Sin la ayuda de las aves y las abejas, los caficultores verían un descenso del 24,7% en el rendimiento de sus cosechas. Es más, la pérdida se calcula en aproximadamente $1.066 por hectárea. En otras palabras, la biodiversidad es la clave detrás de una mayor productividad cafetalera.
“Estos resultados ponen de manifiesto que la mejora de los hábitats para apoyar la biodiversidad nativa puede tener múltiples beneficios para el café, un valioso cultivo que sustenta los medios de vida rurales en todo el mundo”, se lee en el artículo científico publicado por Alejandra Martínez-Salinas (Nicaragua), Adina Chain-Guadarrama (México), Natalia Aristizábal (Colombia), Sergio Vilchez Mendoza (Nicaragua), Rolando Cerda (Bolivia) y Taylor Ricketts (EE.UU.).
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, concluyó que, gracias a los servicios ecosistémicos que las aves y las abejas ofrecen, sobre todo de forma combinada, los granos de café son más grandes y abundantes, lo cual incide en el rendimiento del cultivo.
Sin el servicio prestado por las aves, el rendimiento medio se reduciría en un 13,5% (1.744 kg/ha), esto debido a los efectos combinados sobre el cuajado (proceso de polinización y fecundación) y la masa del fruto, lo cual representa una pérdida económica de $584 por hectárea.
Si se excluyen las abejas, el rendimiento medio se reduciría en un 24,5% (3.161 kg/ha); esto representa una pérdida de $1.059 por hectárea. Pero, la mayor reducción de rendimiento se daría cuando se excluyen tanto las aves como las abejas: 24,7% menos de rendimiento (3.183 kg/ha), lo que representa $1.066 por hectárea.
“Identificar estas sinergias y compensaciones ecológicas y económicas entre los servicios ecosistémicos será esencial para cuantificar con precisión sus valores colectivos y gestionarlos eficazmente”, destacaron los autores.
Servicios combinados
En el mundo, el 87,5% de las plantas con flores, incluidas las responsables del 75% de los principales cultivos, se benefician de la polinización realizada por los animales. Otro servicio ecosistémico provisto por la fauna que favorece grandemente a la producción de alimentos es el control de plagas.
En el caso del café, las abejas contribuyen a la polinización y las aves ejercen el control de plagas. Para conocer las interacciones entre estos dos servicios los investigadores realizaron experimentos en 30 fincas cafetaleras ubicadas en Costa Rica.
Los experimentos consistían en excluir, mediante el uso de redes y bolsas, a las aves y las abejas del cultivo. Probaron cuatro tratamientos: en uno solo excluyeron a las aves, en otro solo a las abejas, en el tercero suprimieron a ambos, y el último lo dejaron al natural (este era el control o referente para comparar).
En cuanto a la polinización, si bien las plantas de café arábica (Coffea arabica) pueden autopolinizarse, los investigadores observaron que las abejas mejoraron la productividad del cultivo, ya que se incrementó el cuajado (9-50%), así como el tamaño y el peso de los frutos (7-27%), por tanto, aumentó el rendimiento.
“La polinización cruzada de las abejas también contribuye a la calidad del café, ya que reduce la frecuencia de semillas deformes y la caída de los frutos, aumenta la diversidad genética del polen y aumenta la uniformidad del peso de los frutos”, se lee en el estudio.
Para Martínez, si bien este no fue un tema que se evaluó en esta investigación, la polinización cruzada incrementa la variabilidad genética de los cafetos, brindando robustez a la planta para enfrentar enfermedades y cambios ambientales, entre ellos, los relacionados con el clima.
Las aves también contribuyen con la polinización, aunque en menor medida. Su mayor aporte está en el control de plagas. Específamente, en este estudio se observó que son importantes en la supresión de la broca (Hypothenemus hampei Ferrari).
La broca es un insecto que perfora el fruto del café. “Hay varios estadios, pero el más grave es cuando se come todo el fruto y se pierde rendimiento”, dijo Roger Solano, agrónomo y gerente técnico de Cafetalera Aquiares, quien explicó que este insecto se ve favorecido por la humedad relativa, por lo que podría verse beneficiado en escenarios de cambio climático.
La broca no solo afecta la calidad del café, sino que también facilita la entrada de infecciones bacterianas secundarias en el fruto perforado, lo cual impacta negativamente en el aroma, el sabor y la acidez. Este insecto también es portador de Aspergillus ochraceus, un tipo de moho que produce la micotoxina ocratoxina, la cual es cancerígena. Asimismo, un fruto brocado puede ser puerta de entrada para otras enfermedades causadas por los hongos.
“La supresión de la broca por parte de las aves varía entre el 1 y el 58% en los cafetales donde se permite que las aves forrajeen”, se destaca en el estudio. Los investigadores también vieron una mejora en el cuajado de los frutos y en el peso de estos.
“Las pequeñas aves insectívoras, como el cucarachero (Troglodytes aedon) o las reinitas (género Coereba), son las principales consumidoras de broca de café”, ejemplificó Martínez.
