La generación eléctrica basada en fuentes renovables llegó a números históricos en los últimos seis años. En el caso del 2020, un año atípico debido a la pandemia, el país logró un 99,78% de producción eléctrica renovable de acuerdo al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). 

Eso permitió que, en el 2020, la energía generada por combustibles fósiles, que emiten gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, fuera la más baja desde 1986.

La mayor producción eléctrica se dio en hidroelectricidad con un 71,95%, ciertamente favorecida por el superávit de lluvias experimentado en el segundo semestre del año. Como segunda fuente energética estuvo la geotermia que generó un 14,90% y en tercer lugar se ubicó la energía eólica con un 12,39%. En el caso de biomasa y energía solar, estas aportaron un 0,54%, según datos del Centro de Control de Energía (CENCE).

Es así como Costa Rica se encuentra sobre el promedio mundial establecido en 72%, según el informe Estadísticas de Capacidad Renovable 2020 de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés).

Energía solar y eólica 

En el año 2010, el ICE comenzó a ver la tecnología solar como una posibilidad en el país y, en el 2012, instaló la Planta Solar de Miravalles. De acuerdo con Kenneth Lobo, ingeniero de Planificación Eléctrica del ICE, la demanda de electricidad no ha tenido el crecimiento que tuvo en años anteriores, por lo que no ha sido necesario desarrollar proyectos como se hacía antes. 

Costa Rica contrasta con lo experimentado a nivel mundial. Debido a la creciente demanda que han tenido las tecnologías solares, sus precios han disminuido con respecto al año 2010. Según datos de 17.000 proyectos recopilados por IRENA, los costos para la energía solar fotovoltaica (FV) registraron un descenso del 82% desde 2010, mientras que los relativos a la energía solar de concentración (ESC) mostraron un descenso del 47% entre 2010 y 2019.

Asimismo, la energía solar ha tenido un gran avance en cuanto a nueva capacidad instalada. Asia sigue dominando la expansión de la capacidad solar mundial con un aumento de 56 gigavatios (alrededor del 60% del total en 2019). China, India, Japón, República de Corea y Vietnam fueron los países que más invirtieron en nueva capacidad solar en 2019, también Estados Unidos, Australia, España, Ucrania y Alemania mostraron incrementos de capacidad en esta fuente renovable.

De hecho, China se ha convertido en el mayor productor mundial de paneles fotovoltaicos (PV, por sus siglas en inglés). Entre 2006 y 2013, la cuota de producción mundial por parte de este país asiático pasó del 14% al 60%.

Al día de hoy, Costa Rica cuenta con 10,4 megavatios instalados en solar, repartidos en tres grandes proyectos: Juanilama (4,4 megavatios), Proyecto Solar de Miravalles (1 megavatio) y el Parque Solar Cooperativo (5 megavatios). 

“La reducción en los precios nos ha permitido incluir estas tecnologías en nuestros planes de expansión. A corto plazo viene un proyecto de generación privada llamado Valle Escondido de 5 megavatios y el Proyecto Solar Fotovoltaico Huacas que será de 5 megavatios. A futuro se ve bastante más solar en nuestros planes y se asoma en nuestra matriz de generación”, agregó Lobo.

El dato de 0,54% de energía solar y biomasa no incluye lo que está en generación distribuida, la cual es principalmente solar. Actualmente, el país cuenta con aproximadamente 60-65 megavatios instalados en generación distribuida, es decir, estos proyectos dan un aporte mayor a la generación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). 

En cuanto a generación eólica, en los últimos años se han instalado proyectos que han causado que la participación de esta fuente energética haya aumentado. “Esta generación se complementa de muy buena forma con la producción hidroeléctrica, cuando tenemos años muy lluviosos baja la cantidad de viento. Cuando tenemos años secos incrementa la producción de energía eólica”, comentó Lobo. 

De acuerdo a IRENA, se instalaron en el mundo aproximadamente 23.000 turbinas de viento para la generación eléctrica en 2019. Se espera que al 2024 se instalen aproximadamente 334 gigavatios de capacidad para generación eólica. 

Estas dos tecnologías son bajas en emisiones de carbono, lo cual las convierte en energías altamente limpias. En el caso de la energía hidroeléctrica, los grandes embalses producen metano en una cantidad mínima, aunque sigue siendo una mejor opción frente a las fuentes fósiles.

Expectativas para el futuro

Para el 2021, y según Lobo, se espera un aumento en la generación eléctrica renovable con un 99,80%. Llegar a un 100% no deja de tener implicaciones tecnológicas y económicas. 

El aprovechamiento de renovables depende de la disponibilidad del recurso natural y esa electricidad debe ser consumida al momento, pues no puede almacenarse. Esa necesidad de estabilidad en la matriz eléctrica, la satisface -en la mayoría de los países- los combustibles fósiles. En el caso de Costa Rica, se ha apostado por los embalses y la geotermia. Sin embargo, ocasionalmente, deben prenderse las plantas térmicas para respaldar el sistema, al no dar abasto para cubrir la demanda.

Lobo considera que, a futuro, la generación solar y eólica vienen con fuerza a instalarse en el país, pero se debe tener presente otras fuentes que son más firmes para el sistema (como la hidroeléctrica y la geotermia). Estas son más caras, pero están siempre disponibles y dan una mayor garantía.

El Plan Nacional de Descarbonización tiene como meta llegar al 2050 con un 100% de generación eléctrica renovable y desde el ICE aseguran estar trabajando para lograr este cometido. 

A futuro se espera contar con otras tecnologías, principalmente de almacenamiento energético, que son las que van a permitir alcanzar esa meta del 100% de renovables.

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