Millones de personas experimentaron temperaturas por sobre los 45°C en India y Pakistán durante los meses de marzo y abril. De hecho, el norte de Pakistán llegó a registrar 47 °C a finales de abril.
Los calores son usuales previo al inicio de la época de monzón, que se extiende desde junio a setiembre, siendo mayo usualmente el mes más caliente; pero parece que las cosas se adelantaron este 2022 y además se intensificaron.
En el caso de India, este país se vio afectado por tres masas de aire cálido desde la segunda semana de marzo. La primera duró tan solo una semana, pero logró el registro de la mayor temperatura media para un mes de marzo (33,1 °C) desde 1901. De hecho, se registró 1,86 °C por encima del promedio histórico
La segunda ola de calor inició el 27 de marzo y se extendió hasta el 11 de abril, mientras que la tercera comenzó el 25 de abril y finalizó el 2 de mayo, aunque las altas temperaturas aún continúan.
Por su parte, Pakistán reportó su marzo más cálido de los últimos 60 años.
Esta tendencia de calor continuó en abril. Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea, abril de 2022 fue globalmente el sexto más cálido desde que hay registros.
“Las temperaturas fueron inusualmente altas desde el noreste de África, pasando por Oriente Medio, hasta el centro y el sur de Asia”, se lee en el comunicado y se detalla: “las temperaturas previas al monzón fueron extremadamente altas en Pakistán y el norte de la India”.
Aparte de la salud de las personas y la mortalidad asociada al calor, siendo las más vulnerables las personas pobres y los adultos mayores, otros impactos se están observando en el agro, la disponibilidad de agua y el suministro de energía, de hecho, ya se experimentan cortes de electricidad. Esto sin contar que el riesgo de incendios aumenta.
Cambio climático: el sospechoso usual
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), esta ola de calor fue provocada por un sistema de alta presión al que le siguió un periodo prolongado de temperaturas superiores a la media.
Si bien es muy pronto para concluir que el cambio climático es el responsable directo de esta ola de calor, lo que se está viendo en India y Pakistán “es coherente con lo que esperamos en un clima cambiante. Las olas de calor son más frecuentes e intensas y comienzan antes que en el pasado”, dijo Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Carlo Buontempo, director del C3S, concuerda: “aunque es demasiado pronto para evaluar en qué medida el cambio climático ha contribuido a la ola de calor extrema que se ha extendido por partes de la India y Pakistán a finales de abril, el aumento de las temperaturas globales suele incrementar la probabilidad de que se produzcan olas de calor”.
Y el planeta ha incrementado su temperatura promedio en 1,1 °C desde el período pre industrial.
En cuanto al sur asiático, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en su Sexto Informe de Evaluación (AR6, por sus siglas en inglés), afirma que se prevé que las olas de calor y el estrés térmico húmedo sean más intensos y frecuentes conforme se incremente la temperatura.
“Estas olas de calor, que se repetían hace 70 años con un tiempo de retorno de unos 50 años, se están repitiendo ahora cada cuatro años aproximadamente”, escribió Antonio Ruiz de Elvira Serra, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá en España, en un artículo publicado en The Conversation.
Ruiz explica que con el cambio climático se observa un cambio en “la circulación del aire debido a pequeñas diferencias de temperatura”.
“El cambio climático potencia la circulación de aire desde el Sáhara y los desiertos arábigo y persa hacia los valles del Indo y el Ganges, incluyendo las zonas desérticas indias como Rajastán. Esta circulación era menos frecuente antes del calentamiento del planeta, y el aire caliente se dirigía al norte del Himalaya. Hoy las condiciones atmosféricas dirigen el aire caliente hacia el sur de esa cordillera”, escribió Ruiz.
“La situación de la India y Pakistán implica un bloqueo del aire frío del norte debido a las grandes elevaciones del Himalaya, que, por otro lado, potencia los monzones y recoge el agua de los vientos húmedos del sur para regar una de las mayores extensiones de tierra del mundo”, continuó.
Olas de calor: una nueva normalidad
“Utilizando modelos climáticos, también descubrimos que es probable que los episodios de calor extremo aumenten en magnitud durante el próximo siglo, al mismo ritmo que la temperatura media local”, dijo Vikki Thompson de la Universidad de Bristol.
Asimismo, la investigadora añadió: “es importante evaluar la gravedad de las olas de calor en función de la variabilidad local de la temperatura, ya que tanto los seres humanos como el ecosistema natural se adaptan a ella, de modo que en las regiones donde hay menos variación, un extremo absoluto menor puede tener efectos más perjudiciales”.
Thompson lideró un estudio, publicado recientemente en Science Advances, que calculó el grado de extremismo de las olas de calor en relación con la temperatura local, todo ello en el contexto global e histórico. Los investigadores observaron que las tres más calurosas de la historia se produjeron en el sudeste asiático en abril de 1998 (alcanzó los 32,8 °C), en Brasil en noviembre de 1985 (con un máximo de 36,5 °C) y en el sur de Estados Unidos en julio de 1980 (las temperaturas llegaron a 38,4 °C).
Este ejercicio permitió a los científicos dimensionar la ola de calor que afectó a Canadá y Estados Unidos en junio de 2021.
“El cambio climático es uno de los mayores problemas sanitarios mundiales de nuestro tiempo, y hemos demostrado que muchas olas de calor fuera del mundo desarrollado han pasado prácticamente desapercibidas. La carga del calor en la mortalidad a nivel de país puede ser de miles de muertes, y los países que experimentan temperaturas fuera de su rango normal son los más susceptibles a estos choques”, comentó Dann Mitchell, coautor del estudio.