Un nuevo estudio, publicado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés), ha revelado que, si el dióxido de carbono (CO2) continúa aumentando, una de las corrientes oceánicas más importantes del planeta podría verse debilitada.

La Circulación del vuelco meridional del Atlántico (AMOC, por si siglas en inglés) es una corriente de gran escala, la cual transporta las aguas calientes y llenas de nutrientes del trópico hasta el norte del océano Atlántico.

La AMOC tiene una gran influencia en la regulación climática del planeta y en cómo se transporta el calor en la atmósfera, por lo que es vital para mantener el equilibrio al bajar la temperatura en el trópico y aumentarla en los países del Norte Global.

Usualmente, los estudios sobre la AMOC y su debilitamiento se basan en un aumento constante de las emisiones de CO2; sin embargo, esta nueva investigación –realizada por Camille Hankel, investigadora de la Universidad de Washington (EE.UU.)– se enfoca en el impacto que sufriría la AMOC en distintos escenarios correspondientes a diferentes ritmos de aumento del CO2.

Estas simulaciones no deben tomarse como una predicción, sino como una forma de estudiar el clima, por lo que brindan información relevante para analizar los cambios en el comportamiento de la AMOC y lo que podría significar para el planeta.

Sensibilidad de la AMOC

De acuerdo con el estudio de Hankel, la AMOC primero pasaría por un proceso en el que el aumento del CO2 provocará que haya un deshielo en el Ártico y un aumento en la temperatura global, lo cual debilitaría a la corriente oceánica. 

Sin embargo, en cierto punto, cuando el CO2 deja de incrementarse en los modelos, las corrientes dejarán de llevar el calor al Ártico, por lo que más bien este comenzará a enfriarse y ocurrirá una regeneración del hielo. Esto sigue siendo una señal de debilidad de la AMOC, ya que eventualmente cuando se logre recuperar, volvería a ocurrir un deshielo necesario para el equilibrio de las corrientes y temperaturas oceánicas.

“Uno de los hallazgos clave del estudio fue cómo ese período de crecimiento del hielo marino contribuye a un mayor debilitamiento de la AMOC. Esto es parte de lo que llamaríamos un ciclo de retroalimentación positiva, donde una perturbación en un elemento del sistema climático lleva a una perturbación en otra parte del sistema, que luego se suma a la perturbación original” explicó Hankel a Ojo al Clima.

La investigadora comentó que la razón por la que considera que el aumento del CO2 va a debilitar a la AMOC es debido al cambio de densidad en las aguas, producto del deshielo de los glaciares en Groenlandia y el cambio de temperatura en el océano.

La “cinta transportadora” de la circulación oceánica mundial, mostrada en la imagen como líneas rojas y azules, transporta el agua fría y cálida de un hemisferio a otro y es así como se mantiene el balance. La AMOC forma parte de este sistema de corrientes oceánicas globales. (Foto: NOAA).

Esto se debe a que la densidad del mar puede cambiar por dos razones: la temperatura y la salinidad. Entre más caliente sea el agua, su composición será menos densa. Por otro lado, los glaciares están compuestos de agua dulce, la cual tiene una densidad diferente a la del agua salada de los océanos.

Esta diferencia en la densidad del agua significa que el agua de la superficie no se mezcla con las aguas profundas. El problema para la AMOC radica en que esto afecta su ciclo de circulación y, con ello, las temperaturas se verán afectadas.

“Hay una zona en el Atlántico Norte donde ocurre una convección profunda. Eso significa que el agua superficial se hunde a gran profundidad en el océano y luego impulsa toda la circulación y la recirculación de esas aguas hacia el sur. Por lo tanto, es crítico que esas aguas superficiales puedan volverse lo suficientemente densas como para hundirse y causar esta convección profunda”, aseguró Hankel.

Es por ello, y según la científica, que cualquier tipo de perturbación en la densidad podría interferir con la convección profunda y ralentizar la circulación. De la misma forma, el aumento del CO2 en la atmósfera haría que las aguas oceánicas superiores sean menos densas y debilitaría a la AMOC.

Además, Henkel investigó lo que sucedería si aumentara la misma cantidad de CO2 pero en un tiempo menor. Los resultados indicaron que el debilitamiento de la AMOC sería aún más grave, lo cual puede ser algo fácil de anticipar, pero nadie lo había modelado antes.

“Aunque muchos estudios anteriores han analizado la respuesta de la AMOC al agua dulce y a diferentes niveles de emisiones de CO2, me interesé en la idea de que también podría ser sensible a la tasa de emisiones de CO2. Es decir, incluso si emitimos la misma cantidad de CO2, pero lo hacemos en 100 años, 200 años o 300 años”, añadió la investigadora.

AMOC, la mensajera de las temperaturas

La AMOC es una circulación a gran escala que se da dentro del océano. Las corrientes llevan las aguas tropicales hacia el Atlántico Norte y el ciclo se completa cuando las corrientes oceánicas devuelven el agua fría a los trópicos por debajo del mar. Es por eso que la AMOC representa un equilibrio del clima para ambas zonas.

“Ese transporte de calor a nivel oceánico también influye en los patrones de circulación atmosférica y en cómo funciona el transporte de calor en la atmósfera. Por lo tanto, es bastante importante para establecer el estado base del clima”, comentó Hankel.

Henkel agregó que si se ralentiza la AMOC significa que se está llevando menos calor al norte de Europa. Esta situación puede afectar la producción agrícola de la zona al causar sequías y variaciones naturales del clima.

Pero también es de gran relevancia para los países en la franja del trópico, como Costa Rica. Esto se debe a que la posición de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI) puede cambiar. 

La ZCI es un cinturón de lluvia tropical responsable de las ondas y tormentas tropicales que afectan al país y también influyen en las fases fría (La Niña) y cálida (El Niño) de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). 

“La diferencia entre los cambios de temperatura del Atlántico puede variar la posición del cinturón de lluvia tropical. En particular, ese cinturón de lluvia tropical se desplaza hacia el hemisferio más cálido. Así que, a medida que la AMOC se ralentiza y hace que el hemisferio norte sea más frío, se espera que ese cinturón de lluvia tropical se desplace hacia el sur”, finalizó Hankel.

Además, el oceanógrafo físico Omar Lizano indicó que una alteración en la AMOC puede cambiar la frecuencia de huracanes junto a un cambio en la ZCI, lo cual podría aumentar el ciclo de repetición de El  Niño y La Niña.

 “Si esa corriente produce un disturbio en la corriente del chorro de Norteamérica, va a haber una variación en la intensidad y frecuencia de huracanes, lo cual nos trae consecuencias a nivel del país”, aseguró Lizano.

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