Con el incremento global de la temperatura, muchas plagas podrían ampliar su rango de distribución (como los insectos) o verse favorecidas por nuevas condiciones (como los hongos ante la humedad relativa). En este sentido, las aves pudieran desempeñar un papel cada vez más relevante para el café.
“Esos cafetales que tradicionalmente no tenían problemas de broca u otras plagas, porque estaban a una mayor altura, puede que sí los tengan a futuro debido al cambio climático”, dijo Martínez y añadió: “la acción de las aves, mediante el control de plagas, sí va a ser importante para frenar esa problemática cuando se llegue a dar. Evitar que los frutos sean brocados también tiene un montón de consecuencias positivas, ya que permite tener un fruto de mejor calidad y este se puede vender a un mejor precio, abriendo las puertas a otros mercados”.
A diferencia de otros estudios, esta investigación no solo evaluó estos servicios por separado, sino también las sinergias entre ellos. En este sentido, los científicos notaron que los beneficios eran mayores cuando se combinaban.
En cuanto al cuajado, por ejemplo, los efectos combinados fueron “significativamente mayores que sus efectos individuales, aumentando conjuntamente el cuajado proporcional de los frutos de 0,50 a 0,62 (lo que representa un incremento del 24%) en comparación con el tratamiento sin actividad”.
Los frutos pesaron más cuando no estaban brocados y procedían de ramas a las que tenían acceso las abejas. Asimismo, se observó una mayor uniformidad en el peso del fruto en las ramas a las que tenían acceso tanto las aves como las abejas, en comparación con los demás tratamientos.
Ganar-ganar
Para Martínez, el estudio evidencia las contribuciones que hace la biodiversidad al café, pero aclara que estos beneficios dependen del manejo que se haga de la finca.
Propiedades que cuentan con cobertura arbórea, ya sean árboles en los alrededores o parches de bosque dentro del terreno, buenas prácticas en cuanto a manejo de agroquímicos y residuos, así como protección de fuentes de agua, no solo sacarían mayor provecho de los servicios ecosistémicos provistos por la biodiversidad, sino que también se convertirían en zonas de conservación de esta.
“Es ganar-ganar. Por un lado, se promueve un sistema que es amigable con el ambiente y presta hábitat para la biodiversidad, eso hace que esa biodiversidad aumente y esté cómoda en ese lugar, lo cual viene a generar beneficios que son medibles y deseables para un productor de café”, dijo Martínez.
Incluso, estas fincas pueden integrar corredores biológicos que conecten núcleos de conservación como son las áreas silvestres protegidas; evitando, con ello, el aislamiento de las poblaciones. “Uno de los grandes temores es que esas áreas queden aisladas, rodeadas de una matriz hostil para la biodiversidad”, comentó Martínez.
Asimismo, en el proceso de creación de condiciones favorables a las especies, estas fincas están apostando por el concepto de Soluciones basadas en Naturaleza y, con ello, invirtiendo en acciones de mitigación y adaptación al cambio climático.
“Al aumentar cobertura arbórea no solo estamos protegiendo especies vegetales, sino que también estamos generando hábitat para especies de vida silvestre, y eso ya te cumple con el Convenio de Diversidad Biológica. Además, esos árboles nuevos están capturando dióxido de carbono, lo cual se puede ver como una medida de mitigación de las que se habla en la Convención de Cambio Climático. Ni se diga desde el punto de vista de la adaptación”, destacó Martínez.
A nivel agronómico también se ven beneficios. La finca de Cafetalera Aquiares cuenta con 500 árboles de Poró (Erythrina berteroana), los cuales dan sombra al café, aportan nitrógeno y controlan la erosión.
“Hay rangos óptimos de temperatura para que el café esté fotosintéticamente activo. Con la sombra, lo que hacemos es que la planta no se estrese tanto cuando hay mucho sol, porque -como medida de defensa- cierra estomas y no hay crecimiento, no produce”, explicó Solano.
El manejo de la sombra también ayuda en el control de enfermedades, sobre todo aquellas derivadas de la humedad relativa. Asimismo, otra ventaja de tener árboles en los cafetales es que “cuando hay periodos de sequía muy prolongados, los árboles ayudan a mantener la humedad del suelo”, manifestó el agrónomo.
“Tenemos muchos empates”, comentó Martínez en referencia a que una acción tomada en pro de la biodiversidad también puede ayudar a lidiar con el clima y favorecer la economía agrícola.
Del estudio se derivaron materiales educativos que son de acceso libre y gratuito.
- Afiche: Aves, abejas y el cultivo del café.
https://drive.google.com/file/d/1GBPm6Vz7rX7h8njW0gfcVaNYPqSywzJ0/view?usp=sharing
- Afiche: Las aves y el control de la broca del café.
https://drive.google.com/file/d/1gzHNcgNfGVLhpJqyDVRA6vqAfnttKaZL/view?usp=sharing
- Guía de buenas prácticas: Conservación de aves, abejas y los servicios ecosistémicos que estas prestan a la producción de café.
https://drive.google.com/file/d/1lS5fv7VlfZt7P2I9n2Wc1TkDe4V3rYEs/view?usp=sharing