Las costas del Pacífico Sur, aunque también las del Pacífico Norte y Caribe Sur, están experimentando un deterioro en la salud de sus arrecifes coralinos debido al blanqueamiento causado por el aumento de la temperatura del agua, debido al fenómeno El Niño.
Innoceana, organización que monitorea corales en Isla del Caño (Pacífico Sur), reportó que el 80% de las colonias de coral en este sitio ya presentan blanqueamiento. Desde junio, los investigadores están registrando cambios en la temperatura y otros datos relevantes para conocer las condiciones físicas y ambientales de los corales, y así es como han notado temperaturas inusualmente altas, incluso llegando a registrar un máximo de 31,6°C.
Usualmente los corales pueden vivir en aguas cuya temperatura se encuentre entre los 24°C y los 28°C, ya que estas favorecen sus tasas de crecimiento y reproducción, explicó Juan José Alvarado, investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad de Costa Rica (CIMAR UCR).
Sin embargo, las temperaturas registradas en Isla del Caño superan ese rango. “Estas temperaturas elevadas se han observado no solo durante las horas del día, sino también en las primeras horas de la mañana, cuando normalmente no hay luz solar y se esperan condiciones más frescas. Los registros indican temperaturas de hasta 31°C al amanecer”, declaró Kerlyn González, investigadora de Innoceana.
Según Carlos Pérez, biólogo a cargo de restauración coralina por parte del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), los mayores problemas de blanqueamiento están siendo observados en Isla del Caño, el Parque Nacional Marino Ballena y Golfo Dulce. Todos, sitios ubicados en el Pacífico Sur.
“En Guanacaste sí se está dando blanqueamiento, pero moderado”, comentó Alvarado, quien lidera un proyecto de restauración coralina en el Pacífico Norte.
En cuanto al Caribe, según el biólogo José Andrés Marín de la organización Raising Coral, se está empezando a observar algunas colonias en proceso de blanqueamiento tanto en Cahuita como en Gandoca-Manzanillo. “Estamos anticipando que el blanqueamiento más fuerte empiece el otro mes”, dijo Marín.
La situación que actualmente se vive en las costas genera preocupación en los científicos por la potencial afectación a dos especies que son clave en la formación de arrecifes: Pocillopora sp (en el Pacífico) y Acropora palmata (en el Caribe).
Los arrecifes coralinos funcionan como barreras protectoras ante tormentas y fuertes oleajes, pero también son esenciales para la pesca y el turismo porque son refugio para otras especies marinas. De hecho, las consecuencias ecológicas derivadas del blanqueamiento podrían tener un impacto directo en el modo de vida de los pueblos costeros.
¿Qué se está haciendo?
El CIMAR UCR se encuentra monitoreando los corales para así definir cuáles tienen opción de recuperarse y cuáles ya se encuentran muertos. Asimismo, los guardaparques del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) están monitoreando las costas a través del Programa Nacional de Monitoreo Ecológico (Pronamec), lo cual pretende alertar a la institución para tomar acciones de manejo cuando sea necesario.
En cuanto a las organizaciones que trabajan en restauración coralina, estas se dieron a la tarea de registrar las temperaturas del agua en los proyectos y estar monitoreando la salud de los corales, también comparten información y socializan medidas para hacer frente de manera unificada a los impactos de El Niño.
Raising Coral, por ejemplo, diseñó un plan de contingencia. Como el blanqueamiento en el Caribe aún no se ha intensificado, desde agosto, los investigadores están colocando fragmentos de coral —provenientes de diferentes colonias— en unas estructuras tipo araña que sumergen cinco metros más profundo de lo que normalmente estarían, esto pensando que a una mayor profundidad, donde el agua es más fría, los corales podrían estar más protegidos.
“¿Cuál es la lógica detrás de esta medida? Si los corales donantes se blanquean, aún tenemos los fragmentos de esas mismas colonias, ya que están a mayor profundidad. De esta forma, tenemos un reservorio genético para así no perder ese genotipo y, obviamente, por diversidad genética”, explicó Marín.
Otra medida que la organización está previendo implementar, tanto en los proyectos que tienen en Pacífico como en Caribe, es colocar unas estructuras flotantes confeccionadas con malla sarán, las cuales ayudarían a proyectar sombra sobre los corales. “Es una técnica que se está empezando a utilizar mucho a nivel internacional”, comentó el biólogo.
