El pingüino emperador, a pesar de solo tener depredadores en el mar como la orca y el león marino, sufre ahora ante una amenaza silenciosa que actúa tanto en la tierra como en el agua: la temperatura.
Hoy, la temperatura en ascenso es un depredador al acecho del pingüino emperador y podría dejarlos tanto sin hogar como sin comida para el final del siglo.
Pese a que no se le considera una especie amenazada, un reciente estudio a cargo del Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI, en inglés) recomienda que se le comience a categorizar como una especie en peligro.
Esto porque, según el estudio, al perder su hábitat (algo recurrente en los modelos climáticos) los pingüinos se verían forzados a migrar para buscar nuevos hogares. Esto causaría disminuciones en su población de hasta el 65% en el peor de los casos.
Según la autora principal del estudio, Stephanie Jenouvrier, el porcentaje de cuánto vaya a disminuir la población de pingüinos depende de muchos factores como la frecuencia de los viajes, la distancia recorrida y el comportamiento del pingüino.
“Las decisiones de dispersión (que tome el animal) amortiguarían el efecto del cambio climático durante un corto período de tiempo, pero al final del siglo la población mundial estaría disminuyendo independientemente del escenario” explicó la investigadora.
Otro estudio del WHOI en 2013, demuestra que el pingüino emperador sufriría aún más de no emigrar, ya que dos tercios de todas las colonias conocidas de esta especie disminuirían un 50% de su tamaño actual.
Según Jenouvrier, esta especie es importante por su familiaridad en todo el mundo, por lo que actúan como una especie símbolo de la preservación de biodiversidad.
Además, cumplen un rol en la cadena alimenticia de la Antártida, sirviendo como presa para leones marinos, orcas y algunas aves. Estas especies también se verían afectadas por la migración de los pingüinos.
Destrucción del hábitat
A diferencia del Polo Norte, la Antártida no ha sufrido pérdidas de hielo tan dramáticas –aunque en 2017 mostró una caída significativa–, por lo que sus especies no se categorizan como amenazadas por el cambio climático.
Según un estudio de la Universidad de Washington, la poca pérdida de hielo se debería a diferencias de presión que ocasionan vientos fríos en la región.
Sin embargo, el estudio asegura que gracias al avance de la ciencia en esta región se puede predecir de manera más certera que es casi inminente un calentamiento en la superficie de la región y, por sus efectos, una pérdida de hielo marino para el final del siglo.
Esto sería perjudicial para el pingüino emperador de dos formas: la más obvia es que pierde su hogar con la disminución del hielo marino, pero, otra menos obvia, es que también pierde alimento.
“Los pingüinos se alimentan de un crustáceo similar a un camarón llamado krill. Sin embargo, la abundancia del krill en la Antártida depende del hielo marino. Muy poco hielo reduce la disponibilidad de alimento y sitios de apareamiento”, explicó Jenouvrier.
Para la investigadora, no hay más solución que “actuar políticamente” y reducir nuestra huella de carbono.
“Hay que actuar políticamente para que nuestro gobernador/presidente reconozca la gravedad del cambio climático y le de apoyo a las soluciones”, afirmó la investigadora.