La pulpa del café, conocida por ser un desecho de la producción cafetalera, ha mostrado la capacidad de acelerar la recuperación forestal en espacios terrestres que anteriormente habían sido utilizados por la agricultura.

Esto lo plantea un estudio realizado en tierras costarricenses, específicamente en la Reserva Biológica Sabalito ubicada en Coto Brus. Esta finca, si bien ahora está dedicada a la conservación, antes estaba destinada a la siembra de café y macadamia.

En este espacio, dos investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH-Zurich) y la Universidad de Hawái en Mānoa (U.H.) esparcieron 30 descargas de vagoneta repletas de pulpa de café (unos 360 metros cúbicos), en un espacio de tierra degradada de 35 x 40 metros.

Además, delimitaron un área de tamaño similar al que no se le agregó la pulpa de café. Esto para que funcionara como el espacio de control y así poder comparar los resultados mostrados en ambos lugares. En total se crearon cuatro parcelas de pulpa de café y cuatro de control.

Tras dos años, las áreas tratadas con la capa de desechos —que medían medio metro de espesor— se convirtieron en un pequeño bosque, mientras que las parcelas de control permanecieron dominadas por pastos invasivos.

No solo eso, los espacios tratados con pulpa de café tenían un 80% de cobertura de dosel arbóreo en comparación con el 20% de las áreas de control. Además, el dosel era cuatro veces más alto.

El dosel, techo o canopeo de un árbol se refiere a la capa superior de sus hojas, es decir, sus copas. De esta forma se genera una capa de vegetación cuya sombra cubre el suelo y protege al bosque de fuertes vientos y tormentas.

Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista Ecological Solutions de la British Ecological Society.

Esta imagen muestra los resultados del estudio tres años después de las descargas de pulpa de café. (Foto: Rebecca Cole).

¿Cómo se hizo?

El estudio fue realizado por Rebecca J. Cole y Rakan A. Zahawi desde febrero de 2018 hasta marzo de 2020, siguiendo las pautas del Ministerio de Salud con base en el depósito de desechos orgánicos. El sitio de estudio se ubicó lejos de arroyos, fuentes de agua y casas.

Los investigadores recolectaron cuatro núcleos de suelo de 3 cm de diámetro x 10 cm de profundidad en cada una de las cuatro parcelas de pulpa de café y también en las de control, esto antes de la aplicación de los desechos. Luego lo volvieron a hacer dos años después.

Además, realizaron registros visuales mediante drones de manera mensual durante los primeros seis meses y luego cada seis meses para evaluar la descomposición y la colonización de la vegetación en las parcelas de muestreo.

Otros descubrimientos

Un estudio preliminar de la vegetación mostró que más del 90% del lugar estaba dominado por pastos no originarios como la hierba elefante (Pennisetum purpureum) y el marandú (Urochloa brizantha).

Se encontró que la capa de pulpa de café alteró significativamente las características de la cobertura del suelo, ya que se encargó de eliminar los pastos invasivos presentes en la tierra;  algo importante porque estas hierbas, a menudo, son una barrera para la sucesión forestal y su eliminación permite que las especies nativas de árboles prosperen.

Se midieron los cambios en los nutrientes, la cobertura del suelo, la vegetación, el establecimiento de árboles y la cobertura del dosel. Vale destacar que la pulpa de café contiene altos niveles de carbohidratos (35%), proteína cruda (10,8%) y lignina (31,5%).

Los investigadores encontraron que los nutrientes como carbono, nitrógeno y fósforo habían elevado significativamente su presencia en el área tratada con pulpa de café en comparación con las parcelas de control.

A pesar de haber sido considerado como un producto de desecho, el alto contenido de nutrientes y su amplia disponibilidad hace que la pulpa de café sea una estrategia rentable para la restauración forestal; ideas que pueden ser fundamentales si se busca cumplir con los objetivos globales.

“Este estudio sugiere que los subproductos agrícolas se pueden utilizar para acelerar la recuperación de los bosques en tierras tropicales degradadas. En situaciones en las que el procesamiento de estos subproductos significan un costo para las industrias agrícolas, usarlos en la restauración para cumplir con los objetivos globales de reforestación puede representar un escenario en el que todos ganan”, afirmó Cole en un comunicado.

De cara al futuro

Si bien el estudio destaca el importante potencial del uso de desechos agrícolas para impulsar la sucesión forestal en tierras tropicales degradadas, Cole señaló que este sigue siendo un estudio de dos años. Los datos necesitan más investigación para probar totalmente el uso de la pulpa de café en la restauración forestal.

“Este estudio se realizó en un solo sitio grande, por lo que se necesitan más pruebas para ver si esta estrategia funciona en una gama más amplia de condiciones. Los datos que compartimos son solo de los dos primeros años. El monitoreo a más largo plazo mostraría cómo la pulpa de café afectó el suelo y su vegetación a lo largo del tiempo. Las pruebas adicionales también pueden evaluar si hay efectos indeseables de la aplicación de pulpa de café”, destacó la investigadora.

Por el momento, se conoce que una limitación del uso de la pulpa del café u otros subproductos agrícolas es que su utilización se limita principalmente a áreas relativamente planas y accesibles, donde se puede manejar el material y se minimiza el riesgo de que los nutrientes agregados se laven a las cuencas hidrográficas cercanas.

El bosque de las naranjas

Las experiencias a nivel mundial del uso de subproductos agrícolas para promover el crecimiento vegetal en entornos forestales son pocas.

Curiosamente, y aparte de la experiencia con el café en Sabalito de Coto Bus, otro de los casos también se llevó a cabo en Costa Rica. En 1998, científicos del Área de Conservación Guanacaste (ACG) lograron un acuerdo con la empresa de jugos de naranja Del Oro S.A. para eliminar 12.000 toneladas de residuos de naranja en tres hectáreas de pastos abandonados.

Los micronutrientes de las cáscaras ayudaron a fertilizar el suelo y eso ayudó a recuperar el bosque tropical seco en esa zona.

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