tecnológica acelerada y el cambio climático.
La debilidad institucional también se suma como factor de peso para América Latina y el Caribe. “Las capacidades institucionales débiles son un obstáculo para la implementación de políticas públicas efectivas y para gestionar las transformaciones necesarias en lo económico, lo productivo, lo social y lo ambiental”, afirmó José Manuel Salazar Xirinachs, Secretario Ejecutivo de CEPAL, durante la presentación del informe,
“Existe una tendencia descendente en las capacidades estatales y la gobernanza en la región, con deterioro en indicadores clave como la eficacia gubernamental, la calidad regulatoria y el control de la corrupción”, agregó.
ODS 13: Acción por el clima
El ODS 13 avanza a paso irregular. En el caso de Costa Rica, el III Informe Voluntario Nacional 2024, presentado por el Ministerio de Planificación (MIDEPLAN), menciona que la mayoría de los proyectos relacionados con los ODS se han registrado en temas ambientales, incluyendo el ODS 13. Sin embargo, también se señala que en el país, aunque hay muchos compromisos y proyectos, no todos los indicadores del ODS 13 están disponibles o actualizados.
En este sentido, el país muestra tanto fortalezas como limitaciones. El informe Costa Rica hacia el 2030, elaborado por la representación de la ONU en el país y fechado en el año 2022, señaló que, aunque se contaba con 24 indicadores para el ODS 13, solo cuatro estaban “disponibles” y apenas uno estaba listo para análisis.
Esta carencia estadística dificulta un monitoreo integral de las metas, que incluyen desde la resiliencia y adaptación a los desastres hasta la integración de políticas climáticas en planes nacionales.
Por su parte, el III Informe Voluntario Nacional destacó avances importantes como la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) en 2020 y la Estrategia de Descarbonización 2050, además de la consolidación de la Estrategia de Metas Nacionales de los ODS, que adaptó los compromisos globales a la realidad costarricense. Sin embargo, reconoció también la existencia de contradicciones y amenazas: proyectos de infraestructura con impacto ambiental, presiones sobre la biodiversidad y retos en la gestión de residuos y movilidad urbana.
El informe elaborado por Naciones Unidas Costa Rica advierte que, en el país, decisiones como la expansión de infraestructura vial sin criterios de sostenibilidad, la lentitud en el cambio hacia energías limpias en transporte y la presión sobre áreas protegidas podrían contradecir los compromisos de la acción por el clima y otros ODS.

El ODS 13 depende no solo de políticas climáticas directas, sino también de avances vinculados con otros ODS, a saber: agua y saneamiento (ODS 6), energía asequible y no contaminante (ODS 7), reducción de las desigualdades (ODS 10), ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11) y producción y consumo responsables (ODS 12).
Además, y según este informe, la ausencia de metas nacionales claras –hasta hace pocos años– dificulta evaluar con precisión el avance real del país. Estos temas y metas se espera que queden más claros y comunicados a la población general, de la mano de las autoridades locales y representantes de Naciones Unidas.
Ahora bien, Costa Rica ha mostrado ventajas en articular metas relacionadas como la gestión hídrica mediante el Programa de Abastecimiento de Agua para Guanacaste y el Pacífico Norte, o la apuesta por energías renovables que ya representan más del 98% de la generación eléctrica nacional. A ello se suma el Pacto Nacional por los ODS, firmado por primera vez en 2016 y renovado en 2023, que compromete a los sectores públicos y privados bajo el paraguas del ODS 17 (alianzas).
CEPAL señala que América Latina y el Caribe aún está lejos de alcanzar la resiliencia climática, debido a brechas en financiamiento verde, tecnología y capacidades institucionales.
Si bien se espera que Costa Rica sea un referente ambiental, presenta rezagos en todos los ODS al igual que le sucede al resto de la región. La interseccionalidad entre los ODS y la cooperación integral se visualizan como estrategias para que la región avance hacia el desarrollo sostenible.