El transporte es el subsector energético que más emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) genera con una huella de 6.017,2 gigatoneladas de carbono equivalente, según el Inventario Nacional de Emisiones 1990-2017. Por ello, en el caso de Costa Rica, allí es donde debe realizarse una transición para así alcanzar la carbono neutralidad al año 2050.
En este sentido, y tratando de responder al desafío de cómo descarbonizar el transporte, la principal solución es la electrificación, aprovechando que el país cuenta con una matriz eléctrica compuesta en un 99% de energías renovables (agua, viento, sol, geotermia y biomasa).
Esta matriz eléctrica basada en renovables también sustenta visualizar al hidrógeno verde (H2V) como solución de descarbonización. El H2V se obtiene al dividir la molécula del agua (H2O), separando el oxígeno del hidrógeno. Ese proceso de separación requiere de energía y, si esta viene de fuentes renovables, entonces, se dice que el hidrógeno es verde.
La otra alternativa de solución que puso sobre la mesa la administración de Rodrigo Chaves Robles es el gas natural, viéndolo como combustible de transición. Sobre esto se han referido tanto el presidente de la república como su ministro de Transportes, Luis Amador.
De hecho, en el Consejo de Gobierno del 9 de agosto de 2023, el mandatario mencionó que se encontraba a favor de explorar el gas natural para así determinar lo que más le conviene al país. “Mi punto de vista es que tenemos que evaluar cuál es el valor del recurso que está ahí, para tener una discusión nacional de qué le conviene a este país”, declaró el mandatario.
Amador sigue la misma línea de pensamiento: “si Costa Rica realmente tiene gas, podría ser un combustible para el uso de la flota vehicular y una forma para pagar por infraestructura y dejar de depender de tanto peaje. Yo no sé si hay tanto gas, pero sería importante valorarlo”, dijo en el programa Nuestra Voz de radio Monumental.
En cuanto a Franz Tattenbach, ministro de Ambiente y Energía, pasó de decirle a La República, en mayo de 2022, que “el gas natural podría ser un poco interesante como un combustible de transición, pero hay que estudiarlo” a expresarle a Delfinocr, en setiembre de 2022, que “que Costa Rica está en la ruta de la electrificación de los combustibles fósiles, eso depende de nuestras fuentes renovables de energía, y que no ve la exploración de gas natural siendo una alternativa a la descarbonización”. También, dijo que “no está de acuerdo en prohibir la práctica vía ley y consideró que dejarlo tal como está es lo correcto”.
Debido a este interés expreso del gobierno, la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial (UCCAEP) ha propuesto legalizar la exploración y explotación de gas natural por medio de un decreto presidencial.
Y, en esta coyuntura, es que se ha dado la discusión entre gas natural, hidrógeno verde y electrificación.
Electrificación e hidrógeno
Uno de los argumentos que utilizan quienes defienden el gas natural por encima de la electrificación del transporte es que la actual matriz eléctrica no tiene la capacidad para electrificar el transporte nacional.
En declaraciones ofrecidas anteriormente a Ojo al Clima, Roberto Quirós Balma —coordinador del Programa de Movilidad Eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE)— manifestó que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tiene la capacidad de adicionar y alimentar el consumo promedio de 35.000 vehículos eléctricos.
De hecho, Quirós agregó que, a partir de los estudios de planificación que se han realizado, el ICE sabe que —por el momento— la red eléctrica nacional cumple con los requerimientos para sostener la demanda actual de electricidad.
No obstante, conforme la movilidad eléctrica se vaya masificando, por ejemplo, para camiones con mayor capacidad de batería, será necesario aplicar ciertas adecuaciones para conseguir que la red de distribución soporte esos requerimientos.
Precisamente, allí es donde el hidrógeno verde se visualiza como solución complementaria a la electrificación y, por esa razón, ambas se incluyeron en el Plan Nacional de Descarbonización que detalla los compromisos de mitigación con los que Costa Rica pretende cumplir el Acuerdo de París.
Para Franklin Chang, fundador y director ejecutivo de Ad Astra Rocket, el H2V tiene la capacidad de soportar la flota entera del transporte junto a los vehículos eléctricos, incluso se visualiza como opción para el transporte de carga.
