Los siete países centroamericanos empezarán este lunes dos semanas de negociaciones, junto a otras 188 naciones de todo el planeta, para intentar alcanzar un acuerdo global que permita reducir las emisiones responsables del calentamiento global.

Delegados de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá unirán sus voces al coro global que lleva casi dos décadas tratando de encontrar una solución al cambio climático dentro del proceso de Naciones Unidas. Este año se celebra la 21° Conferencia del Clima (COP21), que tomará lugar en París, Francia, del 30 de noviembre al 11 de diciembre.

La región pondrá un énfasis importante en la adaptación, que en la jerga climática representa esas acciones que toman los países y comunidades para sobrellevar los efectos negativos del cambio climático. Esto puede ir desde blindar la producción agrícola en una región hasta modificar carreteras o puentes para resistir mejor los impactos meteorológicos.

“Como región, esperaríamos que adaptación fuera un pilar y que tuviera un balance con respecto a mitigación. Esto incluye las acciones nacionales que promete cada país (INDC, por sus siglas en inglés”, señaló la nicaragüense Tania Guillén, oficial de cambio climático del Centro Humboldt de ese país.

La reunión de París tiene como objetivo la firma de un acuerdo global legalmente vinculante, que incluya acciones de parte de todos los países y que defina un camino a seguir durante los próximos 15 años. Este acuerdo también deberá contener mecanismos para constantemente revisar estas medidas y hacerlas más efectivas.

Por tener una enorme diversidad geográfica y biológica, una sociedad desigual con altos niveles de pobreza y al estar ubicada entre dos grandes masas de agua, Centroamérica es particularmente vulnerable ante el calentamiento del planeta.

De hecho, la sociedad civil centroamericana y los negociadores de todos los países del istmo menos Belice impulsan que Naciones Unidas reconozca a América Central como una región particularmente vulnerable al cambio climático, donde las pérdidas por eventos extremos y desastres afectan particularmente las condiciones sociales y económicas.

La especialista en cambio climático, Tania Guillén, expuso en agosto los avances de la agenda de cambio climático en Centroamérica, en un evento de la sociedad civil de la región.(Créditos: Diego Arguedas Ortiz)

“El acuerdo tiene que también incluir pérdidas y daños, porque sabemos que la región tiene décadas sintiendo los efectos negativos del cambio climático y necesitamos tanto prepararnos como ver cómo podemos preparar a las comunidades y hacerle frente a esos efectos que no podemos evitar, porque hay un límite para la adaptación”, complementó la nicaragüense.

Los países centroamericanos son mínimamente responsables por los cambios en el clima de la Tierra. Sus emisiones de gases de efecto invernadero, los que provocan el calentamiento del planeta, representan menos del 0,6% del total mundial.

Esto es apenas una fracción de lo que aportan países industrializados o gigantes en crecimiento como China, Estados Unidos, la Unión Europea o India.

Por esto, si bien debe procurar limpiar su economía lo más posible, la prioridad para los países del istmo debe ser prepararse para los efectos del cambio climático que ya no puedan contenerse.

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