El impacto de un huracán no se limita solamente a los días de torrenciales lluvias y fuertes vientos, capaces de acabar con pueblos enteros. Tras su paso, las comunidades –aún golpeadas- deben enfrentar otras consecuencias asociadas a enfermedades (como diarreas o dengue), inseguridad alimentaria, estrés post traumático, entre otras.
Los efectos del cambio climático casi nunca vienen solos. Interactúan entre sí y con otros, lo cual trae consigo consecuencias cada vez más peligrosas para las personas y generando nuevas fuentes de vulnerabilidad, lo cual termina por agravar el riesgo general.
“Estos fenómenos meteorológicos extremos están ocurriendo simultáneamente, causando impactos en cascada que son cada vez más difíciles de gestionar”, destacaron los autores del más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), titulado Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad.
Este informe constituye la segunda entrega del Sexto Informe de Evaluación (AR6, por sus siglas en inglés) del IPCC. Mientras que el primer reporte se centró en analizar las bases científicas del cambio climático, esta nueva entrega evalúa los impactos en los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades tanto a nivel global como regional.
Asimismo, el informe –elaborado por 270 autores de 67 países- también examina las vulnerabilidades, capacidades y límites del mundo natural y las personas para adaptarse al cambio climático.
“Este informe es una advertencia terrible sobre las consecuencias de la inacción”, declaró Hoesung Lee, presidente del IPCC, a la vez que agregó: “Nuestras acciones de hoy determinarán la forma en que las personas se adapten y la naturaleza responda a los crecientes riesgos climáticos”.
Para Lee, este nuevo reporte “hace hincapié en la urgencia de una acción inmediata y más ambiciosa para hacer frente a los riesgos climáticos. Las medidas a medias ya no son una opción”.
Todo está conectado
Para los autores del informe, el cambio climático interactúa con tendencias globales como el uso insostenible de recursos naturales, la creciente urbanización, las desigualdades sociales, las pérdidas y daños por eventos extremos e incluso la pandemia, lo cual “hipoteca” nuestro futuro.
Para Debra Roberts, copresidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC, la interconexión de todos estos desafíos demandan “la participación de todos los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para dar prioridad a la reducción del riesgo, así como a la equidad y la justicia en la toma de decisiones y la inversión”.
“De este modo, se pueden conciliar diferentes intereses, valores y visiones del mundo. Al reunir conocimientos científicos y tecnológicos, así como los conocimientos indígenas y locales, las soluciones serán más eficaces. Si no se consigue un desarrollo sostenible y resiliente al clima, el futuro de las personas y la naturaleza no será óptimo”.
En este sentido, y según Roberts, hacer énfasis en las soluciones “no consiste únicamente en ofrecer una lista de posibles cosas que se podrían hacer, sino también evaluar la eficacia y la viabilidad de las mismas”.
Para ello, se requiere solventar vacíos de información, y por ende se necesita más investigación, para conocer cuál es la efectividad de las medidas de adaptación que actualmente se ejecutan o se proyectan implementar.
Si bien el cambio climático tiene una escala global, sus impactos se experimentan diferenciadamente a nivel local, por tanto, este análisis sobre la efectividad debe realizarse regionalmente.
Liliana Miranda, investigadora peruana y autora principal del informe, apunta que América Latina necesita más investigación sobre “qué es exactamente lo que nos va a ocurrir”. “Se requiere más conocimiento científico para ser más precisos y poder bajar los escenarios a la realidad de poblaciones específicas y así poder tener medidas más acotadas”, declaró en una conferencia de prensa convocada por Periodistas por el Planeta.
Por su parte, Hans-Otto Pörtner –también copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC- enfatizó en la importancia de la adaptación reducir los riesgos relacionados con el clima. Lamentablemente, a la fecha, los avances en materia de adaptación son desiguales y cada vez hay más diferencias entre las medidas adoptadas y las necesarias para hacer frente a los crecientes riesgos, según indica el informe. Estas diferencias son más acentuadas en poblaciones de menores ingresos, por lo que el tema de desigualdad también influye en la capacidad de las comunidades para adaptarse a los cambios que demanda el cambio climático.
Ahora bien, la adaptación tampoco puede ir sola. “La adaptación y la mitigación tienen que ir juntas, tienen que unir sus fuerzas para lograr hacer algo al respecto”, dijo Pörtner durante un webinar con periodistas, organizado por UN Foundation.
El IPCC también alerta de que la ventana de acción es cada vez más estrecha. La resiliencia ya es un reto con los actuales niveles de calentamiento y será más limitada si se supera el umbral de 1,5°C, incluso será imposible en algunas regiones si se superan los 2°C.
“El mundo debe perseguir tanto la mitigación como la adaptación a velocidades y escalas más allá de lo que hemos visto. Esto requiere una cooperación a escala mundial”, comentó Madeleine Diouf Sarr, presidenta del Grupo de Países Menos Desarrollados (LDC, por sus siglas en inglés).