Casi la mitad de todos los empleos en Costa Rica están concentrados en diez cantones de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Por otro lado, están los cantones “dormitorio”, donde menos de una tercera parte de sus residentes trabaja dentro del mismo cantón donde vive. Cuando cientos de miles de personas se proponen viajar desde sus residencias hacia sus trabajos en automóviles, por calles insuficientes para esa demanda de vehículos, las presas se convierten en parte del paisaje.
Peor aún, esos viajes con velocidad de procesión afectan la economía y la huella ambiental que deja nuestra vida urbana. Por ejemplo: si cada trabajador pierde en una hora de presa el salario que podría ganar en una hora laborada, Costa Rica pierde por año el equivalente de 10% de su Producto Interno Bruto (PIB) en el caos vial, según el economista de la Universidad de Costa Rica (UCR), Leonardo Sánchez. Ese dinero perdido en presas es más de lo que el Gobierno está obligado a invertir en educación anualmente.
En la recién iniciada campaña electoral, hay algunas propuestas para cambiar esa relación existente entre la casa, la calle y el trabajo, a partir del 2018.
En Ojo al Clima revisamos los planes de los candidatos presidenciales que encabezan las encuestas: Antonio Álvarez, del Partido Liberación Nacional (PLN); Juan Diego Castro, del Partido Integración Nacional (PIN); Rodolfo Piza, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC); y Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC). Además, le pedimos a tres expertos en desarrollo urbano que analizaran esas propuestas: Andrea San Gil, directora del Centro para la Sostenibilidad Urbana; Patricio Morera, consultor de la organización Urbarium; y Leonardo Sánchez, economista del Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible (ProDUS) de la UCR.
Al cierre de edición, solo Carlos Alvarado disponía de un plan de Gobierno completo; los demás candidatos apenas han publicado versiones preliminares o resumidas.
Promesas de transporte
En general, los candidatos proponen diversificar los tipos de transporte público que pasan por la GAM y crear más infraestructura vial.
Por ejemplo, Antonio Álvarez promete “cambiar la configuración de la red vial de mediana y larga distancia”. Así, el plan verdiblanco pretende “redistribuir el tránsito y evitar el efecto ‘embudo’ que se genera en la GAM”. Tanto el programa de Carlos Alvarado como el de Álvarez apuntan a desarrollar el Tren de Transporte Rápido de Pasajeros (TRP), que propuso el Gobierno en el 2015, y que se extendería de Paraíso de Cartago a El Coyol de Alajuela.Ambos candidatos también coinciden con la idea de redefinir el sistema de autobuses, por medio de la sectorización de rutas y la creación de carriles exclusivos.
Al día de hoy, la campaña de Rodolfo Piza fija su atención en construir un ferrocarril metropolitano –o metro– en el centro de San José. El economista Sánchez advirtió que se requiere un estudio de la demanda de usuarios para proponer un metro en la GAM. “Ese estudio debe estar en función de cuánto pagará el país en subsidios para mantener ese metro, porque todos los metros en el mundo son subsidiados”, añadió.
La consultora San Gil recomendó que, antes que todo, los candidatos deben mejorar los medios de transporte que ya tiene el país. “Se está dejando de usar los buses porque el servicio está muy mal; hay que pensar en cómo evitamos que la gente se vaya de ese servicio, y cómo hacemos para que otros regresen”, dijo.
Clave casi olvidada
Los expertos consultados advirtieron que los aspirantes a la Presidencia no han debatido un tema esencial para entender el caos vial que hay en la GAM: la construcción cada vez más dispersa de viviendas.
“En la GAM, todos los terrenos que están cerca de zonas de empleo son cada vez más caros. Las familias que pueden acceder a esas viviendas son un segmento muy limitado; al resto de las personas le toca irse a vivir a la periferia de la GAM”, dijo Sánchez.
En otras palabras, de poco sirve tener más medios de transporte si hay que vivir en ciudades que se desparraman en todas direcciones.
Hasta ahora, el candidato Juan Diego Castro ha publicado su apoyo a un mayor uso del “teletrabajo” para los funcionarios públicos, con el fin de aliviar las consecuencias de esa lejanía.
El plan del PAC se diferencia al apostar por medidas para transparentar el mercado de tierras: “Debe haber más información sobre el mercado inmobiliario. Además, hay que tener un registro de las tierras ociosas que tiene el Estado, que podrían usarse para construir proyectos de vivienda”, indicó Carlos Alvarado.
El consultor Patricio Morera reconoció que el uso de propiedades ociosas del Estado puede mantener a las familias de bajos ingresos cerca de las posibilidades de trabajo de la GAM. “La localización debe ser una variable de la vivienda social”, dijo.
Según los especialistas entrevistados, densificar los suelos es una medida que el próximo Gobierno no debe omitir.
Es decir, hay que procurar que más personas vivan en cada hectárea disponible. Cuanto más cerca vivamos de nuestros trabajos y de las fuentes de bienes y servicios, menos dependemos de medios de transporte y más podemos caminar.
Menos medios de transporte en la calle significan menos presas. Menos presas aumentan la productividad, reducen nuestra huella de carbono y nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. ¡Eureka!
Un obstáculo para ese objetivo son las débiles o casi nulas políticas de gestión de suelos en el país, tal y como lo indica el más reciente Estado de la Nación, publicado esta semana.
Por ello, Morera indicó que el Gobierno debe trabajar con las municipalidades para crear Planes Reguladores con usos mixtos de suelos, que mezclen propósitos comerciales y residenciales.
“También, necesitamos un plan macro para la GAM, para saber qué hacer como conjunto”, añadió San Gil.
Informarse de la presencia (o ausencia) de estas propuestas en los próximos meses de la campaña electoral puede cambiar la manera en que vivimos nuestras ciudades.
O, al menos, es material de lectura para aguantar la presa.