Lograr una movilidad sostenible es un reto al que estamos obligados como sociedad debido a los efectos del cambio climático en la Tierra, que nos empuja a mirar hacia opciones de vida más sostenibles.
Según el International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA), el transporte fue responsable al 2010 por el 27% del uso de energía en la región latinoamericana. Entre el año 2000 y el 2012, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas al transporte crecieron casi un 49%.
Dentro del universo del transporte en América Latina, la flotilla de automóviles es responsable por aproximadamente el 37% del total de las emisiones del sector, mientras que transporte público, principalmente autobuses, representa menos del 10%.
Si vemos la realidad en el Perú, de acuerdo a la Gerencia de Transporte Urbano (GTU), el 99.03% de las unidades de transporte público utilizaba al 2010 petróleo como combustible.
El informe Lima Cómo Vamos señalaba en el 2010 que, además del evidente problema ambiental que trae consigo el uso de combustibles fósiles en la flota de las unidades de transporte público, los limeños perciben a este servicio como el segundo problema más importante de la ciudad.
Existe otro asunto por tratar en la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): el sentimiento de libertad que brinda el auto versus el transporte público. Latinoamérica y el Caribe es una región de ingresos medios, donde se puede observar que al aumentar el ingreso, disminuye el gasto de alimentos y se reasignan recursos hacia la educación, la salud y el automóvil privado: tener un auto es símbolo de ascenso social.
A esto le sumamos que “el transporte público no responde a ciertos criterios de eficiencia, calidad y seguridad que permitan la promoción viable del uso de movilidad para todo ciudadano sin discriminación económica”, según indica Jennifer Doherty-Bigara, asesora política y especialista en cambio climático, en el blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
¿Por qué en la actualidad debemos enfocarnos en movilidad y ya no sólo en transporte?
Primero la persona.
Según el Primer Informe Evaluando Lima, de Lima Cómo Vamos, si hablamos de movilidad, nos centramos en atender las necesidades de desplazamiento de las personas, de esta forma se prioriza a peatones, ciclistas y transporte público.
El informe de Lima Cómo Vamos 2011 nos menciona que la movilidad busca reivindicar el rol de ciudadano como actor principal en la ciudad, pues él utiliza la calle para desplazarse y lo hace, principalmente, siendo peatón o pasajero del transporte público.
A continuación, se comparte un análisis de las preferencias de los usuarios con respecto a las distintas formas de movilizarse entre el 2011 y el 2015, realizado en base a las encuestas de Lima Cómo Vamos. El transporte público agrupa a los combis (o custers), buses, sistema del Metropolitano, Metro de Lima (trenes eléctricos), mototaxis y taxis colectivos, mientras que el individual se refiere al uso de vehículo particular (auto o moto) y taxi individual.
Cabe indicar que para la mayoría de los años dicha pregunta fue realizada sólo a un grupo del total de los encuestados (usuarios que trabajan o estudian fuera de casa), mientras que para el 2013 se les preguntó a la totalidad de los encuestados.
Es absolutamente necesaria la implementación de estrategias y políticas destinadas a mejorar la calidad del transporte público, medio que utiliza la mayoría de la población. Datos presentados en el Informe de Lima Como Vamos 2013 nos permiten comprender que en Lima es necesario masificar el uso del transporte público:
“Con el tramo 2 de la línea 1 del Metro de Lima en funcionamiento y una ampliación de la flota de trenes, el sistema llega a realizar más de 300 mil viajes en un día hábil, en comparación a los 150 mil viajes diarios en promedio a diciembre del 2013.”
Asimismo, según dicho informe, en el año 2013 disminuyó el uso de combis frente a un incremento en el uso de buses:
“El cambio de unidades más pequeñas por otras con mayor capacidad es una señal de que se está migrando hacia un sistema de transporte que responda a las grandes demandas de una mega-ciudad como Lima y Callao.”
Según el informe de Lima Como Vamos, Evaluando Lima 2015, el 48% de limeños considera que el sistema de Metro de Lima debe ser el medio de transporte que predomine en la ciudad dentro de 20 años.
Pedaleando hacia el futuro.
Si hablamos de movilidad sostenible para enfrentar el cambio climático, entonces los ciclistas son pieza clave
“Iniciativas como las realizadas por la Municipalidad de Lima que en el 2011 inaugura el Ciclodía, ayudan a difundir la importancia de usar bicicleta, no sólo como un medio recreativo”, indica el estudio de Lima Como Vamos 2012.
Se calcula que, en el 2012, la implementación de ciclovías recreativas en Lima y Callao y del Proyecto Especial Metropolitano de Transporte No Motorizado (PEMTNM) ha prevenido la emisión de 526 toneladas de CO2 equivalente (526 t CO₂eq).
Según la Federación de Ciclistas Europeos (ECF), el automóvil es el vehículo que mayor emisión de CO₂ genera, mientras que la bicicleta es el vehículo más verde. La bicicleta emite 22 gramos (g) de CO₂ equivalente por pasajero (pax) por kilómetro (km), incluyendo la producción, mantenimiento y operación (excluyendo infraestructura y desecho). El autobús, incluyendo la producción pero no el mantenimiento, con 10 pasajeros por vehículo, emite 101g CO₂e/pax/km. El automóvil, por su parte, emite 231g CO₂e/pax/km, incluyendo su producción y considerando una tasa de 1.57 pasajeros por vehículo (sin considerar mantenimiento ni aire acondicionado) .
Por lo tanto, alentar el uso de la bicicleta como medio de transporte masivo es de mucha importancia por los beneficios de salud y medioambientales. Ya tiene un gran potencial, considerando que es el vehículo con mayor tenencia en Lima (se encuentra al menos una bicicleta en el 23.4% de hogares de Lima Metropolitana y Callao), según indica la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del 2014. En el año 2013 la misma encuesta dio a conocer que la bicicleta es actualmente usada principalmente para fines recreativos, no para transportarse, principalmente porque la ciudad no está diseñada para que las personas puedan movilizarse en bicicleta de manera segura.
En consecuencia, se requiere migrar hacia un modelo donde se aplique el enfoque de movilidad sostenible, y que esta sea impulsada a través de energía limpia, amigable con el ambiente y adecuada para nuestra salud. Según los datos preliminares de un análisis realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en el marco del programa EUROCLIMA, el aumento de la flota de automóviles en la región llegará a 200 millones de unidades en 2050, lo que implicará un aumento de la demanda de combustibles y de GEI y otros contaminantes nocivos para la salud y el medio ambiente.
Para Walter Vergara, especialista senior del World Resources Institute (WRI), la principal medida para ahorrar energía en América Latina es el transporte eléctrico. En un intercambio con periodistas latinoamericanos organizado por ConexiónCOP y El Árbol, el experto señaló que la eficiencia que presenta el motor eléctrico es 90% más eficiente que uno de ciclo otto o diesel.
Asimismo, mencionó que se necesita atraer el desarrollo tecnológico de los sistemas de movilidad colectiva, así como incentivos económicos. Está en nuestras manos exigir políticas públicas más responsables con nuestro ambiente y nuestro futuro. La tarea es conjunta, actores del estado, privados, sociedad civil deben trabajar por lograr esta evolución del transporte.