Las personas que visitan los arrecifes, ya sea por motivos de pesca o turismo, también pueden ayudar a los corales a enfrentar las altas temperaturas derivadas de El Niño con tan solo disminuir las causas que generan estrés adicional. Por ejemplo, una medida es evitar acercarse demasiado al coral blanco y mucho menos tirar ancla cerca de ellos. Nadar cerca de corales blanqueados no es recomendado, y se debe evitar el uso de bloqueadores solares que contengan oxibenzona al ingresar al agua.
¿Qué es el blanqueamiento de coral?
El blanqueamiento es un fenómeno que ocurre cuando los corales pierden sus colores vibrantes y saludables, volviéndose pálidos. Esto sucede debido a la expulsión de las algas simbióticas con las que viven, llamadas zooxantelas, las cuales yacen en sus tejidos y les proporcionan nutrientes.
El proceso de blanqueamiento se produce cuando los corales experimentan estrés ambiental, generalmente debido a un aumento de la temperatura del agua, la contaminación, la radiación ultravioleta, la acidificación del océano u otros factores.
“El umbral de temperatura de los corales está alrededor de los 29°C. Entonces, cuando la temperatura del mar supera los 29°C por el tiempo suficiente, se rompe la simbiosis que existe entre las algas y el coral, provocando que las algas escapen al medio natural, dejando al coral sin fuente de alimento”, explicó Mauricio Méndez, funcionario del SINAC y representante de Costa Rica ante la International Coral Reef Initiative (ICRI).
Las zooxantelas son responsables de la coloración de los corales, ya que contienen pigmentos fotosintéticos que les dan sus colores característicos. Cuando los corales expulsan estas algas, se vuelven translúcidos y parecen blancos. Aunque el coral no muere inmediatamente por el blanqueamiento, se debilita y se vuelve más vulnerable a enfermedades y depredadores.
“No es lo mismo un coral blanco que un coral muerto”, aclaró Alvarado. La principal diferencia está en su estado de salud y viabilidad.
Un coral blanco, si bien ha experimentado blanqueamiento, aún puede recuperarse si las condiciones ambientales mejoran y las zooxantelas regresan a sus tejidos. Si las condiciones estresantes persisten y el coral no puede recuperarse, eventualmente puede morir.
Por otro lado, un coral muere debido a una variedad de razones como experimentar un blanqueamiento prolongado, enfermedades, daños físicos, contaminación o cambios drásticos en el entorno marino. Un coral muerto generalmente se vuelve frágil, pierde su estructura y su capacidad de soportar la vida marina.
Es importante destacar que el blanqueamiento es un síntoma de estrés e indicador de que los corales están bajo amenaza. La conservación de los corales y la protección de sus hábitats son esenciales para prevenir su muerte y preservar la biodiversidad marina.
Influencia de El Niño
El Niño es un evento climático global que implica un calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano en el Pacífico tropical. Esto tiene consecuencias significativas para los corales y otros ecosistemas submarinos.
El estrés térmico inducido por el Niño puede ser especialmente devastador para los arrecifes de coral, ya que las altas temperaturas del agua persisten durante períodos prolongados. En el pasado, se registró blanqueamiento y alta mortalidad de corales tanto en el Pacífico como en el Caribe cuando ocurrieron eventos de El Niño en los años 1982-1983, 1997-1998 y 2015-2016.
Por ejemplo, la cobertura coralina viva promedio a nivel nacional disminuyó 50% después del evento El Niño 2015-2016. Golfo Dulce fue la zona más afectada con una reducción del 75%. Por el contrario, sitios como Isla del Coco e Isla del Caño no registraron una pérdida sustancial de cobertura coralina viva y entre las razones está que ambos sitios están protegidos, por lo que las actividades que pueden generar estrés en los corales están controladas.
“El impacto sinérgico del evento El Niño y otros factores de estrés (por ejemplo, la pesca ilegal y el desarrollo costero no regulado) incrementa los niveles de perturbación en los arrecifes coralinos, amenazando su estructura y funcionamiento”, señalaron los autores de un estudio científico publicado en la Revista de Biología Tropical (2020).
Si bien los corales pueden sobreponerse al blanqueamiento, la recuperación puede ser un proceso lento y, en algunos casos, es posible que no se recuperen por completo. Por eso, “es necesario fortalecer las estrategias de conservación para mejorar la resiliencia de los arrecifes coralinos ante el impacto de perturbaciones naturales y antropogénicas. Acciones concretas como la jardinería de corales, la educación ambiental marina y el ordenamiento espacial marino, deben convertirse en herramientas importantes para mantener la buena salud de los arrecifes coralinos y asegurar la sostenibilidad de los bienes y servicios proporcionados por estos ecosistemas”, recomendaron los científicos.