Era el tercer texto que se presentaba en la ronda de negociación y este aún contenía más de 100 puntos por revisar y, sobre todo, consensuar. La sesión plenaria de clausura, que debió haberse realizado el jueves, terminó celebrándose a las 5:30 am del viernes 15 de agosto de 2025, prolongándose por 3,5 horas.
Al final, los países no lograron ponerse de acuerdo en el texto para un nuevo tratado que ponga freno a la contaminación por plásticos, tal como lo solicitó la Asamblea de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente en el 2022 al adoptar la resolución 5/14 que dio inicio a las negociaciones.
Las discusiones, que se realizaron en Ginebra (Suiza) desde el 5 de agosto, eran la continuación de la quinta ronda que tuvo lugar en Busan (Corea del Sur) en diciembre de 2024. Ahora los países deberán citarse una vez más para seguir negociando, la fecha aún está pendiente.
Lo visto en Ginebra repite lo acontecido en Busan: dos bloques de países con visiones diferentes. Por un lado están los países ambiciosos –donde se encuentran la mayoría de América Latina, la Unión Europea, Canadá, Australia y África– que abogan por un tratado que contemple todo el ciclo de vida del plástico, por tanto piden limitar la producción de nuevos materiales y controlar las moléculas y aditivos que podrían ser nocivos para la salud humana y ambiental.
“Hemos venido aquí a negociar y a tender puentes, y estamos dispuestos a dialogar sobre niveles de ambición, pero no a ignorar a quienes ya sufren las consecuencias del ciclo de vida de los plásticos”, manifestó Debbra Cisneros, negociadora de Panamá.
En el otro lado están los países que se denominan a sí mismos como afines. En este grupo se encuentra Irán, Rusia y Arabia Saudita así como Estados Unidos. Todos son países petroleros que rechazan cualquier restricción a la producción o prohibición de moléculas o aditivos peligrosos y piden que el tratado se enfoque en la gestión de residuos, incluido el reciclaje.
Como se busca que el tratado sea un instrumento internacional jurídicamente vinculante, su adopción debe darse por consenso, es decir, todos los países deben de estar de acuerdo.
“Un puñado de países, guiados por intereses financieros a corto plazo y no por la salud de sus poblaciones y la sostenibilidad de sus economías, han bloqueado la adopción de un tratado ambicioso contra la contaminación plástica”, lamentó la ministra de Transición Energética de Francia, Agnès Pannier Runacher, en declaraciones dadas a AFP.
“Algunos países no han venido para ultimar un texto, sino para hacer lo contrario: bloquear cualquier intento de avanzar hacia un tratado viable. Es imposible encontrar un terreno común entre quienes están interesados en proteger el statu quo y la mayoría que busca un tratado funcional que pueda reforzarse con el tiempo”, reaccionó David Azoulay, director de Salud Ambiental del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL).

“Los petrostatos utilizaron todas las tácticas sucias del libro de jugadas multilateral para retrasar y engañar, vacilar y destruir un tratado eficaz sobre plásticos”, dijo Tim Grabiel, abogado y asesor político senior de la Agencia de Investigación Medioambiental (EIA).
Para su colega en EIA, Christina Dixon, es mejor no tener un acuerdo aún a conformarse con un “tratado ineficaz que nos encierra en una mayor inacción”. No obstante, Dixon advierte que urge una corrección de rumbo: “los esfuerzos para asegurar un tratado sobre los plásticos corren el riesgo de convertirse en un escudo para los contaminadores, no en una solución a la crisis de los plásticos”.
“Los países que quieran tomar medidas significativas contra la contaminación por plásticos deben hacer un examen de conciencia. Es hora de que nos preguntemos hasta qué punto estamos realmente comprometidos, porque los países afines parecen perfectamente dispuestos a ahogar nuestro planeta en plástico con tal de ganar dinero por el camino”, agregó Grabiel.
Desde el año 2000 se ha producido más plástico que en los 50 años previos, en su mayoría empaques y productos de uso único. Esta tendencia se acelera: si no se hace nada, la producción actual, de unas 450 millones de toneladas anuales, se triplicará hasta el 2060, según las previsiones de la OCDE, y menos de 10% se recicla.
Además, al producirse a partir de derivados del petróleo (y también del carbón), el plástico es responsable del 5,3% de las emisiones mundiales de carbono que contribuyen al cambio climático.
“El mundo no necesita más plástico. La gente lo sabe, los médicos lo saben, los científicos lo saben y los mercados lo saben”, dijo Azoulay.