Según Chang, un kilo de H2V es capaz de igualar la distancia que recorre un vehículo con dos galones de gasolina. “El hidrógeno, kilo por kilo, es el elemento que más energía puede almacenar. Resulta que el kilogramo de hidrógeno me permite recorrer el doble que un galón de gasolina. En ese caso, yo podría decir que el costo de un kilogramo de hidrógeno es equivalente a dos galones de gasolina”, explicó.
Hidrógeno y gas natural
Contrario a la electrificación, donde se tiene camino recorrido, tanto el hidrógeno verde como el gas natural son propuestas que yacen en el papel, aún el país no cuenta con proyectos en ejecución.
En el caso del H2V, si bien actualmente no se cuenta con una gran oferta, tampoco se tiene mucha demanda. Esto significa que, si se hace una transición de manera adecuada entre la oferta y la demanda, se tiene la capacidad suficiente para brindarle energía a los vehículos de los costarricenses.
Frente a esto, Javier Bonilla —presidente de la Asociación Costarricense de Hidrógeno (ACH)— señaló que sí es posible realizar esa transición siempre que sea de una manera adecuada, ya que de lo contrario podría haber mucha demanda o mucha oferta.
“Paulatinamente, se puede ir cambiando vehículos de combustión interna por vehículos que son eléctricos con hidrógeno. Entonces, poco a poco, la producción de hidrógeno va a ir satisfaciendo la demanda”, manifestó Bonilla.
Asimismo, Chang consideró que el H2V tiene la suficiente capacidad para electrificar la flotilla vehicular e incluso hasta para ser un país líder y exportador de hidrógeno. “No solo soportaría la flotilla de transporte, sino otras otras necesidades energéticas que tiene el país. Tenemos más que suficiente. Tenemos el doble de lo que necesitamos, no solamente para alimentar la flotilla, sino también para exportar el hidrógeno en forma de amoniaco”, dijo.
En cuanto al gas natural, sus defensores lo consideran un combustible de transición para el transporte, pero esto no sería una solución factible, según señalaron los expertos consultados por Ojo al Clima.
En primer lugar, el gas natural se usa principalmente para producir electricidad y esto es algo que Costa Rica ya resolvió. La transición energética que el país debe hacer es en el sector vehicular.
Si se quisiese usar el gas natural para el transporte, se tendría que modificar los motores de combustión interna para poder hacer uso de este. “Esto significa que habría que crear un nuevo mercado”, dijo Carolina Sánchez, vocera de Costa Rica Libre de Perforación (CRLP).
Para Sánchez, el H2V permitirá transicionar el transporte de carga o incluso los buses. En cuanto al transporte vehicular privado, la clave está en los autos eléctricos de batería. De esta manera, se podrían complementar ambas soluciones.
“No tendría ningún sentido crear nuevos mercados para el gas natural y usarlo en transporte sería crear un nuevo mercado. El sector que más consume combustibles fósiles es el transporte y, para este, si hay varias opciones, el hidrógeno verde se proyecta como una gran opción para todo lo que es vehículos”, recalcó Sánchez.
En cuanto al gas natural, tampoco se sabe si existen reservas en el país. Desde el Colegio de Geólogos se encuentran a favor de la exploración para cuantificar las reservas nacionales en caso de alguna emergencia, según dijo su presidente, Arndoldo Rudin, a Ojo al Clima. Eso sí, el geólogo aseguró que esto tardará unos años debido a que no es tan fácil como muchos creen.
El último estudio que se realizó sobre este tema data de 1997. Es por esto que, y según Rudin, se necesitan más estudios para conocer si Costa Rica tiene o no gas natural. Además, según estimó, la inversión podría ser mayor a los $500 millones.
También, está el tema del impacto ambiental. Sánchez afirmó que, debido a esto, a nivel internacional, ya no se le considera como combustible de transición. “En la mayoría de los casos, para hacer explotación de gas natural y petróleo, hay que destruir área de bosque con tal de hacer las perforaciones y eso puede contaminar mantos acuíferos tanto subterráneos como lagos y ríos”, comentó.
El gas natural se compone en su mayoría de metano, gas que es 87 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor, según Naciones Unidas.
Asimismo, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) viene advirtiendo sobre la importancia de no sobrepasar el 1,5°C de calentamiento sobre los niveles preindustriales y, por ello, recomienda que no deben haber nuevas exploraciones de gas natural.
Este reportaje se hizo en el marco del programa Desafíos del Hidrógeno Verde (H2V) de Climate Tracker en alianza con FES Transformación.